Capitulo 42.- Stan ya es un hombre.

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Sentada sobre una silla, miraba atenta el cielo, por mi ventana miraba el cielo azul, había algunas aves hermosas.

Pensaba en como los amigos de Henry tenían un estilo de humor medio, pero en general, no sabía porque molestaban a los chicos.

El teléfono sonó. Baje al primer piso y sin tomar mucha importancia descolgué el teléfono.

- hola, me gustaría hablar con _______, soy Stan.- hizo una pausa.- su amigo.
- hola Stan.- dije
- oh, hola, quería invitarte a salir, digo, solo quiero arreglar las cosas.-
- claro.- dije.
- bueno, ¿nos podemos ver en mi casa a las 5 p.m.?.- dijo.- voy a tener una pequeña reunión, sabes el chico con el que estás hablando ya es todo un hombre.- añadió con orgullo
- ahí estaré, por cierto, felicidades.- contesté.

Regresé el teléfono a su lugar.
Mire el reloj de la pared 12:04 p.m.

Aún tenía tiempo, así que decidí darme una ducha.
Cuando termine mi ducha, me cambié, como no había lavado nada, no tenía ropa, solo tenía un vestido amarillo pastel.

Me puse el vestido, me quedaba bien, me miraba en el espejo, aún que sonara mal, combinaba con los pequeños rasguños en mis brazos. Me quedaba bien, pero no volvería a utilizarlo.
Cómo probablemente los padres de Stan estarían en la casa, me quería ver presentable.

Peiné mi cabello dejándolo suelto, coloque un listón negro en mi cabello. En mis pies coloqué unos zapatos negros los cuales no había utilizado hace mucho tiempo, se podía ver un poco de mis calcetines blancos, pero sentí que le daría un toque, así que me los deje puestos.

Por alguna razón recordé que Stan ama todas las cosas que tienen que ver con las aves.

De mi clóset saque la caja donde había cosas que no utilizaba.
En el fondo había una pequeña caja de plástico llena de fotografías de todo tipo de aves.
El recuerdo de que mi padre las coleccionaba me inundó de tristeza, pero sabía que no era bueno conservarlas. Tenía que desahacerme de esas fotografías, no me gustaban y tan solo me recordaban a mi padre, no estaba queriendo decir que no quería recordar a mi padre, pero él hubiera querido que alguien más disfrutara las fotografías, que yo las tuviera en un clóset no era lo mejor, lo mejor era que se las regalara a Stan.

Limpié el polvo de la caja y le coloqué un listón azúl marino en forma de moño.

Mire el reloj de mi mesa, 4:27 p.m.

Salí de mi casa.

(...)

Llegué a la casa de Stan, toqué la puerta lentamente.
Una señora abrió la puerta.

- hola, ¿se encuentra Stan Uris?.- dije tímidamente.
- tú debes de ser _______, Stan no dijo que eran tan linda.- dijo la señora mientras estrujaba mis mejillas con mis manos.- pasa, cariño.

Mis mejillas se tornaron rojas.
Pasé, la señora me acompaño hasta llegar a una sala.
No había adultos, solo niños que me imagino que son familiares de Stan.

Stan lucían muy bien, su traje lo hacía lucir genial, pero su cabello peinado me daba risa. También estaba Richie, verlo con traje era raro, pero también lo hacía lucir bien.

- carajo, ¿qué te sucedió?.- me preguntó Richie.

Stan se acercó a mí y me abrazo.

- toma.- le entendí la caja.

Stan la abrió.
Un brillo apareció en sus ojos y se apresuró a abrazarme.
- gracias.- dijo.

(...)

Seguimos conversando, hasta que la reunión se terminó.
La madre de Richie me llevó a mi casa.

No te tengo miedo/Loser Club, Henry Bowers y tú/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora