🥀 Capítulo 21🥀

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DASHA
Estábamos en los brazos del otro, disfrutaba del silencio que había en el dormitorio.

—En serio… debemos salir de la cama —dije acurrucándome en su pecho mientras Barr acaricia mi antebrazo con la punta de sus dedos.

—Es cierto, debes ir con los príncipes.

—Algún día… un día quisiera tener mis propios hijos. —confesé por impulso.

— ¿Quieres tenerlos conmigo? —miré a sus ojos azules, era tan apuesto y su rostro tenía una expresión relajada que me gustaba mucho.

—Dudo que tú desees tener algún hijo conmigo, siento que soy una mujer seca, nunca tendré la posibilidad de ser madre —él frunció su ceño.

— ¿De qué hablas?

—Durante todo  mi matrimonio nunca pude engendrar un hijo.  —dije melancólica.

Jamás pensé que el deseo de tener un hijo propio, nacido de mi vientre fuera tan poderoso.

— ¿Y no pensaste que el problema estuviera en tu marido? —preguntó con una ceja levantada. Luego acarició mi mejilla con ternura. —Sé que tú serias una gran madre. Amarías a ese niño o niña con toda tu alma.

—Debo vestirme —corté el momento y me levanté de la cama.

Busqué mis ropas y comencé a vestirme. Sentí como él se acercaba y me abrazaba por la espalda, eché mi cabeza hacia atrás y Barr comenzó a dejar dulces besos por mi cuello. Jale un poco sus rizos castaños.

—Tengo que salir, ya me ausenté por mucho tiempo. —él mordió mi cuello y tocó mis senos por encima de la tela.

—Te buscaré esta noche —sonreí.

—No creo que colarte a la habitación de una mujer por las noches sea lo más honorable, sir Barr —bromee y él me hizo voltear para quedar frente a sus ojos.

—Ya no me importa nada. —me besó por última vez y me dejó terminar de arreglar y salir del dormitorio, mi sonrisa no podía ocultarse.

Aun podía sentir sus manos sobre mi piel, el sabor de sus labios sobre los míos. Mi corazón volvía a ilusionarse, dolía el solo pensar que esta felicidad que experimentaba pronto terminaría y cuando me marcharía, Barr me odiaría tanto que deseará haberme matado.

Choqué con alguien y los ojos oscuros me miraron furiosos pero la mirada de lady Catrina no me afectaba..

—Aquí tenemos a la zorrita de mi prometido.

—“La zorra” usted la ve todos los días que se mira al espejo y que yo sepa aún no han anunciado ni formalizado dicho compromiso, por lo cual ese título de futura reina aun no es suyo miladi. —reí al ver la rabia reflejada en su rostro.

—Te lo advertiré desde ahora golfa celta. Mantente lejos de mi hombre.

— ¿Quién me obligará? ¿Usted? Como si yo fuera a obedecerle bruja oportunista. —me burlé para hacerla poner colérica y lo estaba logrando.

—Deberías cuidar tus palabras, no eres intocable golfa. Recuérdalo bien.

—Usted tampoco y le recuerdo que sé muy bien donde clavar mi espada si me hace enojar. —dije desafiante.

Ella era mi única enemiga y debía tener cuidado.

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—Me enteré que el rey te descubrió. —Selina se encogió de hombros —A veces puede ser un hombre intimidante pero…

©𝕯𝖆𝖘𝖍𝖆. PARTE I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora