🥀 Capítulo 4.5🥀

2.4K 213 28
                                    

DRAKK
Él ya no estaba, mi padre había muerto. Fui yo quien atravesó su pecho con mi propia espada, era el rey ahora pero… ¿Por qué aquel título me hacía sentir tan vacío? Tanto tiempo planeando derrocarlo pero al final era mi padre, pasaron casi dos semanas desde aquél incidente. Había establecido nuevas normas en el castillo, los pocos que le sirvieron a mi padre no dudaron en ceder, arrodillarse y jurar lealtad a mí por temor a morir.

Lo otro era Dasha, la había alojado en otro dormitorio en la planta oeste del castillo, muy lejos de aquel cuarto donde era violada todas las noches por mi padre. La nombre la lady del castillo y ella se había estado intentando ganar el respeto de todos, como correspondía de toda mujer vikinga, mucho más si ella iba a ser mi reina.

— ¿Ya has pensado en el problema de tu reina? —miré a Gorkan sin entender. —ella pronto querrá volver a su hogar, ver a su familia.

—Hemos hablado de eso, cuando Dasha se recupere la llevaré de excursión de vuelta a gales.

— ¿Y cómo sabes que no querrá quedarse? ¿Ya lo hablaste con ella? No están casados. Aunque aquí poco a poco gana a las personas, aún hay ciertos recelos contra ella. —fruncí el ceño.

— ¿Qué has oído? ¿Alguien ofende a mi mujer a sus espaldas? —pregunté con severidad y Gorkan se recostó en la silla.

—No podrás evitar que hablen Drakk, ella tiene que ganarse su respeto y lealtad de todos en el clan, como siempre ha sido. No puedes imponérselas siempre a nuestra gente, Dasha es una mujer admirable, inteligente y sé que pronto logrará hacerlo.

—Eso espero. Se lo fuerte que puede ser mi mujer pero también sé que sufrió mucho mientras estuvo en la manos de mi padre y todo ese dolor no doblegó su espíritu. —Gorkan sonrió.

—Espero encontrar algún día una mujer así de admirable. Pero tan bella como tu reina será difícil…

—Tienes a Gaiat. —reí al ver la mueca que se hizo en el rostro de Gorkan. — ¿Lo negarás? Se conocen desde niños y ella te ha seguido desde siempre, soñando en que un día tú la hagas tu mujer.

—Y seguirá esperando ese día, el solo pensarlo me repugna, por la misma razón de que nos hemos conocido desde niños no la tomaré nunca, la miro y no veo a una mujer que haga que mi verga se endurezca de deseo, solo veo a ese niña que siempre respeté como una hermana.

—Gaiat no piensa de esa forma.

—Ella tiene suficientes amantes para complacerse a sí misma, no me necesita. Se me ofrece sin que yo se lo pida, te lo repito. No la veo como mujer. El imaginarme ese escenario me hace sentir una sensación desagradable en el estómago. Quiero otro tipo de mujer, no tan dura, ni tan soberbia, suficiente tengo con la mía propia.

—Eres bastante raro, viejo amigo. —Gorkan sonrió.

—Cuando vea a una mujer que me haga desearla al solo mirarla, me vuelva un completo idiota ante ella, entonces sabré que he encontrado a la madre de mis próximos hijos. Hasta entonces seguiré peleando como un condenado. Tal vez muera antes de encontrarla.

—Esperemos que no sea así Gorkan. Aun tienes mucho que vivir. Debo ir hablar con mi reina. —me levanté de mi silla y salí del salón.

Cada día antes de salir de caza o ir atender asuntos del clan, iba con Dasha, pedía su consejo y disfrutaba de su compañía. Ella había tomado la costumbre de refugiarse en la biblioteca principal del castillo, era su refugio y donde mataba el tiempo nutriendo su mente.

Cuando entre a la biblioteca, como lo supuse ella estaba ahí sentada frente a la luz del ventanal, leyendo un grueso libro, la miraba con detenimiento, sus golpes habían comenzado a sanar. Su cabello era mucho más lago y había subido de peso, se veía más saludable y bella que cualquier mujer.

©𝕯𝖆𝖘𝖍𝖆. PARTE I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora