Capítulo 41

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Observe de mil maneras una forma de escapar, pero no halle ninguna forma viable que pudiera tomar, así que solo les seguí y continué con el viaje.

-¿Qué es lo que quieren todos ustedes?- cuestioné preocupada.

-Queremos que lo veas tu misma- respondió uno de los chicos que me perseguía.

-¿Pero, que debo ver, ustedes siempre han querido hacerme daño, ustedes son los cazadores o no?- Pregunté mientras intentaba soltarme.

-Si, somos los cazadores, pero no quisimos crear caos, ni mucho menos hacer que pensaras que íbamos a hacerte daño.- Respondió mientras soltaba mis manos.

-Ese jamás fue nuestro propósito y Karla siempre nos estuvo ayudando.-

-¿De que demonios hablan?- No entendía sobre que hablaban, me sentía confundida aún más.

-¿Karla?, que tiene que ver ella en este asunto.-

-Ella nunca fue tu enemiga Crista y mucho menos intento hacerte daño, ella siempre quiso lo mejor para ti y ellos fingieron ser los buenos para que así acabaras con su trabajo sin necesidad de ensuciarse las manos.- Se giró y me observo.

-Los Nagas jamás fuimos los malos, en realidad ellos lo son, te usaron para asesinar a personas que quisieron ayudarte a entender y ellos seguían con sus mentiras, llenándote de ira para que así acabaras con nosotros.-

-Ustedes me están engañando, eso no puede ser cierto.-Me aleje poco a poco de ellos y camine desorientada.

Camine sin rumbo fijo, mientras mis pies descalzos hacían sonar las hojas secas que se hallaban en la carretera, pensaba en cuanta verdad podría haber en esas palabras, en esas personas, en ese otro mundo, ocultos de nosotros por nuestra misma culpa.

Me pregunté una y otra vez si en realidad asesiné a personas que quizás no tenía culpa de nada.

Llegando a un campo alejado de la carretera, había un árbol de un tamaño extremadamente grande, tanto que si me acerco, me vería como un niño parado al lado de una planta de nuestro tamaño más o menos.

Al observar ese gran árbol sentí algo, un no se que, paz tal vez, que es lo que justo necesitaba en este momento.

Me recosté en el tronco del árbol y cerré mis ojos por un pequeño lapso de tiempo, levante mis manos abrí los ojos y mire con extrañes la palidez que denotaba mis brazos.

-A veces quisiera que todo esto fuera un simple sueño, levantarme y correr a abrazar a mamá, abandonar o renunciar a todo y solo ser una persona normal, pero se que es imposible.- mi voz se quebró a la última palabra.

-¿Por qué todo debe ser de esta forma?- me cuestione muchas veces, me sentía confundida, sola, desorientada. -Mamá, y ¿si abandonas el cielo por unos segundos y vienes a abrazarme?- me solté en llanto, no pude aguantar más, debía llorar lo que no llore en tanto tiempo.

Sentí que no podía mas, necesitaba las fuerzas y el animo que solo mi mamá podía darme, pero ahora no esta, ahora debo hacerlo sola, sin ella, sin su ayuda, sin sus consejos.

Me levanté y camine despacio dando vueltas al rededor del árbol, mientras mi mano le tocaba, creo que mas que una distracción es una forma de cargar energía que por cierto necesito mucho y que solo la naturaleza puede brindarme.

A medida que giraba me sentía mas libre, mas suelta, menos tensa, menos triste, finalice abrazando el árbol, no tengo a quien abrazar y bueno, que mas que algo que te da energía.

—¿Resulto bien el abrazo?— Cuestionó alguien detrás de mi.

Me giré rápidamente y observe a Aaron recostado en un árbol.

Hija De Dragones©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora