Me despierto incómoda. En realidad es la incomodidad misma la que me despierta. Volteo a ver a mis lados. Estoy en mi habitación, en mi cama, compartiéndola con Nicolle, Sarah y Luz. Cuatro cuerpos muertos en una cama que alcanza apenas para dos. Siento asfixiarme y como puedo me levanto, intentando no despertar a nadie. Misión cumplida. Me duele todo el cuerpo. Me duele la cabeza. Me duele todo.
Veo a Gustavo, el novio de Diana, caminar perdido al rededor de la cocina, buscando algo. Noto que tiene el torso desnudo, que es muy musculoso. No me había fijado bien en él antes. Por ahora solo puedo ver su espalda. Pero en su búsqueda voltea a ver y se encuentra con mi mirada atenta a el.
-¿En donde está el café?
No le respondo. Me acerco y lo cojo por él. Me sonríe en respuesta. Sigo sintiendo que lo he visto antes. Pero no se donde. Y sería mucha coincidencia. Quizás en la fiesta de Sarah... sería lo más lógico. No pregunto. Me exprimo unas naranjas y me voy a la sala a beber el zumo acostada en el sofá.
Se para en la entrada del salón y se enciende un cigarro. En cualquier otro momento le hubiese dicho que no. Pero la verdad es que hoy no tengo fuerza. Además ayer fumaron tanto que ya da igual. Está parado ahí, fumando, creo que quiere decir algo, hablar para que no sea incómodo, después de todo está en mi casa y no sé quien es, pero parece no encontrar tema, y lo agradezco. No me apetece hablar.
Baja Diana y le da un beso en la mejilla. Se sienta a mi lado con una sonrisa, pero la misma cara de resaca que tenemos todos.
-¿Qué tal bonita?-Me ha dicho bonita, viniendo de ella que siempre ha sido tan seria me sorprende, pero al mismo tiempo me gusta pues siento que ya está empezando a aceptarme en su grupo.
-Pues cansada pero bien-Respondo con una sonrisa, y una voz que no parece la mía-¿Y tu?
-Igual... me sorprendería lo contrario.-Sonríe también.
Su novio nos ve desde la esquina. Iba a hablar, pero el sonido del café listo lo detiene se dirige a la cocina.
-¿Cual es el plan de hoy?-Me pregunta Diana ignorando completamente la acción de su novio.
-Pues no sé ¿ver pelis?
-Perfecto-Ríe-No tengo el cuerpo para nada más.
Su novio vuelve a entrar y se sienta a nuestro lado. Con toda la confianza.
-¿A qué hora te vas?-Le pegunta a su novio.
-Pronto. A ver si me da tiempo a despedirme de las chicas.
-¿No te quedas?
-No... tengo que trabajar.
-¿En donde trabajas?-Pregunto sobre todo para tener algún tema de conversación, pero la verdad es que me da curiosidad ese chico.
-En un bar. Nada muy glamuroso.-Bromea.
Tocan a la puerta. No quiero abrir, por un lado me da miedo ¿quien puede ser? no puede ser mi madre, no tocaría. Espero que no sea nadie del pueblo porque como vean a estos chicos habrá conversación por un buen rato, y le dirán a mi madre. Por otro lado no quiero abrir porque no quiero moverme.
Voy lento, con poco animo aunque enfrente de la puerta me arreglo un poco, no quiero que mi apariencia le de una pista a quien sea para que aún así sin ver nada, haya chisme. Abro tímida la puerta.
Es Cecilia, me ve con una sonrisa de pena. La veo sería, sobre todo sorprendida por verla aquí, en mi casa, tocando a la puerta. Su mirada se aleja de la mía para ver a mi lado, la sigo viendo, hasta que siento un brazo al rededor mío, me asusto. Volteo a ver, es Luz.
-Buenos días-Dice dándome un beso en la mejilla.
Creo entender que es para darle celos a Cecilia, o para que entienda que ya no es bienvenida. Pero la verdad hubiese preferido que no lo hiciera. Me quedo como piedra.
Cecilia sonríe, pero sus ojos no le acompañan.
-Perdón por molestar.-Dice y seguido se va. No la retengo. Sigo sin poder moverme, además, no quiero que me siga dañando. Por más que quiera saber a que vino. Creo que es lo mejor. Que se vaya así, después de eso, así quizás sea más fácil no volverla a ver.
Cierro la puerta y veo a la otra chica, quien aún me agarra de la cintura.
-¿Qué quería?
-No sé, no lo dijo.
-Mejor, así te olvidas de ella.-Sonríe.-¿Que hay para desayunar?
-¿Hacemos tortitas?-Oigo desde la escalera una voz muy alegre, una voz que solo puede pertenecer a Sarah.
-¿Los vas a hacer tu?-Se burla la pelirroja.
-Vale, con tu ayuda.
Suelta mi cintura y va a la cocina con la castaña. Empiezan a buscar los ingredientes en la cocina, con la misma confianza del chico, como si me conocieran de toda la vida, como si fuese su casa.
Iba a unirme a ellas pero oigo mi celular sonar, me llama mi madre, subo a la segunda planta, a un lugar más callado y le respondo.
-Hola.-Digo con miedo a que me descubra.
-¿Por que te has tardado en contestar?
-No estaba cerca del móvil.
-Ah... vale... ¿todo bien?
-Todo muy bien.
-¿Que has hecho?
-No mucho, ver películas, leer, hacer los deberes y esas cosas.-Miento.
-¿Qué plan tienes hoy?
-Pues no lo sé, no he decidido nada.-¿Porque tantas preguntas?-¿Cuándo vuelves?
-Mañana... iré directo a la escuela ¿Puedes pedirle a Nicolle que te lleve?...
-Si, yo le digo.
-Perfecto... oye, necesito que me hagas un favor. Puedes ir al buzón, me tuvieron que haber mandado una carta ¿Puedes ver si está?
-Si ahora voy ¿De qué es?
-Nada importante, solo ve si está y dime.
-Pues ahora te digo.
-Gracias, hasta mañana, que tengas un lindo día.
-Igual, hasta mañana.
-Oye... te quiero.
-Yo a ti.-Me cuelga.
Salgo a buscar la carta de mi madre y veo un coche arrancar, enfrente de casa, un coche que me parece conocido. No logro ver quien está dentro.
Abro el buzón y lo primero que veo es una carta a mi nombre, sin remitente. Debajo hay publicidad y unas cartas para mi madre. Cojo lo suyo en una mano y la mía en la otra. Le mando a mi madre una foto con todas sus cartas sin saber si son las que esperaba y subo a su habitación a leer la que era para mi.
"Veo que no es un buen momento para hablar, lamento haberte molestado. Solo quería despedirme y pedirte perdón, fui muy injusta contigo. Creo que lo mejor para ambas será que me vaya. Por favor, cuídate. C.M"
Bajo corriendo, quizás aún puedo alcanzar el coche. Pero no, muy tarde. Ya se ha ido. Me quedo parada en medio de la carretera, quizás vuelva, y me vea aquí esperándola. O quizás, si estoy mucho tiempo y le pongo mucha intención, pueda volver el tiempo atrás. O quizás tan solo, si me quedo mucho tiempo puedo oler restos de su perfume, solo eso. Me conformo con eso.
-¿Vemos una peli?-Me gritan desde la puerta de mi casa. Asiento pero no me muevo, ni siquiera volteo la mirada. sigo viendo fijamente el camino, no pierdo la esperanza de volver a ver el coche.-Cuando quieras eh.-Vuelven a llamarme.
Un momento más. Solo un poco.
Cuando vuelvo a la realidad y entro a casa veo a Sarah y a Luz darse un beso, la pregunta de si sin novias me vuelve a la mente. Pero ahora mismo es lo que menos me importa.
ESTÁS LEYENDO
azul infinito
Teen FictionPuerto Villalba. Un pueblo escondido al lado del mar, aparentemente perfecto. Para Jimena una adolescente que ha vivido ahí toda su vida, su infierno personal. No es hasta que llega Cecilia, la nueva doctora, una mujer tan hermosa como misteriosa, q...