No te tengo miedo/Loser Club, Henry Bowers y tú/

Capitulo 17.- Disculpas.

- ¿qué haces aquí?- pregunté.
El chico se levantó y camino a mi. Cerré la puerta con seguro.
Henry estaba muy cerca de mi, trague saliva, no sabía que podía hacerme. El chico me tomó de la mano. Queria apartarla, pero lo mire, no era el mismo Henry de siempre, ahora se veía vulnerable, triste, no podía ver al chico malo que si lo quería golpearía a cualquier chico.
Después de unos segundos aparte mi mano.
- quédate aquí- dije sería.
Salí de mi habitación lentamente. Camine al piso de abajo y tome dos vasos, los llene de agua y camine de regreso al cuarto. Probablemente mi madre ya se habría dormido. Entre y cerré la puerta.
Le extendi el vaso, el lo tomó y lo puso en el suelo. Yo camine a mi cajón y saqué la pastilla, la tome y suspire.
Mire a Henry, se veía desarreglado. Camine con cautela en dirección a mi cama. Cuando llegue me senté frente a el. Nadie hablaba, estuvimos así por unos minutos hasta que el se acercó a mi. Yo no sabía que quería hacer, pero no retrocedí.
Miraba como se acercaba cada vez más, hasta que se abalanzó a mi, escondió su cabeza en mi cuello. Estaba en shock, no sabía realmente que estaba pasando. La respiración cálida de Henry en mi cuello me sacó de mis pensamientos.
Intenté apartarlo, pero el se mantenía firme.
Después de unos minutos el se apartó. Lo miraba confundida.
- lamento lo de está tarde- murmuro.
- no te preocupes- respondí sorprendida.
- no en serio, ahora tienes heridas por todas partes- dijo.
Sonreí, pero después de unos minutos deje de sonreír.
- mi madre no te puede ver aquí- respondí.
- bien, me voy- dijo el mientras se ponía de pie y caminaba a la ventana.- solo una última cosa, ¿Aceptas mis disculpas?- preguntó mientras rascaba su nuca.
- si- dije.
El salió por mi ventana pero antes de que pudiera irse camine hacia el. Luego camine a mi clóset y saqué una linterna.
- no quiero que te pierdas- le dije.
En el rostro de el se formó una sonrisa.
Nos quedamos así, hasta que lo abrace, me separé rápidamente. Lo miraba a los ojos, hasta que se acerco a mi.
- ¿qué haces?- pregunté.
Sabía que hacía, me quería besar, pero no será tan fácil.
- nada, sabes que duerme bien, me voy- dijo con un pequeño sonrojo en sus mejillas.
- tu también duerme bien- dije con un sonrisa.
El bajo por el mismo árbol por el que yo había trepado hace unas horas, vi como prendía la linterna, lo seguí con la mirada hasta que doblo en una esquina.
Cerré la ventana, me cambié de ropa rápidamente, note las raspaduras en mis piernas, pero pareció no importarme. Me recosté y sin más dormí.