Capítulo 12: Una caja de pastillas

27 4 0
                                    

El día sábado llegó y con él un momento incómodo.

La señora Solís actuaba de la manera más tranquila como siempre. Aunque no podía dudar que, bajo esa fachada de madre ejemplar y comprensiva, se escondía una profunda preocupación por la relación que su hija y yo llevábamos.

Me comporté lo más amable que pude, aunque la gripe me estuviera matando.

_ No te ves muy bien Iván- Martha tocó mi frente.- Estas ardiendo en fiebre.

_ Mil disculpas si solo vine a causarle problemas seño…

_ Dime Martha por favor. Y no, no me has causado ningún problema. Al contrario, te agradezco que seas tan educado de venir a hablar conmigo.

_ Mamá- dijo Vanessa con tono tímido- ¿Tienes en la casa algo para la fiebre?

_ Si Vanessa, espera acá con Iván, yo lo traigo.

_ Qué vergüenza con usted Martha…- dije mientras tomaba un pañuelo para sacudirme la nariz.

_ Tranquilo.- contestó y luego desapareció de la sala.

_ ¿Te sientes mal Iván?- preguntó Vanessa en tono preocupado.

_ No, estoy bien- respondí mientras le sonreía- Solo que no te acerques mucho o te enfermaré.

Ambos reímos y comenzamos a hablar mientras la mamá de Vanessa volvía.

Me tomé dos pastillas y la fiebre comenzó a ceder. Continué charlando con la señora Solís y su hija hasta que dieron las seis en el reloj.

_ Creo que ya debes irte Iván. Tu padre debe estar preocupado.- señaló Martha.

_ Tiene razón- contesté, aunque sabía que mi padre no llegaría a casa hasta el martes por la mañana- Pase buenas noches.

_ Buenas noches- dijo la señora Solís mientras inclinaba la cabeza.

_ Te acompaño a la puerta Iván- se ofreció Vanessa.

Me fui caminando a casa, apesarado por no llevarme un beso de Vanessa conmigo. Cuando iba a visitarla y estaba su madre, debía limitarme a un beso en la mejilla o en la mano. Sabía que no era del agrado de la señora Solís, y por eso me portaba lo mejor posible para ganarme su confianza.

_ ¡Iván!- la voz de Vanessa me sacó de mis cavilaciones. Venia corriendo hacia mí a toda velocidad.

_¿Qué sucede?

_ Mi madre me pidió que te diera estas medicinas. Son muestras médicas pero te ayudaran a que no te sientas tan mal por la gripe.- Vanessa me entregó una pequeña bolsa de farmacia.

Sonreí.

_ Dile a Martha que muchas gracias. Es muy amable conmigo.

_ Tomate una de las capsulas cada 8 horas, y las pastillas blancas son una en la mañana y otra por la noche.

_ De acuerdo.

_ Ahhh… Iván…

_ ¿Si Vanessa?- ella se inclinó para estar a la altura de mi oído.

_ Mañana en la tarde iré a tu casa.

Los colores se me subieron al rostro y no fue por la fiebre. O era un tipo de fiebre que ya conocía. La idea de hacer el amor nuevamente con Vanessa atravesó mi cabeza como lo haría una bala disparada por una pistola Makarov.

_ Estaré esperándolo con ansías.- respondí.

Y después de estas palabras, ella se fue sonriendo de regreso a su casa.

Ignis (Abigail N.K.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora