ocho

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Cada día, desde la muerte de mi amiga, muchas mujeres, todas las mujeres del pueblo salen a la calle, frente la casa de la doctora, con carteles, acusándola de asesina, acusándola injustamente, tiran todo tipo de cosas a la casa, le gritan, le hacen la vida imposible. Llevan tres días atormentándola, ella no ha salido de la casa, ni siquiera a hacer las compras, los policías no han ido por ella, nadie la ha visto.

Mis padres aún no vuelven, hablo con mi madre todos los días, me dice que las cosas se complican cada vez más, me promete todos los días que ya pronto volverá, pero yo dejé de creerle. No es que no le creo que volverá, eso sé que es verdad... lo que no le creo es que las cosas se complican, sé que no me está diciendo toda la verdad, sé que nunca me la ha dicho, sé que me ha mentido toda mi vida, que todos me han mentido toda mi vida, que hay un oscuro secreto que los relaciona a todos, uno o muchos, que nadie ha confiado en mi para decirme cual es el verdadero problema.

Me han sonreído siempre, me han hecho creer que vivimos en un pueblo perfecto, me han hecho hundirme en problemas estúpidos creados por mi misma, creo que ha sido una forma de hacerme creer que algo estaba mal. El odio que me tenía dejó de existir al darme cuenta que no era yo quien tenía el problema sino ellos, el pueblo, la gente; todos ocultan algo, alguna historia. Mi abuela vivía contándome historias y aún así nunca me contó la más importante. Inventaron un mundo rosa, bello, para mi, me vieron la cara de tonta, y eso nunca se los voy a perdonar.

Todo lo que conocía empieza retorcerse, empiezo a encajar las piezas del rompecabezas pero hay aún muchas otras piezas faltantes. El asesinato de Carla no es la primera muerte misteriosa. Clara, una monja que había venido con su grupo apareció muerta, hace varios años ya, disparada, se cree que por un rifle, dijeron que un cazador le había disparado. Ahora me doy cuenta que en el pueblo nunca hubo un cazador. Luis, el vagabundo, una vez amaneció muerto, dijeron que se había intoxicado, que había confundido una botella de veneno con una de alcohol, ahora me doy cuenta que Luis no bebía. O Gabriel, el más reciente, aparte de Carla claro, quien murió mientras remodelaban la capilla, una remodelación que llevaban planeando años y nunca habían empezado, no fue hasta que el apareció y empezó las obras, pocas semanas después apareció muerto, con una especie de clavo gigante atravezándole el pecho, con un martillo en la mano, dicen que se suicidó. Todas esas muertes causaron revuelo y cambios en el pueblo, cuando Clara murió empezaron a vender armas, dijeron que debíamos poder protegernos en caso de que el cazador volviera, cuando murió el vagabundo dejaron de vender alcohol en la tienda y el restaurante, no querían más borrachos en el pueblo, y cuando murió Gabriel decidieron darle una suma de dinero importantísima a la congregación para que pudieran contratar albañiles profesionales y pagarles bien... La remodelación nunca acabó, el dinero desapareció. Ahora me pregunto que les pasó realmente ¿Porqué murieron?¿Los mataron?¿Qué habían hecho?¿Quien los mató?¿Porqué ellos? Mientras más lo pienso, mientras más preguntas tengo, más convencida estoy de que estuve equivocada todo este tiempo, no fue Cecilia, todo empezó antes de que Cecilia matara. Yo creía que esas muertes eran casos aislados en un mundo perfecto, pero no, esa fue mi ingenuidad, nunca nada fue perfecto.

Salgo hacia casa de Cecilia, paso entre toda la multitud, veo la patrulla, pensé que ya no venían al pueblo, la gente me pregunta que hago aquí, me dan un cartel para que las apoye pero lo tiro al suelo y sigo mi camino. No toco a la puerta, no toco el timbre, abro la puerta directamente... luego pienso en lo tonta que tiene que ser Cecilia para dejar la puerta sin seguro cuando hay un motín en contra suyo a la puerta de su casa. La escena que me encuentro me parte el corazón.

Cecilia está tirada en el piso, entre las piernas de la inspectora esa, llorando desconsoladamente, la mujer parece estar incómoda pero aún así le acaricia la cabeza. Me ve y no sonríe, no le gusta mi presencia.

azul infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora