Capítulo 43

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Papá cayó al suelo desorientado, al mismo instante levante mi mano y le hice levitar en el aire, apreté cada vez más su cuello, empezaba a darme satisfacción el hecho de verlo poniéndose morado, pero no podría darle una muerte tan rápida después de todo, le deje caer al suelo y caminé cerca de donde él se encontraba, le hice sentar en la cama de mamá mientras le intimidaba al mirarle fijamente.

—Ya no me das miedo, pensándolo bien no me causas nada— Tomé un asiento y me senté frente a él.

—No mientas, tu sientes rencor, ira, me odias, me repugnas.— Sonrió victoriosamente.

—El odio es un sentimiento, todo es un sentimiento y sentimientos hacía ti no hay, yo por ti no siento nada.— Observar su rostro conmocionado y asombrado ante mis palabras fue lo mejor, se siente mejor que darle un golpe y verlo delirar.

—Jamás hiciste parte de mi vida y jamás serás parte de ella.— Su rostro emanaba tristeza e ira, su propósito no se estaba cumpliendo.

—Probablemente estaba confundida, dolida por la muerte de mamá, estresada por muchas cosas, pero jamás tendré un sentimiento hacía ti, o algo que te haga sentir superior a otros o por lo menos encima de mi—

Su sonrisa desapareció rápidamente y se vio en sus ojos el dolor que poseía.

—Me dueles, me dueles porque se cuánto sufrimiento tienes, cuanto dolor haz causado solo por querer tener un poco de poder, no eres más que un saco de huesos queriendo poseer el poder que jamás tendrás—

Su expresión era vacía.

—Eres eso que jamás quise ser, y que jamás... — mis palabras fueron calladas.

—Deja de hablar, es suficiente. — Sus manos se posaron en su rostro y uno de sus dedos limpio una lágrima que quiso rodar.

—Dime, ¿Tú paraste cuando te dije que no siguieras?, o ¿cuando me hiciste creer que me querías? JAMÁS PARASTE, JAMÁS PARARE. —  Me levante de aquel asiento viejo y salí, cerré la puerta con seguro y grité desde el otro lado.

—Más te vale seguir ahí cuando vuelva, no te gustaría para nada conocerme. — Caminé lentamente mientras me acercaba a la cocina, aunque aparentaba ser fuerte, creo que es lo menos que podía sentir, me limpie las lágrimas respire e intente aparentar ser normal, así que si, camine y tome un vaso de agua para hidratarme.

Andy se acerca por atrás y con sus brazos envuelve mi cadera, me acerca hasta él y su abrazo se vuelve cada vez más cálido.

Me giro rápidamente y noto en él lo que más suele caracterizarlo, sus ojos azules y brillantes, su felicidad en sus mejillas, rojas como un tomate, su boca excelentemente definida y él por supuesto un fabuloso hombre.

El noto cuanto lo estaba detallando y sonrió, su sonrisa fue mi mejor remedio para mí estado de ánimo actual, sería difícil algún día no volverlo a ver.

—Andy... ¿Puedo hacerte una pregunta?— mi rostro se torno algo triste e inconforme.

—Si claro, dime. —Sonrió nuevamente sin esperar una mala pregunta.

—¿Si muero me buscarías en la otra vida?— su sonrisa se esfumó.

—Si mueres, muero contigo, aunque no permitiría que muriera. — Sonreí pero luego le contradeci.

—No quiero que evites mi muerte si algún día sucede, presiento que así será y quiero que pase, sé que es duro pero así será.—

—¡No puedo perderte de nuevo!— Me soltó y sacudió su cabeza.  —No sucederá dos veces— Mi asombro fue increíble al escuchar de nuevo sus palabras.

Hija De Dragones©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora