🥀 Capítulo 4🥀

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DASHA
Drakk me cargó entre sus brazos, siempre fui una mujer alta y fuerte pero entre sus brazos volvía a ser una niña, me sentía tan pequeña, ese sentimiento me agradaba y me desconcertaba de ambas manera. Mi cuerpo estaba entumecido y el interior de mis muslos dolía.

—No me lleves de vuelta a esa habitación, no soporto estar ahí con todo recordándome lo que acaba de pasar, el olor impregnado en las sabanas. Por favor, jamás he suplicado a nadie, pero Drakk no me lleves ahí.

—Tranquila no dormirás en esa habitación, dormirás en la mía. —entramos al castillo y me acurruqué en su pecho. Cerraba los ojos y casi podía sentir como estaba por quedarme dormida. Él se detuvo y creí que ya estábamos en su dormitorio. —Por favor, retírense.

Dos hombres estaban frente a nosotros y me miraban con detenimiento, seguramente pensado que Drakk me había usado ya.

—Si no quieren que los mate yo mismo les sugiero que den la vuelta y que ninguno comente esto con mi padre. ¿Entendido? —preguntó con un tono amenazador y dominante que hizo tensar aquellos hombres.

—Si, mi señor —se hicieron a un lado y Drakk continuó caminando. Se detuvo frente a una puerta. Me bajó con cuidado sin soltarme hasta que pude estar de pie y él abrió la puerta del que eran sus aposentos.

Había velas encendidas, vi lo amplio que era su lecho, como también sentí el calor acogedor que me ofrecía.

—Recuéstate en la cama, descansa. —me sugirió con voz cálida. Y eso hice, me acerqué y me metí bajo las sábanas, estaban limpias y olían a él. Drakk me miró con una ternura que no pensé ver nunca de él.
—Dasha, no pienso dejarte sola. Eres una mujer admirable…

—Solo soy una cobarde. —Respondí apartando la mirada —Buscar felicidad en el suicidio es de cobardes. Ahora lo puedo ver…

—Eres muchas cosas Dasha pero cobarde, no es una de ellas. Eres valiente, fuerte, leal, apenas te vi supe que eras tú quien sería mi reina, solo mía y de ningún otro hombre, ni siquiera del infeliz de mi padre. —lo miré a los ojos.

—Solo deseo que esta pesadilla termine. Volver  a tener un hogar que pueda llamar mío. 

—Y pronto pasará Dasha. Tu sufrimiento acabará mañana, te lo juro mi luna. —se inclinó y besó mi frente. —Nadie te molestará aquí, estaré fuera del dormitorio así que no tendrás que preocuparte.

El salió del dormitorio dejándome a solas, las sábanas tenían su olor impregnado, me abracé a una de las almohadas y por primera vez en mucho tiempo pude dormir con tranquilidad.

DRAKK
Los guardias que nos vieron no se atrevieron a decir nada más y llevé a Dasha a mi habitación, después de dejarla dormirse en paz en el lecho. Salí a buscar a Gorkan, él ya debía haber regresado. Había estado esperando a Gorkan antes de ver como Dasha se escabullía entre las sombras y subía las escaleras al muro, decidí seguirla y cuando la vi a punto de hacer aquella estupidez fue como si algo al fin se despertara, sería la última noche que ella pasaría en este castillo como la esclava de mi padre.

Gorkan el leal, mi amigo y guerrero más leal al fin se había aparecido, estábamos ocultos de cualquiera de que pudiera avernos o escucharnos y dañar todos nuestros planes.

—Debemos actuar Gorkan, esta noche  por fin abrí los ojos, no esperé por más tiempo. Quiero a Dasha para mí, quiero dejar de escuchar como mi padre la viola todas las noches, de ver como sus ojos pierden día a día sus ganas de vivir.

—Nunca fuiste un hombre que se dejara guiar por sus pasiones, ¿estás seguro de lo que harás Drakk?

—Dasha intentó suicidarse esta noche —los ojos de Gorkan se abrieron sorprendidos. —logré sostenerla antes de que fuera demasiado tarde.

©𝕯𝖆𝖘𝖍𝖆. PARTE I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora