Capítulo 39

15 3 0
                                    

-¿Tú?- pregunté desconcertada al observar a este en la casa de Cristen.

Este sonrió ante mis palabras y se fue acercando poco a poco.

-Ya veo que la guerra no era como yo creía. - Chasquie mi lengua. - La guerra es contigo basura. -

Su cara de sorpresa me asombra, sin embargo... ¿como no odiar al ser que mató a mi madre e intento asesinar a mis amigos y a mi?

-¿Así tratas a tu padre, querida? - Cuestionó mientras una de sus manos se posicionaba en su cabeza.

-¿Enserio crees que te considero un padre? ¡Qué cínico eres! - sonreí de medio lado, pare el tiempo un momento mientras recorría la casa para ver en donde se encontraban todos, pero no había nadie, nisiquiera Jack.

Volví a poner el tiempo en marcha y observe a la víbora de mi padre.

-¿Qué te trae por aquí, señor?- Pregunté mientras me sentaba tranquilamente en una silla, desafiandole con la mirada.

-Vine a ver a mi querida y amada hija, me preocupaba que no estuvieras bien luego de ver a tu madre echa piedra- sonrió de medio lado.

No fueron más que menos de 1 segundo para tener a mi padre sujeto de su cuello por mi propia mano.

-¿Piensas que me harás sentir mal con lo que dices? - Sonreí y continue apretando su cuello con más fuerza.

-Recuerda querido padre, que a medida que avanza mi edad, tu poder es mío, veo que te has debilitado un poco- Mis ojos cambiaron de color, su cara de espanto me hacia dichosa de aquella escena, de hecho es fascinante.

Le solté y saque la espada de fuego.

-Creo que es hora de que te vayas despidiendo, ¿no crees?- pase mi lengua por la punta de la espada y deje que esta me cortara un poco, mientras la sangre comenzaba a deslizarse desde la punta hasta el cabo de la misma.

-¿Despedirme? Chica estúpida, apenas empieza lo bueno.

-Aún no decido de que forma voy a asesinarte. - Sonreí sarcasticamente. - Quizás te corte pedazo a pedazo, tal vez te asesine rápidamente o tal vez te torture hasta arrancar tu cabeza. - dije mirando la espada para después levantar mi cabeza y fijar la mirada en él.

-Ansío que llegue rápido ese día, querido padre, te aseguro que lloraras lágrimas de sangre, rogarás para que no te haga sufrir, pero exactamente eso es lo que quiero, que sufras.

-No rogare por nada, deja de ser tan cínica Crista, te prometo que jamás, escuchame bien, jamás podrás asesinarme. - camina despacio hasta la salida y observa como mi ira crece.

El desea que yo arda en llamas por mi misma ira, no lo logrará, no se ha dado cuenta que su misma impotencia me ha hecho más fuerte a mi.

Camino hasta la puerta y le observó irse.

-Solo espera tu momento. - dije mientras caminaba de nuevo hasta el jardín.

Cerré mis ojos y respire profundo para luego exhalar y abrirlos, me observó rodeada por todos y les miró con asombro.

-¿Dónde estaban? ¿porque no vi a nadie aquí? - cuestione confundida.

-¿De qué hablas Crista, tuviste una crisis y tus ojos se pusieron blancos, sólo decías palabras incontroladamente. - replicó Cristen luego de mi pregunta.

-Ah, ya entiendo todo, de razón no se encontraba nadie al momento en que mi padre se asomo por su casa. - Me levante del suelo, ya que allí me hallaba y comence a caminar para el bosque con la mochila colgada.

A paso firme recorro de nuevo los bellos prados que hacen parte del bosque, los árboles, cada hoja que yacía en cada ramita, es increíble lo bella que es la naturaleza.

Observó una carretera desolada y nuevamente camino por ella, es exactamente la misma en la cual estuve cuando encontré aquel mini bar, donde estaban los chupasangre.

Continúe mi camino sin parar, observando como el cielo continuamente cambiaba de humor, con esto me refiero a que el sol, solía ser tapado por las nubes y bueno, la sombra no caía nada mal, ya unos metros más adelante, se empiezan a ver las casas, entre ellas la mía.

—¡Hogar, dulce hogar!— Sonreí acercándome cada vez más a mi casa.

Al llegar a esta me acerco a la puerta y giro el cerrojo, esta sin seguro, como siempre solía estar.

Entro y cuelgo mi mochila, camino en dirección a la cocina y me sirvo un poco de agua, estaba sedienta, luego de beberla completamente, abrí la nevera (frigorífico, refrigerador) y observe comida dañada, jugo viejo y unas cuantas cosas más que decidí desechar y luego limpiar un poco la misma.

Luego de que lo primordial de la casa estuviese limpia, comencé a asear un poco la casa, llevaba algún tiempo que no estaba en casa y bueno, la verdad es que recordar a mamá mientras estaba sola, era lo peor que podía sucederme.

Fui a su cuarto y todo estaba igual, su cama, su peinador, su baño, organizado tal cual como mamá solía dejarlo, limpie su habitación y luego salí de allí para dejarla con llave, nadie entra, nadie sale.

Continúe la limpieza de la casa, deseche cosas que no servían, objetos, muebles y deje solo aquello que de verdad se necesitará, luego de esto tomé un poco de dinero y tomé las llaves para salir de allí.

—¿Aún estará el auto en el garaje?— me cuestione y camine hasta el garaje que quedaba a 2 metros de la casa, con el llavero de la casa active la compuerta y esta se abrió, efectivamente, nuestro auto aún estaba ahí, el auto que mamá compró con tanto esfuerzo y que solo pudo usar 2 veces.

Subí en el auto y salí de allí, cerré la compuerta y me dirigí al super, puedo decir por primer vez que es como un día normal, no hay peleas, no hay poderes, no hay nada, solo yo, Crista, una joven de 18 años que por fin puede ser normal por un día.

Estacione el auto y baje de el, me dirigí al super y en la entrada tropecé con un chico, desconocido aparentemente, no recuerdo haberlo visto, en fin, a lo que vine.

—Mi nevera es mágica, ¡Nada por aquí y nada por allá!, veré que comprare y espero poder llenarla, no quiero salir de casa por un buen tiempo.— Sonreí y comencé a poner productos en el carrito, todo lo que parecía comestible y bueno, todo aquello con lo que podía cocinar, todo iba al carrito.

Finalmente hice las compras y volví a casa, empecé por organizar las cositas que compré en la nevera y luego a tirarme en el sofá, cansada, rendida y harta de todo lo que esta pasando, pero feliz de ser normal por un día.

Me recosté y levante mi celular, como solía hacer antes revise mis mensajes, mire el registro de llamadas y por último me dispuse a dormir un rato.

-No quiero que nadie me moleste ahora, dejaré la puerta de la entrada con seguro y la de atrás, quiero dormir un buen rato, me siento agotada totalmente. -

Me levante de nuevo del sofá y fui a poner seguro a las puertas, me acerque luego a la ventana y observe en medio de todas las casas un lindo árbol, curiosamente un hombre tras de el, decidí no prestarle atención y correr las cortinas, solo necesitaba paz.

—¡Paz!— dije mientras me tiraba al sillón de nuevo y por fin pude cerrar mis ojos.

Hija De Dragones©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora