Capítulo 0: Noticias

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Reporte de última hora…

“Hoy en el noticiero de las 08:00 p.m. veremos un conmovedor reportaje acerca de una de las mayores desgracias que ha sucedido en la ciudad. Se trata, nada más y nada menos, que la vida de Vanessa Solís, quien fue condenada a permanecer en un hospital psiquiátrico por el asesinato de la joven Meyling Padilla. En exclusiva, no se pierdan de…”

_ Ver las noticias… se ha vuelto muy aburrido…

Iván toma el control remoto y apaga el televisor.

No necesita ver esa noticia para conocerla. Ha pasado 32 años de su vida preparándola.

René había sido muy cruel al darle semejante carga, pero había hecho lo correcto…

Hizo lo necesario para mantenerlo vivo.

El teléfono de su casa comenzó a sonar, pero Iván no estaba interesado en responder ninguna llamada, así que la contestadora poco a poco comenzó a llenarse de mensajes de sus subordinados. Lo felicitaban por el excelente trabajo que había realizado para ese documental, exaltaban su talento y el posible número de televidentes que estarían viendo las noticias a esa hora.

Sacaban a relucir la pesada agenda que tendría estos próximos meses al dar entrevistas acerca de los porqués de esa primicia. Todos celebraban el éxito de Iván…

Menos él.

Levantándose con dificultad, Iván comenzó a caminar hacia el armario de su cuarto para sacar nuevamente aquel cofre que guardaba con recelo.

Ahora, al estar a menos de un mes de cumplir los 60 años, se hacia la pregunta de si había valido la pena esforzarse tanto en revelar la verdad detrás de toda esa historia. Y es que,  ¿De qué había servido?

No había servido de nada porque ella no volvió a él, y nunca lo haría.

Después de la charla en el cementerio, Iván había decidido cumplir el nuevo fin que René había programado en su mente. Y comenzó a trabajar en ello.

No solo el licor, el cigarro y las drogas pueden ser adicciones para el ser humano, el amor y el trabajo también son nocivos. Iván trabajó diligentemente para cumplir su meta e invirtió muchos años de vida y esfuerzo para escalar lo más alto de la jerarquía. Llegó a ser su propio jefe y tener un canal al aire.

El poder, dinero, recursos y talento no le faltaban. “Lo tienes todo” le habían dicho sus compañeros más cercanos al ver el éxito que durante sus años logró.

_ Lo tengo todo, pero menos a ella.- susurró.

Con el cofre entre sus manos, Iván comenzó a sacar cada una de las cosas que había guardado durante estos años. Las fotos de Vanessa, los documentos relacionados al caso, el diario. Poco a poco deja cada uno de estos objetos dispersos a su alrededor y recuerda los momentos que vivió en aquella juventud ya muy lejana.

_ No tuve el valor de hacerlo- dice con voz cansada. Apesadumbrada.

¿Cuántas veces durante esos 32 años no había intentado atiborrarse de licor o fumar hasta que un cáncer de pulmón lo matara? Pero los traumas, una vez arraigados, son difíciles de superar. Nunca pudo beber una gota de licor o fumar un solo cigarrillo.

Pero el trabajo fue su escape.

Trabajó y trabajó hasta el punto del colapso. La salud de Iván ahora era pésima; los huesos le dolían, era hipertenso, estaba pre diabético, pero aun así seguía vivo y eso lo mortificaba. ¿Cuánto tiempo hacía falta para que pudiera reunirse con ella?

Con lágrimas en los ojos, Iván tomó entre sus temblorosas manos aquel encendedor. Lentamente comenzó a hacerlo bailar entre sus dedos.

Recordando el pasado, Iván intentaba hacer funcionar el encendedor que descansaba entre sus manos.

_ Vamos… funciona.

Iván ha intentado durante tantos años que ese encendedor funcione. Pero no lo ha logrado.

Más lágrimas caen de sus ojos cuando el reloj de su mesa de noche da las ocho en punto y el televisor se enciende. No recordaba que había programado que se activara de forma automática a esa hora.

El reportaje comienza  y aparece la imagen de Vanessa en la televisión.

_ Vamos…- le insta de nuevo- Debes funcionar.

Las lágrimas siguen cayendo mientras el dolor de la pérdida se hace más evidente. Las imágenes del pasado vuelven en un torrente amargo. Observa la pantalla de la televisión y deja que el dolor añejo lo envuelva.

_ No te he podido olvidar Vanessa- susurra con un hilo de voz cuando finalmente termina el reportaje.

La habitación queda en silencio y a oscuras. Ha vuelto a apagar el televisor.

Iván observa entre la penumbra el encendedor plateado que descansa en su mano y sonríe ante la posibilidad de que esta vez lo logre.

Con un largo suspiro, vuelve a tomarlo entre sus dedos y prueba otra vez.

El primer intento no surte efecto. El segundo tampoco.

Luego de hacer una pausa, la imagen de su amada vuelve a aparecer fresca en su memoria.

Intenta de nuevo…





Y esta vez, el encendedor finalmente funcionó.

FIN

Ignis (Abigail N.K.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora