Capítulo 14: Hora de que todo arda

27 5 2
                                    

_ ¿Lo escuchaste? Dicen que no habrá clases hasta nuevo aviso.

Me sorprendió oír esa información mientras iba camino a la escuela. Todos los alumnos que regresaban a sus casas, felices por las nuevas vacaciones, comentaban este suceso que, a mi parecer, era lo más extraño que podía pasar.

Llegué al portón de la escuela y estaba cerrado. En él, un anuncio rezaba “Se suspenden las clases hasta nuevo aviso. Todos los estudiantes favor dirigirse de inmediato a sus casas. Gracias”.

_ ¿Qué demonios…?- fue lo único que pude decir al leer eso.

El señor Salvatierra se encontraba en el portón discutiendo nerviosamente con algunos estudiantes que, a mi parecer, eran los niños aplicados de cada sección. Ya saben, aquellos que creen que por faltar un día a clases, la escuela se caerá a pedazos o se volverán estúpidos.

_ Alumnos, por favor, guarden  la calma. Todo va a estar bien, guarden la calma y así podré explicarles lo sucedido- el señor Salvatierra intentaba controlar el bullicio.

_ ¿Qué pasa? ¿Por qué no podemos asistir a la escuela?- dijo un tipo bajito que usaba frenillos.

_ Es una cuestión de emergencia jóvenes. Por favor, retírense a sus casas y quédense ahí.

Comencé a sortear a la pequeña multitud hasta quedar frente al director.

_ Señor Salvatierra ¿Qué está pasando?

_ Iván…- dijo el director con una genuina y cansada sonrisa en su rostro.- No deberías estar aquí hijo, vuelve a tu casa y mantente ahí. Es…

Pero las palabras se quedaron atascadas en su garganta.

_ ¿Qué anda mal?- pregunté, ahora sintiéndome más nervioso que nunca.

_ ¿No has visto las noticias? ¿No ha salido nada relacionado a la escuela?- preguntó finalmente el director.

_ No señor.

El director Salvatierra se quedó pensativo por unos minutos hasta que finalmente susurró.

_ Meyling…

_ ¿Qué sucede con Meyling?- él me observó a los ojos.

_ Alguien intentó matarla Iván…- sentí como la sangre abandonaba mi rostro- Esto aún es confidencial hijo. Ella me pidió que no le dijera a nadie para evitar que los chicos entren en pánico, pero tarde o temprano saldrá la verdad a la luz. No sé cómo esta escuela sobrevivirá a un escándalo como este.

El director sacó un pañuelo de uno de los bolsillos de sus pantalones y se secó el sudor de la frente.

_ Vuelve a tu casa Iván, y ten cuidado. Tu padre debe estar ayudando en la investigación, así que no podrá estar contigo.

Asentí.

_ Cuídese usted también director… no se ve muy bien.

El director me sonrió nuevamente, aunque en sus ojos no se alcanzaba a ver esa sonrisa.

_ Que Dios nos ayude hijo, que Dios nos ayude.

Ignis (Abigail N.K.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora