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-Vamos a ser papás – anunció mientras abría la chaqueta y mostraba una barriga ya bastante hinchada.
–Estoy embarazada Milo.
.

.
Si alguien me hubiese arrancado el corazón en aquel momento hubiese sido
menos doloroso. Me volví a marear, pero conseguí salir como pude de la
casa, intentando controlar las piernas que me flaqueaban. Tenía ganas de
vomitar y no podía respirar. Pude ver como Milo se quedó en shock, diciendo una y otra vez que eso no podía ser, que estaba mintiendo. Cuando estuve a una distancia de ellos, las arcadas se hacían cada vez más fuertes y
acabé vomitando al lado de un árbol. Empecé a llorar, y tambaleándome,
seguí mi camino sin rumbo, para alejarme de allí. Meg estaba embarazada del hijo de Milo. ¿Cómo podía haber sido tan idiota de creerme
todas sus mentiras? Todo estaba distorsionado a mi alrededor, no
conseguía oír con claridad.
Escuché como unos pasos se acercaban corriendo detrás de mí.
-____, por favor, espera- me suplicó Milo con la voz más triste que jamás le había oído. Me giré hacia él con los ojos llenos de lágrimas. Estaba furiosa.
-¿Qué quieres Milo? ¿Quieres seguir humillándome? – le chillé descontrolada.  –Si quieres puedo hacer de canguro de tu hijo –le grité mientras me giraba y le pegaba con fuerza a un tronco de un árbol que estaba justo a mi lado -¿Por qué me has hecho esto? ¿Por qué has decidido arruinarme la vida de esta manera? No tenías derecho a hacerme esto.
-___, escúchame un momento –me cortó con lágrimas en los ojos.
–No es posible que esté embarazada, y si lo está te juro que no es mío. Hace más de un año que no me he acostado con ella. ___ créeme por favor, no es mi hijo. Milo se puso a llorar mirándome con impotencia.
-Yo jamás te haría daño ___. No sé qué coño hacen aquí. Mi madre es la peor persona del mundo... todo esto es una invención suya y de Meg.
Escuchaba lo que me decía pero no conseguía procesarlo del todo. Era como si la rabia que sentía me ralentizara el celebro.
-___, yo sólo te quiero a ti. Por favor, no te vayas, no me dejes, eres mi princesa –me suplicó llorando desconsoladamente. Intentó acercarse a mí para abrazarme pero instintivamente me aparté. Milo se quedó parado, abatido.
-Necesito estar sola para pensar –le dije cortante. Necesitaba procesar y pensar con calma todo lo que había pasado.
-Te juro ___ que ese niño no es mío.
-Por favor, quiero irme. No me pidas que me quede aquí. Ya no se qué es verdad y que no lo es y necesito pensar tranquilamente–le imploré.
-Lo siento mucho – consiguió decir antes de volver a romper en llanto. Me giré y seguir mi camino sin mirar atrás, dejándolo allí plantado mientras
lloraba desconsolado.
Me quedé la mañana en la cama. El teléfono sonó varias veces y recibió
varias notificaciones de mensajes, pero no lo miré. Estaba agotada de lo
traumático que había resultado el evento, y completamente confundida y
torturada por las diferentes versiones de los hechos. La madre de Milo me odiaba con todas sus fuerzas y por la manera a la que se dirigió a mí, quedó claro que no significaba más que una mierda para ella. La mirada malvada de Meg me recordó a la de la madre de Milo.
Entendía por qué me dijo que cuando la vio por primera vez le recordó a su
madre. Cuando cayó la noche, me vi por fin con fuerzas de coger el teléfono. Había tres llamadas perdidas y dos mensajes de Milo. El primero lo había enviado a las dos horas de haberme ido. El otro hacía una hora que lo había enviado.
-"Cuando tú puedas, por favor, dime si estás bien. Quiero que sepas que yo jamás quería que esto ocurriese. Pienso en ti constantemente"- decía el primero.
-"He podido hablar con mi madre, y aunque ella nunca me creerá, sé que en el interior sabe que ese niño no es mío. No he hablado con Meg, pero sólo me ha bastado una mirada para darme cuenta de que ella sabe que no es
hijo mío. Mi padre está muy triste por la situación. Sé que debes estar destrozada, así que ya no te molesto más, pero quiero que sepas que estoy aquí para cuando me necesites. Se han ido a un hotel. No quería tenerles aquí. Mi padre se ha quedado toda la tarde conmigo y he podido hablar con él, contarle sobre ti y a quedado muy sorprendido. Sólo pensé que te interesaría saberlo, por lo menos para aclarar un poco las cosas. Ya te dejo tranquila. Te echo mucho de menos."
Sus palabras me aliviaban un poco. Saber que por lo menos unos de sus padres no me odiaba me hacía sentir mejor.
-"Me alegra saber que estás mejor. Todavía necesito un poco de tiempo para reponerme. Si quieres puedo pasarme mañana por la tarde para hablar las cosas con más calma" –le contesté.
-"Vale, cuando tú quieras. No sabes lo mucho que siento todo lo que ha ocurrido. Hasta mañana".
Ya no estaba acostumbrada a dormir sin Milo , y eso me hizo estar más segura todavía de que no quería estar sin él. Me desperté un poco más tranquila y pude analizar la situación con más calma. Iría a ver a Milo por la tarde y volveríamos a retomar nuestra vida, sin pensar en el pasado. Agradecí la huelga que había convocada ese día, porque no me habría visto con fuerzas para ir al instituto. Unos golpes en la puerta de entrada
me sorprendieron cuando acababa de desayunar...

Enamorada de mi Profesor (Milo y tu) adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora