🥀 Capítulo 12🥀

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DASHA
—Ahora lucha niño. —él se fue en mi contra y nuestras espadas de madera chocaron, aprendía rápido de sus errores, pero aún era un mocoso que dudaba. —Perdiste príncipe.

Él me miraba desde el suelo.

—La próxima vez te venceré —dijo con mucha seguridad.

—Lo dudo mucho. Eres tú quien tiene todas las armas para derrotarme pero no las usas, está en ti decidir  cuándo usarlas como se debe. —le ofrecí mi mano y esta vez si la aceptó. Pasó una semana y los príncipes se seguían escabullendo a mis aposentos bajo las narices del rey.

Lo cual no me molestaba, pero se me hacía bastante extraño y sospechoso que el rey dragón lo permitiera. Volví a enfocar mi atención en los niños. Escuchaba a Aura tararear una canción. Los gemelos eran tan parecidos como diferentes, Aura una pequeña princesa testaruda y delicada pero malcriada cuando se lo proponía, Alexander orgulloso y desconfiado, pero sabía cuándo admitir sus errores.

—Tiene linda voz majestad. —dije llena de ternura.

— ¿Usted canta lady Dasha? —preguntó la princesa Aura mirándome con esos grandes ojos azules.

—Muy poco princesa. El canto siempre se lo dejé a mi hermana menor.

— ¿Cantarías para mí? —reí.

—Mi voz haría a sus oídos sangrar majestad. —bromeé y solo Alexander se rió.

—No me importa, por favor cante para mi lady Dasha —esos ojos azules definitivamente serán la perdición de muchos caballeros cuando sea mayor. Me senté a su lado. —Soy la princesa y debe obedecerme.

Levanté una ceja.

—Majestad, usted Juega sucio —dije divertida.

— ¡Por favor! —rodé los ojos.

—De acuerdo mi princesa. Aunque no olvidaré que hoy se comportó como una malcriada.

—No soy malcriada —se quejó inflando sus mejillas. Reí y comencé a tararear una melodía que conocía bastante bien.

—Las voces de los dioses se escuchaban entre los vientos.
Las olas del mar chocaban contra las piedras.

Una princesa que esperaba volver a su hogar, no permitía que otros se acercaran
Tenía sueños y esperanzas rotas
Soñaba con ser una reina y todo se le fue arrebatado.

Y ahora deseaban dejarla encerrada en esa isla.

Se voz se extinguían entre las sofocantes olas, la princesa no lloraba, no se derrumbaba.
El poder que  crecía dentro  de ella proclama justicia
Fuerte como piedra no se derrumbaba, no temblaba ante las amenazas.

Ella era valiente, no temblaba ante ellos
Nadie lograría sofocarla.
Y un día sería una reina que todos amarían...

—Majestades —sir Barr como siempre llegaba para interrumpirnos y parar mi canción. Los niños se levantaron.

—Hasta pronto lady Dasha —ambos abandonaron la habitación y miré sir Barr.

— ¿Sabes? Me gustaría saber por qué no le has dicho al rey que sus hijos siempre se escapan para venir a mi  prisión.

— ¿Quién dice que no se lo dicho?

—No creo conocer a la perfección a tu rey. Pero podría jurar que la idea de dejar a sus hijos visitar a una mujer que lo desteta es lo último que se le ocurriría, seguramente aun no lo sabe y tú guardas el pequeño secreto de los príncipes. Aunque me gustaría saber ¿por qué? Tú mismo dijiste que no le escondías nada a tu rey.

©𝕯𝖆𝖘𝖍𝖆. PARTE I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora