Es sábado de nuevo. Un día de sol. El aire frío ya empieza a hacerse presente. Mi madre pasará el fin de semana en la ciudad a causa de la desaparición de mi padre, a mi la verdad me importa poco si aparece o no. Lo único en lo que puedo pensar es en que durante esta semana no pude ver a Cecilia por lo ensimismada que estuvo mi madre después de haber hecho conmigo las paces, y que un fin de semana libre de ella significa un fin de semana libre para mi y mi amada.Hoy es un día muy importante para mi, resuena en mi cabeza desde aquel día lo que Cecilia me dijo, que quería una proposición digna. Sé muy poco de romance así que después de pensarlo, decido hacer lo que quizás sea muy visto pero también muy nuestro.
Poco después de que mi madre sale de casa yo voy directa al campo de peonias. Recojo unas cuantas, están distintas, más coloridas, más grandes, más bellas. Con un ramo en la mano voy por todo el pueblo hasta llegar a la parte trasera de la casa de mi futura novia. Paso por el hoyo escondido y me encuentro en el patio. Quizás no sea una gran idea pues algo sospechará, pero no podía hacerlo de otra forma.
Paso al patio por el escondite, cada vez me cuesta más pasar, hago una extraña danza, pero debe ser ahí. En donde le vi bien la cara por primera vez. Aquel día a escondidas, cuando me enamoré de ella. Le mando un mensaje pidiendendole que salga. Sale poco tiempo después de haberlo leido. Me ve, y ve las flores. Se ha vuelto una imagen muy común. Lo sé, pero esta vez es especial. No habla. Estoy nerviosa. Por lo que está pasando y porque hace mucho no la veo.
-Cecilia.-Digo su nombre, no sé porque, me sale del alma.-No sé mucho de romance, te habrás dado cuenta. Tampoco sé de amor... pero sé lo que siento por ti... sé que lo sabes...-Río nerviosa-Así que tengo que hacerlo así... Quizás no es como te lo esperabas. Definitivamente no es la forma más original pero... ¿Quieres ser mi novia?
-No.-Dice después de un rato de silencio.
Río. Es un chiste. Un mal momento para hacer un chiste. Pero supongo que está igual de nerviosa que yo y no sabe como reaccionar. Así que bromea. Sigo riendo. Llevo un rato riendo. La risa para cuando veo que ella no la acompañó. Que está seria. Cuando entiendo que no era una broma. Que habla enserio.
-¿No?
-No.-Corto circuito. Corto circuito. Mi cabeza se llena. ¿Que?¿No? No entiendo nada.-Jimena-¿Porque dice mi nombre?-Te quiero, lo sabes. Pero he estado pensando. En ti, en nosotras... Y esto no puede ser.
-¿Como que no puede ser? Si que puede ser.
-Jimena-¿Porque dice mi nombre?-¡Que tienes diecisiete años!...
-En poco cumplo dieciocho.-Interrumpo como si ese dato fuese a cambiar algo. Sé que no lo hará, porque veo muy bien por donde va... mira que mi madre me lo ha advertido.
-Me da igual, diecisiete o dieciocho. Eres una niña aún...
-No soy una niña, no me digas niña...
-Si que lo eres corazón, tengo treinta y ocho ¡Treinta y ocho! ¿Me explicas que hago yo con una chica veintiún años menor que yo? Es una locura...
-¿Y qué?¿Qué sería de la vida sin locuras?-Defiendo mi postura con la poca voz que me queda.
-No lo hagas más dificil por favor... sabes que esto no es fácil para mi. Te aprecio mucho pero...
-Aprecio.-Repito, más para mi que para ella. Me ignora.
-Tu lo has dicho, no sabes de romance, no sabes de amor. Te queda toda la vida por delante, y no es conmigo, y lo sabes...
-¿Pero y todo esto que sentimos? Y...
-A...
-No me interrumpas-Exigo después de haber interrumpido cada frase anterior.-Sé que no se pueden hacer planes a futuro... lo sé. Que quizás no duraríamos toda la vida, lo sé. Pero entre tu y yo hay algo. Y lo sabes. No te estoy pidiendo que te cases conmigo, tengamos hijos, vivamos en una cabaña con huerto, envejezcamos juntas y muramos juntas... Sé que me queda una vida por delante, a ti también por cierto, y quizás no sea la una con la otra. Pero ¿y el hoy? Mi hoy si es contigo. Y la edad no significa nada, lo sabes, hemos estado perfectamente y la edad ha importado una mierda porque lo que importa es lo que hemos sentido y vivido y...
-¿Puedo hablar?
-No, no me interrumpas.
-Jimena.
-No quiero que hables ¿Vale? No quiero que me sigas partiendo el corazón.-Le grito ya llorando.
Se acerca a mi, me da un abrazo, un abrazo muy fuerte y me susurra un "lo siento" que hace eco dentro de mi.
Tiro las flores al suelo y me voy. Casi salgo por el hoyo, pero he pensado que igual me vendría bien tener un poco de dignidad y salir por la puerta. No me sigue. Tampoco me ve. Cuando salgo ella sigue en la misma posición, me da la espalda.
Voy directo a casa de Nicolle, me reciben sus brazos al ver mis lágrimas. Me lleva a su habitación para poder hablar tranquilas.
-¿Que ha pasado?
-Ha dicho que no.
-¿Cómo que no?¿Por qué?
-Que soy muy jóven.
-¿Y cuantos años tiene pues?
-treinta y ocho.
-Uy pues si es mucho eh... tiene razón.
-No me animas.
-Pues debería. Estás cegada por el romance falso. Una relación con tanta diferencia de edad no puede funcionar.
-¿Como que no? Claro que puede.
-¿Cómo se lo has dicho?
-Le he llevado flores.
-¿Como se te ha ocurrido eso?-Pregunta con una sonrisa bromista. No estoy de humor. No le respondo.-¿Porque has ido hoy? Así, tan de repente.
-Porque mi madre no va a estar el fin de semana. Quería aprovecharlo con ella.
-¿Qué?
-¿Qué de qué?
-Tu madre... que no va a estar.
-Ah pues no.
-¿Sabes que significa eso?
-Que hubiese podido estar con Cecilia y ya no.
-Ya, que tampoco es para tanto esa mujer. Deja de llorar, los niños no lloran.
-No soy niño.-Respondo obvia, algo enojada.
-Demuéstramelo.-¿Pero y esta chica?¿De donde ha salido?
-¿Que te lo demuestre?¿Como?
-Sé fuerte.-Parecera una tontería pero necesitaba oir algo así.-Este fin de semana vamos a pasarlo entre amigas en tu casa.
-Pero tu y yo que vamos a hacer tanto tiempo encerradas.
-Pues mucho chica, mucho se puede hacer.-Se burla de mi.-Pero no seremos solo tu y yo. Sarah fijo... y Diana ya veremos.
-No.
-¿Como no?¿Porque no?
-No quiero.
-Si que quieres. Te va a subir el ánimo. De verdad.
-Que no, no quiero.
-Hacemos algo. Que vengan, y si pasa lo que sea, si ya no tienes ganas pues les decimos que se vayan.
-No, de verdad... no.
-¿Qué vas a hacer?¿Pudrirte a llantos el fin de semana encerrada tu sola?-Pues no la verdad es que no, tiene razón.
-Bueno va. Pero si les pido que se vayan se van.
A las dos horas, ya en mi casa llega un coche. El mismo coche con el que ibamos a ir de excursión. Al parecer ambas aceptaron la invitación. Pero no vinieron solas. Se bajan del coche cuatro personas. Las dos chicas que ya conozco, un chico que por como toca y besa a Diana intuyo es el novio. Y una pelirroja preciosa, con ojos gatunos y piel de porcelana. Una mirada preciosa. Me quedo hipnotizada viéndola. No saludo a nadie. La observo.
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azul infinito
Teen FictionPuerto Villalba. Un pueblo escondido al lado del mar, aparentemente perfecto. Para Jimena una adolescente que ha vivido ahí toda su vida, su infierno personal. No es hasta que llega Cecilia, la nueva doctora, una mujer tan hermosa como misteriosa, q...