-Unas cuantas veces me llevaron a la ciudad a ver espectáculos de ballet.-Digo viendo una foto de Cecilia pequeña con ropa de bailarina que no había visto antes.Tengo un zumo en la mano y ella sigue medio dormida, vine a su casa apenas despertarme, la noche anterior dije que me quedaría a dormir aquí con ella pero tanto Cecilia como la inspectora me lo prohibieron.
-Tengo que decirte algo.-Le digo con miedo, dejando de ver su foto para verla a ella, directa a los ojos, cambia de postura, como si esas palabras la hubiesen despertado.-Julia sigue viva.
-¿Qué?
-Ayer en la noche recordé una conversación que tuvieron mi mamá y Cristina, cuando lo de la foto de Carla. Dijeron algo de ir a hablar con Julia.
No me dice nada, va directo al comedor y coge su móvil, llama a alguien.
-Hola... ¿Te despierto?... es que Jimena vino, recordó algo ayer... Julia sigue viva... vale, hasta luego.
Cuelga y desde lejos me ve. Se recoge el cabello en una coleta, que largo es su cuello, un cuello de bailarina.
-Debes dejar de venir.
-No.
-Las mujeres de afuera se van a preguntar que haces aquí.
-Que se pregunten lo que quieran.
-No quiero que te hagan daño.
-No me van a hacer daño.
-¿Cómo puedes ser tan ingenua?-Me dice con rabia en la voz y en la mirada.
-¿Perdona?
-¿Tienes diecisiete años y todavía no sabes como funciona este pueblo?
-¿Qué quieres decir?
-Que las cosas raras no empezaron a pasar cuando mataron a la monja, que las cosas raras han pasado siempre. Que a mi madre la mataron a golpes porque Julia estaba celosa... ¿Cómo pasaste diecisiete años pensando que era un pueblo aburrido, en el que no pasaba nunca nada?
No sé que decirle, acaba de llamarme tonta, y tiene razón.
-Julia, la vieja loca como tu le llamas, sigue siendo la dueña de este pueblo, lo maneja a su antojo, para ella esto no es más que un juego de ajedrez infinito y tiene ojos por todos lados... como se entere que estás aquí...-Se calla y me ve, me ve hasta lo más profundo del alma, pero yo no puedo verla más allá de la superficie, sigue lejos, tanto física como mentalmente.-Si algo te pasa yo no me lo perdonaría.
Sigo callada, lentamente me acerco y la abrazo, un abrazo que sé que ambas necesitábamos, nos refugiamos una en la otra.
-No va a pasarme nada.
-Jimena...
-No va a pasarme nada-La interrumpo-¿Porque si algo me pasa quien te traería flores?
Llora y me abraza más fuerte. Escucho un apenas audible "gracias" que proviene del lado izquierdo de mi cuello. Le acaricio el cabello, cuantas ganas tenía de hacer eso.
Alguien toca a la puerta haciendo que nos sobresaltemos, tocan a la puerta y al timbre, muy insistentes, le pido con miedo que no abra pero no me hace caso, es un chico, tiene un ojo cerrado y el otro lloroso, fuera siguen las mujeres insultando.
-Me duele... el...-Intenta explicarse, no hace falta que siga. Cecilia lo lleva a su consultorio y cierra la puerta dejándome con el corazón en la garganta en medio del comedor. Escucho unos cuantos gemidos de dolor provenientes del paciente, y unas pocas palabras de Cecilia, dándole ánimos y explicaciones.
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azul infinito
Teen FictionPuerto Villalba. Un pueblo escondido al lado del mar, aparentemente perfecto. Para Jimena una adolescente que ha vivido ahí toda su vida, su infierno personal. No es hasta que llega Cecilia, la nueva doctora, una mujer tan hermosa como misteriosa, q...