Ana alterna su mirada entre la película y mi cara. Diana llora. Luz pone toda su atención en el regaliz que está comiendo. Nicolle y Luis dejaron de ver la película para empezar a besarse. Yo, aveces veo la película mientras pienso en Cecilia, y otras las que más, observo a Francesca y Nadia, quienes están unas filas por delante a mi. Sarah, es, quizás, la única que ve realmente la pantalla y presta verdadera atención.
Al salir del cine, las busco atentamente, tanto que empiezo a caminar sin pensar por donde voy. Choco con alguien, para mi enorme sorpresa y mi suerte, aún no sé si buena o mala. Con quien me choqué fue la italiana a quien tanto buscaba. Su rostro pasó de uno de enfado a uno de sorpresa.
-Jimena.-Me saluda con dos besos Nadia al percatarse de la situación. Dos besos más de parte de su acompañante y ya estaban terminados los saludos más incómodos de mi existencia.-¿Cómo estás?¿Qué haces en la ciudad?¿Y tus padres?¿Tu padre?¿Y Cecilia?¿Estás sola?¿Quieres ir a cenar?-Espere un momento a ver si ya había acabado su ronda de preguntas. Después del silencio me di cuenta que si ¿Y Cecilia? Gran pregunta. La pregunta que me hago todos los días. La pregunta que no quiero responder. La única pregunta que no sé responder.
-Vine al cine con unas amigas.-Respondo. Aunque no sea toda la información que ella buscaba es toda la que puedo y quiero darle.
-Pues la próxima vez que estés por aquí nos avisas.-Dice Francesca con su habitual tono coqueto. Me pregunto si eso le molesta a Nadia.
-Cuando vengas y cuando necesites algo. Tienes mi numero.-Añade la mayor con la misma sonrisa. Quizás no le moleste. Me despido asintiendo y voy con mis amigas. Ana me ve como intentando descubrir que hago hablando con dos mujeres mayores. Si supiera.
-Que guapas ¿no?-Comenta Luz aún viendo a las mujeres con quienes segundos antes estaba hablando.
-Oye ¿Cómo es que estás rodeada de tantas mujeres guapas y sigues soltera?-Pregunta Sarah haciéndome sonrojar. Ana me ve, seguramente esperando una respuesta.
-Que tonta.-Respondo riendo. Tomándolo como una broma. La única forma de salir ilesa de esta situación.
Llego a casa más tarde de lo previsto. Mi madre está en pijama, en la sala, con sus gafas de profesora viéndome seriamente. Esperando una explicación.
-Te queda bien el cabello así.-Digo intentando hacerla sonreír, tanteando el terreno.
-Es una broma ¿no?
-No, de verdad te queda muy bien, deberías hacerte esas trenzas más seguido.
-Jimena...-Se levanta, es un terreno árido.-Confié en ti, no te llamé, esperé a que vinieras y me explicaras porque te vas todo el fin de semana, llegas a estas horas y no avisas... ¿Tanto te cuesta tener sentido común?
-No sé trata de sentido común mamá... se trata de no tener expectativas en la gente.
A mi por ejemplo, me hubiese encantado que mi madre me dijera feliz cumpleaños... pero las personas no siempre nos dicen lo que queremos oír ¿no? Buenas noches.Me voy a mi cuarto. De todas las cosas que había pensado en decirle. De todo lo que me hubiese gustado reprocharle, o siquiera preguntarle. Esa fue la única que salió, probablemente, porque fue la que más me dolió.
-Buenos días Jimena.-Entre todas las personas que pueden venir a desayunar con mi madre, tiene que ser ella. Esta vez no tiene gafas. Se ve más joven. No me había fijado nunca en sus dientes. Son enormes.
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azul infinito
Teen FictionPuerto Villalba. Un pueblo escondido al lado del mar, aparentemente perfecto. Para Jimena una adolescente que ha vivido ahí toda su vida, su infierno personal. No es hasta que llega Cecilia, la nueva doctora, una mujer tan hermosa como misteriosa, q...