diecisiete

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Cuando Nicolle me invitó a pasar con ella y Sarah el fin de semana me imaginé algo tranquilo. Estar con ellas, entre amigas, ver peliculas, hablar, comer, pasear. Definitivamente no me imaginé esto.

Nunca había estado en una fiesta así. En una fiesta donde todos se arreglaran tanto, donde lo único que se oye es la música, donde no se ve nada por culpa del humo de cigarro. Veo a Sarah a lo lejos, la dueña de la casa, se nota que está acostumbrada a esto, tiene una maquillaje extraño, muy llamativo, como ella. Ropa que nunca pensé que alguien pudiera usar, va por toda la casa, con un cigarro en una mano y una botella de alcohol en la otra. Va hablando con gente y ofreciendoles de su botella. Hasta acercarse a mi.

Me ve fijamente, toma una calada de su cigarro mientras me observa, me ofrece e instintivamente rechazo con asco. Parece causarle gracia mi reacción. Pensé que me hablaría, que se había acercado a eso, pero después de ofrecerme el cigarro unas cuantas veces muy insistente y observarme atenta se fue, sin decir una sola palabra.


Ya es domingo. Es muy temprano para todos los borrachos que están tirados por toda la casa. Está sucio. Hay basura por todas partes, por todo el jardín incluso. Hay gente tirada en los sofás, incluso en el piso. Hay ropa colgada por todas partes y gente semidesnuda. Hay botellas vacías, colillas de cigarro y comida por todo mi camino.

-Buenos días.-Pronuncia la anfitriona como cantando, aunque se le ve cansada y su voz suena distinta.

-¿Qué tal?

-Cansada...-Ríe-...¿y tu?

-Bien.

-¿No has tomado anoche no?

-No, no bebo.

-Pobre, sobria y viva entre borrachos muertos.

-No pasa nada... igual creo que ya me voy.

-Nicolle sigue durmiendo y...

-Puedo coger un bus.

-No, no te vayas. Mira me cambio y salimos a donde quieras. Podemos ir a desayunar a algún lado o...

-No te preocupes, supongo que quieres dormir.

-No, estoy perfectamente. Espérame cinco minutos ¿vale?-Asiento no muy convencida.

Se nota que está acostumbrada a la resaca. Se le ve cansada, con ojeras, con la piel muy mal, con residuos de maquillaje... y aún así tiene energía.

-Vamos.-Cinco minutos después y está como nueva.

Salimos caminando, no me acerco mucho porque aunque aparente estar fresca aún huele muy mal, a fiesta, a resaca.

-¿Qué te apetece desayunar?

-Lo que sea... ¿Vas a dejar a toda esa gente en tu casa así?

-Si... son los de siempre.

-¿Los de siempre?

-Cada vez que mis padres se van hago fiestas... y mis padres se van muy seguido.-Ríe.

-¿No te aburren las fiestas?

-¿A ti si?

-Un poco...

-Eres rara.

No sé que responderle a una persona que me llama rara sin conocerme de nada.

Llegamos a una cafetería algo fea, pero la más cerca. Sarah pide un café y lo toma fumando de nuevo. Yo en cambio me pido un desayuno enorme y me concentro en comer para no tener que hablar con ella, su presencia me incómoda. Me cae bien, el primer día que la conocí me cayó muy bien, y se ve que es buena, pero hay algo que me hace dudar, no sé el que, solo sé que no me siento bien a su lado.

azul infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora