Capítulo 16: Reencuentro

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Eran las 09:00 p.m. del sábado cuando salí de mi casa en busca de Vanessa.

La noche estaba helada a causa de la época del año; dentro de unos pocos meses incluso las clases terminarían. Me fui caminando todo el trayecto hasta la parada del autobús y me monté en el último que trabajaba a esa hora.

La dirección era una nueva urbanización que se estaba construyendo a unos 20 minutos de trayecto de donde vivía. Había decidido no contarle a nadie lo sucedido, porque no podía correr el riesgo de que a Vanessa le pasara algo por mi causa.

Llegué a mi destino. El camino que llevaba a las casas estaba tenuemente alumbrado por algunas luminarias.

Comencé a caminar.

Mi avance era rápido y seguro. Necesitaba ver a Vanessa y saber que ella estaba bien. Seguí caminando y mis pasos se volvieron zancadas. A lo lejos, podía ver encendida una pequeña luz en una de las casas que ya estaba terminada.

Eché a correr lo más rápido que pude. En mi mente solo resonaba el nombre de Vanessa. Por fin podía volver a verla, por fin la iba a volver a abrazar e iba a besar esos labios.

Alcancé la puerta y toqué.

_ ¿Vanessa?-el sonido fue como un eco fantasmal.

Iba a volver a llamar, cuando escuché como el seguro se deslizaba de la puerta y el pomo giraba.

_ Iván.

Tomé a Vanessa entre mis brazos. No lo podía creer, ahí estaba ella, sana y salva.

_ Estás bien.- dije mientras mis manos acariciaban su rostro. Estaba demacrada y un poco más delgada, pero era ella y estaba a salvo.

_ Pensé que ya no volvería a verte Iván.- susurró Vanessa.

Ella me abrazó. Estaba seguro que estaba sollozando. Podía sentir su frágil cuerpo moverse bajo mis brazos.

_ Todo va a estar bien Vanessa, te lo prometo. Todo va a estar bien, todo…

Entonces un sonido metálico acabó con mi momento de felicidad.

_ Claro Iván, todo va a estar bien ahora.

Esa voz… oh por Dios, era esa voz.

Voltee al instante para descubrir el origen de la misma.

_ Hola Iván- dijo René mientras golpeaba un enorme bate de aluminio contra una de las luminarias de la calle.- Te sugiero que te alejes de esa chica Iván, es extremadamente peligrosa.

_ ¿Qué demonios…?

Fue en ese instante que las luces de una hilera de autos me enceguecieron. Solté a Vanessa por un momento para cubrirme los ojos, entonces alguien la arrebató de mi lado.

_ ¡Iván!- chilló Vanessa mientras dos mujeres robustas y uniformadas como policías se la llevaban a la fuerza hacia la patrulla.

_ ¡Vanessa!- me apresuré para sujetarla, pero un brazo fuerte me tomó por el cuello de la camisa y me aventó al suelo, haciéndome caer.

_ Mantente alejado de esto mocoso, o te quebraré las piernas con este juguetito.- dijo René mientras agitaba aquel bate de aluminio frente a mis narices.

_ ¡Iván! ¡Ayúdame! ¡No dejes que me llevan! ¡Yo no hice nada!

_ ¡No la toquen! ¡Vanessa!- me levanté rápidamente y pude escabullirme lejos de René.

Corrí lo más rápido que pude, pero ese lapso de tiempo pasaba en cámara lenta. Estaba tan cerca de tomar su mano cuando una figura alta y fuerte se interpuso frente a mí.

_ ¡Iván reacciona! Debes salir de aquí hijo. Suficientes problemas hay para que sigas jodiendo las cosas.

_ ¿Papá?

No podía creer eso. Mi propio padre estaba trabajando en esta desquiciada función de circo que se desarrollaba frente a mis ojos. Podía escuchar los gritos de Vanessa detrás de él, pero el asombro me había dejado estupefacto. ¿Por qué René estaba aquí? ¿Por qué mi papá estaba aquí? ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué la policía se estaba llevando a Vanessa? Esas y muchas otras preguntas cruzaron mi mente en el momento que Vanessa gritó.

_ ¡No dejes que me hagan daño Iván! ¡No dejes que le hagan daño a nuestro hijo!

_ No…- respondí con la voz plagada de horror- ¡NO LA TOQUEN MALDITOS BASTARDOS! ¡DÉJENLA EN PAZ! ¡DÉJENLA!

Comencé a forcejear para apartar el muro de contención que era mi padre, entonces un puñetazo impactó directamente a mi mejilla, haciendo que me desplomara nuevamente.

_ Escúchame bien Iván, porque esta es la única vez que lo diré. Estas metido en serios problemas por haberle ocultado a la policía el paradero de una criminal y me importa una mierda si es tu novia o no. Además…- dijo mientras se agachaba hasta estar frente a mí.- Sigues siendo el mismo mocoso estúpido que eras hace tres años. Volviste a cometer la misma estupidez de aquella vez, pero ahora la cosa se jodió más. Así que te sugiero que cooperes y muevas tu culo inmaduro a la comisaria conmigo. ¿Entendido?

Escupí un chorro de saliva con sangre mientras mi padre se ponía en pie.

_ Estoy decepcionado de ti- susurró.

_ ¿Qué?-  pregunté con ironía- ¿Ahora quieres jugar a ser un buen padre?

Lo fulminé con la mirada.

Él se volteó para observarme, e iba a decir algo más, pero René se acercó a mí primero.

_ Deja de decir tanta basura pequeño imbécil- y quedé noqueado de un solo golpe.

Ignis (Abigail N.K.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora