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La miré, esperando por primera vez ver algún signo de desaprobación, pero
en vez de eso, su cara se iluminó y volvió a su modo de emoción.
-¿Tu profesor? –dijo emocionadísima.– ¡Pero qué morbo! –chilló.-
-¡Calla, que se va a enterar medio hospital! –le dije entre risas.
No había quien pudiera reprimir la risa ante aquél espectáculo.-
- No me lo puedo creer. ¡Tu profesor! Anda que no empiezas bien ni nada. ¡Madre mía qué morbo! –iba diciendo mientras se movía nerviosa y mocionada en su camilla.
- Yo me acosté una vez con un policía que estaba de servicio, y eso me
pareció muy morboso, pero lo tuyo es superior. Bueno, y qué.
¿Te ha dicho algo? Seguro que se ha fijado en ti –me preguntó expectante.
-Bueno, fue él quien me curó la herida. Salió de la sala de profesores cuando yo estaba esperando a que alguien viniese para curarme, y como no había
nadie más me curó él.
-¿Qué te curó él? ¡Qué tensión!
-Sí, pero lo mejor pasó después –dije sin poder reprimir una sonrisa. -Cuando estaba saliendo de clase y ya iba de camino a casa, justo cuando
empezó la tormenta, me recogió con su coche y me acercó. -Soltó un chillido de emoción.
-¡Qué bonito!, el caballero rescata a la dama en peligro. Es un príncipe azul – dijo, dejándose llevar por sus fantasías de héroes.
-Bueno, en realidad me estaba poniendo chorreando y quiso ser amable. Si hubiese sido otra persona en mi situación seguro que también lo habría hecho.
-¿Ha habido miradas? – me dijo cambiando repentinamente la expresión a una mucho más seria.
-¿Qué? – le pregunté un poco desconcertada.
-Que si ha habido miradas, ya sabes, miraditas entre los dos, la conexión, ___, la conexión –preguntó impaciente.
-Pues no sé... Yo pensaba que era invención mía, pero puede que sí.
Y de repente estalló.
-¡Sí! – chilló, dando saltitos de emoción – Lo tienes en el bote cariño, ¡está en el bote!
-Creo que te estás emocionando un poco. Ya verás
cómo no será nada -
- ___, escúchame –me dijo volviendo a cambiar la expresión otra vez a seria. Cuando hacía esos repentinos cambios de humor me asustaba. Parecía que no estuviese bien del todo.
–Tú escúchame bien - repitió. –Aquí ha habido un flechazo a primera vista –me miró a los ojos fijamente. –Estás a punto de vivir una historia de amor de las más bonitas que pueden haber.
-Me estás asustando –le dije un poco estresada. -Además es mucho mayor que yo. Él jamás querrá estar conmigo. No olvides que es mi profesor, Minerva.
-Te lo digo en serio ____. ¡Quiero que me cuentes hasta el último detalle! –me dijo ignorando mis últimas palabras. Me levanté un poco agobiada.
Minerva estaba muy emocionada pero yo no veía las cosas tan claras. Me
acerqué a la ventana.
-Minerva, sabes que no voy a dejar que ningún hombre entre en mi vida. Los hombres sólo hacen daño y destruyen a las mujeres. No voy a permitir que
nadie me haga daño. Eso ya lo sabes tú– Le recordé. Me volvió a mirar.
-Pronto te darás cuenta que en el tema del amor no es la cabeza la que manda.

Enamorada de mi Profesor (Milo y tu) adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora