Capítulo 42

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No podía dejar todo así, no podía irme y dejarlo con la incógnita, no podía quedarme con el dolor en mi pecho a pesar de tener el mundo encima de mí, sus ojos brillantes decían más de lo que podía salir de sus labios, me obligué a cambiar de camino, me devolví para decirle que en realidad no era todo lo que quería decir, que es y siempre será lo más importante que quedaba en mi vida.

Le observe allí arrodillado con las manos en su rostro, me sentía peor cada que me acercaba, pero ya no había vuelta atrás, no iba a perder lo que me costó tanto tener.

Corrí hasta donde se encontraba y le abracé por la espalda, la suave brisa cambio para soplar más fuerte entorno a nosotros, Andy se giró y me miró con sus ojos hinchados de tanto llorar, una sonrisa en sus labios fue el mejor recibimiento que había podido tener, mi corazón brincaba de emoción, sin pensarlo dos veces me acerque hasta quedar cerca de sus labios, detallé cada parte de su rostro, sus ojos brillantes, su rostro colorado, sus largas pestañas y sus lindos y definidos labios, era una obra de arte andante.

Sonreí mientras juntaba nuestros labios, fue un beso suave y brusco al mismo tiempo, cargado de emociones, cada que juntamos nuestros labios, nuestros cuerpos emanan una electricidad exorbitante, es como si nos fundiéramos en la pasión y el deseo y quedáramos solo uno.

La humedad de sus labios y el rose de su piel con mi piel es la mejor sensación nunca antes sentida, es la primera persona que me hace adicta a su piel, a su tacto, a sus besos, me hizo adicta a él, un ser prohibido para mí, así como yo para él.

Poco a poco dejamos de estar tocando el césped arrodillados para terminar levitando en el aire, abrazados y llenos de pasión, somos como el hielo al lado del fuego, derretidos ante tal acto de amor, pediría vivir siempre a su lado, sin importar los riesgos que cause esta decisión.

Sonreí luego de alejarme un poco y acomode un mechón de cabello detrás de su oreja, mis ojos reflejaban lo que de mi alma salía, la emoción por tener a alguien que se preocupa y mantiene siempre conmigo, que a pesar de todo siempre se encuentra ahí, no sé si es amor, no sé si es costumbre, desearía que fuera amor, desearía amarle, aunque sea prohibido hacerlo.

—Cada día me gustas más—. Entrelazamos nuestras manos y sentíamos nuestros corazones palpitar, las venas saltaban de emoción cada estábamos juntos, nuestros ojos se inundaban de cariño demostrado por gotas de agua salada que enseña cuánto se quiere.

—¿Si muriera en algún momento de mi vida, ¿qué harías tu? — Pregunté sin levantar la mirada.

—Nuestro destino es prohibido, pero daría mi vida si fuese necesario, no permitiría perderte de nuevo. — Andy hace una pausa y luego abre sus ojos asustado y asombrado por sus palabras.

—Quiero decir, por las veces que has dado tu vida por mí. — Sonrió nervioso.

—Puede que llegue a morir algún día, pero moriré con el mejor recuerdo, moriré sabiendo que alguien me quiso y estuvo conmigo a pesar de todo. — Sonreí de medio lado.

Comenzamos a descender para nuevamente quedar de pie en el suelo, nuevamente precise mi vista ante su hermoso rostro y note sus ojos hinchados de nuevo, no imagino cuanto sufrió en ese corto lapso de tiempo.

—Debo decirte algo. — Dijo Andy dándole fin a la escena de amor que habíamos creado hace poco, su tono de voz cambió a uno totalmente diferente y su seriedad no tardó en notarse.

—¿Es algo realmente malo para dañar el momento? — Cuestione mientras observaba con preocupación.

—Es sobre tu padre— Respondió rápidamente para observar cómo mi rostro cambió de apariencia rápidamente.

—¿Enserio él es motivo para dañar todo?— Termine de preguntar para comenzar a caminar.

—No te vayas, es algo muy serio. — Caminó detrás para tocar mi hombro. —Estaba en tu casa al momento de tu persecución.—

Me detuve rápidamente y me giré. —¿No hablas enserio o sí?—.

—No te miento, le golpeé un par de veces, le sujete y estoy a la espera de que regreses. — No podía salir de mi asombro.

—¿Pero cómo rayos entro a mi casa?— asombrada extendí mis alas y le observé.

—¡Debemos ir ahora, antes de que sea demasiado tarde! —

Comenzó nuestro viaje por los cielos, recorriendo los senderos del bosque hasta la casa, observe cada parte que recorrí al momento de huir de esas personas, observe el tronco nuevamente e intente detenerme, pero es inevitable saber que papá está en casa, sería mi momento perfecto.

Sonreí y volé rápidamente hasta mi hogar, al llegar observe la puerta abierta, supongo que como cuando salí de allí, entre y recorrí cada parte de la casa pero no le hallé, no encontré rastros de él, solo faltaba un lugar por mirar pero sería ridículo, cuando él ni siquiera demostró su importancia por mamá, sin embargo la curiosidad no me dejó seguir y fui hasta donde se encontraba la habitación de mamá, la puerta de encontraba medio abierta, supuse que ahí estaba, me prepare lo más rápido posible antes de entrar, al momento de abrir la puerta doble mi cuerpo, agachándome al instante, mi instinto decía que debía hacerlo, efectivamente, este lanzó hacía mi un rayo de luz que terminó atravesando la ventana.

—Has mejorado mucho querida.— sonrió mientras bajaba su mano.

—¡Tú cometiste un error al venir aquí!!— me levante y le mire.

—¿Qué error podría cometer en la casa de mi esposa e hija? — Sonreía victorioso al observar la mueca de estrés que hice en el momento.

—Repito, cometiste un error al venir aquí.— Levante mi barbilla y la bajé nuevamente, con esta dirigí hacia el uno de los objetos pesados que mamá solía tener en su habitación como decoración.

Papá cayó al suelo desorientado, al mismo instante levante mi mano y le hice levitar en el aire, apreté cada vez más su cuello, empezaba a darme satisfacción el hecho de verlo poniéndose morado, pero no podría darle una muerta tan rápida después de todo.

Hija De Dragones©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora