Capitulo 20.- ¿Qué carta?.

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Comenzaba la última semana de clases. Se podría decir que era una alumna promedio, me gusta aprender, pero no me gustan las clases aburridas donde los maestros solo hablan hasta que se les acaba el tiempo.
Estoy en la clase de historia, no entendía la clase, miraba por la ventana, se puede decir que lloverá pronto, apoyada sobre mis brazos esperaba impaciente la hora de que ya acabará la estúpida clase. Stan, quién siempre se sentaba a mí lado, apuntaba todo como si su vida dependiera de eso, después de clases lo invitaría a mi casa, para pedirle los apuntes.
El timbre sonó, salí disparada. Camine por el largo pasillo, mire mi casillero, está vez no se encontraba Henry apoyado sobre el. Estaba confundida, camine a mi casillero, lo abrí y una pequeña hoja cayó al suelo. La tomé con cuidado, seguro es de otra de las bromas de Greta, la arrojé al bote de basura y tomé mi libreta que necesitaba para mi clase de matemáticas. Camine al salón rápidamente.
Necesitaba ver Henry, pero no estaba, seguramente debe de estar por ahí, bebiendo alcohol con su pandilla. Llegué al salón, entre y me senté. Pase mi mano por mi cabello y suspiré.
Después de unos minutos Stan llegó, intento hablarme pero me negué a escucharlo.

Después de esas largas horas de escuela, al fin podía irme a mi casa, mis amigos intentaron preguntarme que sucedía conmigo, según ellos estos últimos días he estado muy distante.
Camine a mi casa, al final le pedí los cuadernos de Stan.
El viento soplaba moviendo algunas hojas a su paso.
El cielo gris hacia esa tarde hermosa a mis ojos, no hacía calor, las personas al ver qué probablemente habría una tormenta se resguardaba en sus hogares, haciendo que la calle estuviera vacía.
Caminaba, llevaba los libros de Stan en mi mochila, pateaba algunas piedras por el camino, mis manos se aferraban a las correas de mi mochila.
Estaba a un par de calles de mi casa. No tenía ganas de ir a mi casa, ese lugar es deprimente, estoy sola todo el tiempo.
Camine lo más lento posible a mi casa, cuando llegue abrí la puerta, dejé caer mi mochila a un lado de la puerta y subí a mi habitación. Después de unos minutos regrese por mi mochila.
Me senté en mi escritorio y comencé a apuntar cada una de las cosas que Stan había apuntado. Ya habían pasado dos horas y media. Había terminado de apuntar todo. Me aburría, se supone que, según lo acordado, Henry estaría en mi casa hace 15 minutos, sabía que no vendría, tal vez debe de estar molestando a alguien por allí o bebiendo todo lo que su cuerpo soporte.
Me levanté, estaba aburrida, cancele mis planes con mis amigos solo para pasar unas horas con un estúpido chico y no llegaba. Mire por la ventana, parecía que llovería. Rejunte algunas cosas, estaba lista para irme, esperaba encontrar a los chicos donde dijeron que irían.
Abrí la puerta de mi cuarto, pero unos pequeños toques provenientes de mi ventana hicieron que diera media vuelta.
Era Henry. Con los ojos entrecerrados camine hasta llegar a la ventana. Quite el seguro de esta y camine hasta sentarme en mi cama.
El chico abrió la ventana, paso a mi cuarto y cerró la ventana.
Parecía que Henry no había dormido en días, sus ojos se encontraban rojos, sus manos temblaban y su pecho subía y bajaba como si hubiera corrido hasta aquí.
Lo inspeccione, mi mirada se clavó a la altura de sus hombros, tenía moretones, sabía que se metía en problemas, pero no sabía que el tuviera problemas.
El chico camino hasta que quedó frente a mi, después de unos segundos, el se alejó y  se sentó en la silla de mi escritorio.
Seguía mirándolo, el chico miraba mis cuadernos. No sabía que sucedía.
Camine lentamente hasta que me coloque atrás de el, coloque mi cabeza sobre la suya y pase mis manos por sus brazo hasta llegar a sus manos. Sus manos, se encontraban frías, les di la vuelta y me encontré con pequeñas marcas, había estado golpeando a alguien o a algo.
Lo obligue a que se levantará de la silla. Lo mire a los ojos, el chico se mantenía ahí, no hablaba, no se movía, solo estaba allí.
Pase mi vista a sus labios, quería besarlo, pero, no era el momento.
Camine a mi cama, me senté y di unas palmaditas a mi lado para que el también repitiera mi acción. El chico se sentó.
Coloque mis manos en sus mejillas.
- ¿quieres hablar del tema?- pregunté.
El chico negó. Si no quería hablar del tema, solo estaría ahí para apoyarlo.
El chico indeciso, se acercó lentamente a mi. Me abrazó, no podía moverme a causa de sus brazos tenían acorralados a los míos.
El comenzó a acariciar mi cabello.
Su respiración se estabilizó, se apartó lentamente y se acostó boca arriba, Henry miraba el techo mientras tenía sus manos sobre su estómago.
Imite su acción, mientras pensaba en miles de cosas que pudieron haberle sucedido.

- ¿leíste mi carta?- Preguntó Henry.
Giré mi cabeza a su dirección. Sus ojos se encontraban más brillosos que antes.
Intentaba recordar algo relacionado con una carta.
- ¿qué carta?- Pregunté.
- ya sabes, la que estaba en tu casillero- dijo.
Mierda, era una carta, creí que era un insulto más de Greta. Sentí calor en mis mejillas.
- creí que era de parte de Greta- conteste avergonzada.
La mirada del chico regreso al techo.
- bueno, igual y no soy bueno escribiendo, ya sabes no me va bien en esto del amor y los sentimientos- dijo el chico.
Me acerque a el, pase mi brazo por su abdomen. El chico me miró y después el también me abrazo.
Estábamos abrazados, pensaba en todo lo que pudiera ocurrir si alguien nos viera, mi madre se decepcionaría si supiera que su hija mete a un chico a su casa y mis amigos, probablemente se enojarían si supieran que el chico es Henry Bowers, el bravucón que se ha encargado de hacerles la vida imposible.
Me levanté, quedando sentada, el chico hizo lo mismo, mientras observaba cada uno de mis movimientos.
Pase mis manos por sus mejillas y lo bese, necesitaba besarlo, llevaba todo el día deseando un beso suyo.
Me separé de él, con una sonrisa en mi rostro. El chico se volvió a acercar, quería volver a juntar nuestros labios, el estaba a punto de hacerlo, pero voltie mi rostro haciendo que el chico besara la comisura de mis labios.
- debe de estar apunto de llover, creo que debes irte- dije.
El chico asintió no muy convencido, se acercó a mi, sabía que esperaba un beso, pero no podía besarlo. Al no tener una respuesta de mi parte el chico salió por mi ventana.
Talle mis ojos y pase una mano por mi cabello. Me acerque a la ventana, antes de que bajara llamé su atención.
- sigue viniendo Henry- respondí.
El chico sonrió, asintió y se fue.
Me recosté en mí cama, me levanté y camine a mi clóset. Saque la caja con cosas de mi padre. Mire las fotos de pájaros que coleccionaba. Mire nuestras fotos juntos, cuando aún eramos una familia.
Sequé unas lágrimas que caían por mis mejillas. Coloqué la caja en su lugar y saqué un libro.

No te tengo miedo/Loser Club, Henry Bowers y tú/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora