diez

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-¿Quieres bailar?

-Yo no bailo.

-¿Ni siquiera conmigo?

-Mucho menos contigo.

Me da igual su respuesta, me levanto del sofá y la tomo del brazo, la llevo al salón donde hay un gran espacio y empiezo a bailar con ella pegada a mi cintura. Sé que no quiere bailar conmigo porque nuestra cercanía causa el mismo efecto en ella que en mi. Que no lo quiere admitir pero se muere por estar así, conmigo, tan cerca, bailando, acerco mi rostro al suyo, nuestros labios están casi rozándose, no me muevo, espero a que lo haga ella o que por lo menos me demuestre de alguna forma que da su consentimiento, esto es nuevo para mi. Nunca he besado a nadie realmente, a alguien a quien quiero y con quien quiero...

-¡Jimena!-Me grita Cecilia. Me siento patética al soñar despierta con ella. Está a mi lado, la música suena... podría invitarla a bailar y quizás hacer una versión real de mi sueño, pero no tengo agallas. Sé que nada será tan perfecto como en mi mente, y me da miedo lo que en verdad pueda pasar.-¡Jimena!

-Si, si, perdón ¿Qué?

-Que Nadia me ha llamado... han recibido lo que les mandamos y van a investigar desde ahí... que hoy no vienen. 

-¿Cómo?¿Y nosotras?¿Qué hacemos?

-Pues nosotras nada... no lo sé.

-¿Te apetece ir a la playa?

-No podemos. 

-Si podemos ¿Quieres?

-Que no, tu madre dijo que tienes que esconderte, nadie te puede ver.

-Salgo a escondidas.

-A mi no me van a dejar salir. 

-Pues te escondes conmigo. 

-Soy la doctora, tengo que quedarme por si pasa algo...

-Nadie viene aquí... lo siento. 

-Tengo el yeso, no puedo nadar. 

-Nos asoleamos.

-En la playa todos nos van a ver.

-Conozco una playa alejada, en donde solo estaremos tu y yo. 

-Y si...

-¿Enserio? Solo dime que no quieres y ya está.-La interrumpo ya enojada. 

-Pues no... no quiero.-Sé que le pedí que me dijera la verdad  pero me dolió. Ya estaba empezando a imaginar nuestro día en la playa; el calor, el mar, el viento removiendo su cabello, su piel bronceándose, su risa... 

No le respondo. Salgo aún enfadada al jardín y me siento en silencio, sola. No hay mucho por ver así que centro mi vista en el cielo y me pierdo entre las nubes. 

-No me gusta la playa.-Después de un rato de dejarme sola por fin se atreve a aparecer.-Nunca me ha gustado.-Ese dato cambia mi humor, no es por mi que no quiere ir. 

-¿Y vienes a vivir a un puerto?-Digo algo divertida. 

-Ya te he dicho que no sé que hago aquí.

-¿Porqué no me dijiste desde el principio que no te gusta? En lugar todas esas excusas...

-No sé... la verdad no sé...-Cuando piensa en algo su mirada se pierde en alguna esquina, siempre deja la boca entreabierta, como lista para hablar. El viento mueve su cabello, parte de mi fantasía se ha hecho realidad.-Supongo que no quería desilusionarte... 

azul infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora