Capítulo 29: Carbón

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_ Gracias por traerme Antonio. No tardaré mucho.

_ Tómate tu tiempo Iván, no te preocupes por mí.- asentí.

Salí del auto y me encaminé hacia la puerta del hospital psiquiátrico.

Estaba nervioso.

Aun no sabía qué decir, y aunque en mi mente había repasado todas las posibles reacciones que Vanessa podría tener respecto a la noticia que estaba a punto de darle, estaba seguro que la realidad sería otra.

Atravesé la puerta y tuve la oportunidad de saludar a algunos de los enfermeros con los cuales había entablado amistad en los últimos años. Eran personas muy amables, tanto que me permitían pasar unos minutos más junto a Vanessa. Les estaba muy agradecido por ello.

La rutina fue la misma. Me revisaron en busca de alguna sustancia u objeto ilegal, y luego me encaminaron hacia la sala de visitas.

_ Hola Vanessa.- saludé a mi novia.

_ Hola Iván.

Avancé hasta sentarme frente a ella y coloqué mi mano sobre una de las suyas. ¿Desde cuándo Vanessa lucia tan radiante como ese día?

Como si hubiera leído mi mente, Vanessa me dedicó una cálida sonrisa. Mi corazón enloqueció. Me  sentía feliz y libre de cualquier preocupación cuando volvía a estar junto a ella. Era imposible no albergar tales sentimientos al recordar que habíamos luchado juntos, y finalmente, Vanessa no había vuelto a tener una crisis en los últimos tres años.

Estaba curada. Estaba seguro de ello.

_ Hoy el doctor Salazar hablará con el Juez, si todo sale bien podrás irte a casa Vanessa.- le dije en el tono más esperanzador que pude usar.

_ Si Iván, lo sé. Finalmente, esto se acabará.

Toqué el rostro de Vanessa y ella cerró los ojos a mi tacto. Fue sorprendente lo que los años habían causado en su cuerpo. Ahora, siendo una mujer, Vanessa había madurado toda la belleza que desde su juventud poseía. Era grandioso que, mes con mes, mi amor y deseo por ella se hicieran más fuertes, al igual que el anhelo de volver a verla y de tenerla a mi lado.

Esos pensamientos acudían constantemente a mi cabeza desde que escuché al doctor Salazar decir que el Juez haría una evaluación a Vanessa para ver si ya era apta para volver a integrarse a la sociedad.

Habíamos hablado muchas veces de las cosas que haríamos juntos una vez que ella saliera de ese lugar.

Decidimos que lo primero sería desaparecer de este sitio. Irnos muy lejos, a un lugar donde nadie nos conociera. Donde fuéramos exiliados. Vanessa se había reído con ese comentario. Esos planes eran los que mantenían fuerte a mi novia. Eran la mejor forma de tranquilizarla.

Cumplí mi promesa. La esperé durante esos diez años.

Pero ahora, mientras celebrábamos el hecho de que el Juez pudiera dejarla en libertad, no sabía cómo decirle que me tenía que ir.

_ Vanessa…

_ ¿Si Iván?-  preguntó ella a la expectativa.

_ Necesito decirte algo importante.- hice una pausa para pensar bien las palabras que iba a utilizar- Veras… en el trabajo me han ofrecido un nuevo puesto.- comencé mencionando lo que ella ya sabía.

_ Si- dijo Vanessa- Ya me lo habías dicho.

_ Lo que no te he contado es que… para acceder a él, debo cubrir una noticia fuera del país. Vanessa…. debo ausentarme durante unos meses.

Vanessa me observó en silencio.

El pánico y el asombro se apoderaron de su rostro en un instante. Comenzó a ponerse nerviosa y a observar en todas las direcciones.

_ No puedes dejarme aquí Iván. Me prometiste que no me abandonarías, me dijiste que esperarías por mí.

Vanessa comenzó a levantarse de la silla, pero la sostuve por los hombros.

_ Mírame Vanessa- pero ella no quería hacerlo- Mírame, por favor. No te estoy abandonando. Estoy haciendo esto por el bien de nuestro futuro. Lo hago para que podamos estar juntos, tu y yo, nadie más. Entiéndelo por favor.

_ No Iván, estas dejándome.

Vanessa se cubrió los oídos y comenzó a mecerse en la silla. Me dolía ver que tan frágil era en esos momentos, y por un instante, por un minúsculo instante, se cruzó por mi cabeza la idea de que ella aun no estaba lista para salir de ahí.

_ Escúchame Vanessa- dije mientras me colocaba frente a ella- Yo volveré, solo serán uno o dos meses a lo sumo. Pero necesito que tú pongas de tu parte en ese tiempo. ¿Me entiendes?- ella no respondió. Tuve que agitarla un poco- Vanessa ¿me entiendes?

_ Si…- respondió.

_ Prométemelo Vanessa, prométeme que te mantendrás fuerte, así como yo lo he hecho durante estos años. Dilo.

Vanessa titubeó por un momento pero luego recobró la compostura.

_ Lo intentaré Iván.

_ Está bien… con eso ya me puedo ir más tranquilo.

_ El tiempo se terminó- anunció uno de los enfermeros.

Asentí. Le di un beso a Vanessa en la mejilla.

_ Mantente fuerte Vanessa. Yo volveré, te lo prometo.

Salí de la habitación sintiéndome mal por dejar a Vanessa tan agitada.

Cuando finalmente estuve fuera del hospital, busqué rápidamente el auto de Antonio para irme de ahí. Necesitaba desaparecer antes de cometer una estupidez como echarme atrás con ese viaje.  

_ No te ves muy bien Iván ¿Cómo se lo tomó Vanessa?- mi amigo estaba preocupado.

_ No tan bien como yo imaginé.

_ Era de esperarse.

_ No puedo rechazar esta oferta Antonio, es por el bien de ambos que lo hago.- él asintió.

Antonio me llevó a casa para que tomara las maletas y luego nos dirigimos hacia el aeropuerto.

Perfectamente pude haberme ido sin decirle una sola palabra a Vanessa, pero no quería preocuparla. Aunque ahora dudaba en que si la noticia había ayudado o no a su estado mental.Me dispuse a no pensar más en eso, después de todo, solo me iba a ausentar un corto tiempo.

Nada malo podría pasar, ¿verdad?

Ignis (Abigail N.K.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora