21

576 29 0
                                    

-Perdón por el retraso –dijo mientras se dirigía rápidamente hacia su pupitre.
Me miró y tuve que ocultar una sonrisa de felicidad y de alivio. Pude ver como él también se alegraba de verme. Vernos por primera vez después
de esos días de separación, y que tuviese que ser en clase, era lo peor. Quería correr a sus brazos y besarle.
-Por favor, todos abran el libro por la página 42. Quiero que hagan un resumen del capítulo.
Después pediré que cada uno vaya explicando un apartado, así que presten atención. La clase soltó un conjunto de exclamaciones que mostraban
claramente que no tenían ganas de hacer nada, pero Milo no mostró piedad. Se sentó y sacó unos cuantos papeles y empezó a ordenarlos. Pocos minutos después, curiosamente, me vibró el teléfono.
-'Estás guapísima' – escribió.
-'Tú sí que estás guapo. Veo que te ha dado el sol' –le contesté.
-'Sí, ha hecho muy buen tiempo. Era un sitio muy bonito. Tendremos que ir algún día'
-'Te he echado muchísimo de menos'
-'Y yo a ti también' –me contestó.-
'Tengo muchas ganas de darte un beso' –le escribí. Le miré un momento y él me miró con su intensa mirada.
-'¿Porqué no vas al baño?' –me preguntó en un nuevo mensaje.
-'Ahora no tengo ganas' – le respondí un poco confundida por su pregunta.
-'Podría ir a verte' –me respondió.
-'Ah! No lo había entendido' –le contesté sintiéndome un poco idiota.
-'Bueno, ¿entonces vas o no?'
-'Se va a notar mucho si salgo yo y luego sales tu detrás mío, ¿no?'
-'Que va. Por favor. No puedo aguantar ni un segundo más sin besarte' –me suplicó.
-'No lo sé... nos van a descubrir ' –le dije dudando un poco nerviosa.
-'Por favor' –y puso un emoticono de cara triste
- 'Hazlo como regalo de cumpleaños.'
-'¿Pero cuándo es tu cumpleaños?' -le pregunté.
-'Hoy' –y puso una cara sonriente y un pastel con velas como emojis.
-'¿Hoy? ¿Y por qué no me lo has dicho?' –le escribí un poco enfadada. – 'Te podría haber preparado algo, o por lo menos haberte comprado algún regalo'
-'Te lo iba a decir antes de irme pero se me olvidó. Además no quiero que te gastes dinero en mí. Sólo quiero muuuuuchos besos'
Lo miré con mirada de reproche pero pronto tuve que abandonar mi actitud ante tal magnifica sonrisa.
-'Bueno, ¿entonces vas a ir al baño ?'
Me quedé pensando un segundo. Tenía muchas ganas de besarle, y hacerlo en los baños del colegio me estaba dando mucho deseo .
-'Vale' –contesté. – 'Pero no salgas enseguida después de mí. Deja pasar unos minutos.'
Pude verlo cómo sonreía. Alcé la mano para poder hablar.
-¿Puedo ir un momento al baño, por favor? –pedí educadamente.
-¿Es muy urgente? – contestó con cara de pícaro.
-Un poco, sí –le contesté con mirada de reproche por haberme hecho aquella pregunta, la cual parecía divertirle aún más.
-Vale, ve entonces, pero date prisa que empezaré pronto a hacer las preguntas sobre el tema.. Lo fulminé con la mirada antes de salir. Entré en el baño y esperé unos minutos nerviosa hasta que Milo entró por la puerta. No me dio ni un segundo para reaccionar cuando me empujo suavemente dentro de uno de los cubículos y me apretó contra la pared mientras me besaba.
-¡Feliz cumpleaños! –le dije entre besos y jadeos.
-¡Gracias! –contestó en un segundo que tomaba aire para seguir besándome.
El calor siguió subiendo y Milo se apretaba cada vez más a mí, y fue entonces cuando, por primera vez, noté sus partes contra mí. La sensación era rara, pero a la vez excitante. Le miré un momento y él me miró, dándose cuenta de lo que acababa de descubrir. Sin dejar de mirarme, se apretó todavía más a mí, prestando especial atención a esa zona. Sonreí acalorada soltando una especie de jadeo espontáneo. Siguió besándome, cada vez con más pasión.
Los dos intentábamos oprimir los jadeos que nos salían como acto reflejo.
De repente, se oyó como alguien entraba por la puerta. Nos quedamos quietos intentando no hacer ningún ruido, pero el hecho de que nos podían
descubrir, y de que teníamos que estar más quietos que nunca, pareció excitara aún más a Milo . Empezó a darme besos en el cuello mientras empezó a mover su mano. Al principio la puso en mi cadera, pero poco a poco la fue bajando, acercándose cada vez más a la parte delantera de mi pantalón. Mi corazón se aceleraba cada vez más y mi cuerpo temblaba. Me estaba costando mucho no soltar ningún gemido, y eso, a Milo , parecía gustarle. Entonces bajó su mano un poco más y la puso en mi pubis pero por fuera del pantalón. Poco a poco fue moviendo sus dedos haciéndome perder cualquier tipo de control que podía quedarme. Cuando por fin salió quien fuese que había entrado, pude al fin relajarme un poco más.-
¿Te gusta? –me susurrándome al oído.
-Sí –le contesté tímida antes de volver a soltar otro gemido.
No podía ni siquiera pensar con claridad. Lo único que quería era a él en ese momento. Esa sensación me gustaba, y mucho. Milo volvió a subir su mano
y la metió por dentro de mi jersey, y entonces empezó a bajarla por el
interior de mi pantalón. En un momento de pánico, justo antes de que llegase a bajo del todo, le agarré el brazo impidiéndole seguir. Me quedé unos segundos respirando hondo un poco nerviosa.
-Si quieres que pare dímelo y pararé en seguida –me dijo sin mover su mano.
La verdad es que esa nueva sensación me daba una mezcla de miedo e incluso vergüenza, pero a la vez el cuerpo me pedía que le dejase hacer.
Milo empezó a besarme el cuello poco a poco dándome tiempo para pensar,
pero aquel era mi punto débil, y pronto dejé de poner resistencia. Le solté la mano, le besé con fuerza y dejé que siguiera bajando.

Enamorada de mi Profesor (Milo y tu) adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora