Era un inicio de año más en la escuela; los nuevos estudiantes llegaban luego de terminar la primaria y los veteranos de la secundaria estaban listos para acabar con la autoestima de ellos. Esto es típico en todas las escuelas… ¿supongo?
Es como en el reino animal; el más fuerte le gana al más débil, y al final, se lo come. Gran explicación para esta situación.
Sin embargo, hay casos excepcionales donde las personas son rechazadas aun sin ser alumnos de nuevo ingreso. Estos son a los que muchos llaman “los renegados” “la escoria” “los inadaptados” y muchos adjetivos más. Pero ¿realmente las bromas pueden quedar en nada? ¿Qué sucedería si alguien llegara al punto de colapsar y tomar cartas en el asunto? No lo sé. Supongo que esa sería la chispa que iniciaría el fuego.
“Atención todos. Los estudiantes de último año preséntense al auditorio de inmediato”
_ Ahhhh… ahora que quieren, ¿no es suficiente tenernos encerrados en esta cárcel?- Reynaldo estiraba sus brazos mientras caminaba junto a mí hacia el auditorio de la escuela.
_ Cálmate Rey, es para darle la bienvenida a los de último año. Además, recuerda que si aprobamos los exámenes finales seremos aceptados en la universidad sin hacer pruebas de admisión.
_ Sí, estoy al tanto de eso “señor sabelotodo”. Pero debemos pasar un año de preparatoria de todos modos. Esa no es ninguna ganga ¿o sí?- me encogí de hombros.
Discutir con Rey era como hablar con las paredes; están ahí, pero no te escuchan.
_ ¿Ya le dijiste a tu padre Iván?
_ ¿Acerca de qué?- pregunté aunque ya sabía a qué se refería.
_ De la carrera que planeas estudiar. Recuerda que tu padre quiere que seas un policía como él.
_ No es mi problema.- respondí con la mayor cantidad de indiferencia que pude para que el comentario pusiera punto final a la conversación.
Supongo que es buen momento para presentarme…
Mucho gusto, mi nombre es Iván García, tengo 18 años y soy estudiante de undécimo grado. Hay personas que me llaman un buen chico, pero no lo soy, o tal vez lo soy pero en el pasado era un chico malo. No lo sé. El hecho de ser sobresaliente, no solo en apariencia física sino también en mis calificaciones, no me garantiza nada.
_ ¡Oh vamos! Iván, sabes que la opinión de tu padre te importa de una u otra forma- continuó Rey mientras dejaba caer su pesado brazo sobre mis hombros. Lo empujé con un codazo.
_ Ya tomé mi decisión de lo que haré porque, a diferencia de ti, yo no soy un flojo.
Ambos reímos mientras íbamos camino al auditorio, sin embargo, algo llamó nuestra atención. Frente a la puerta de la oficina del director, una mujer estaba llorando.
_ Iván ¿esa no es la madre del chico que se chamuscó?- Rey la señaló con un ademán de su barbilla.
_ Sí, es ella. Según escuché, solo le entregaron una pila de huesos calcinados y un poco de carne quemada para darle cristiana sepultura. Debe ser muy difícil para ella, después de todo, no tenía más hijos.
Ambos apartamos la vista y nos apresuramos a la puerta del auditorio porque el profesor esperaba por nosotros para cerrarla. Luego de entrar, subimos los escalones hasta encontrar un lugar donde sentarnos y esperar a escuchar las palabras del director.
Era reconfortante saber que el mismo grupo del curso pasado había quedado con nosotros este año, sin embargo, ahora había un cupo vacío debido a la horrible tragedia que había sucedido.
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Ignis (Abigail N.K.)
أدب المراهقينUna serie de accidentes perturban la paz de una ciudad, siendo el único elemento en común el fuego. De forma involuntaria, un joven llamado Ivan quedará atrapado en medio de estos sucesos, sin tener la menor idea de que las cosas no son tan simples...