🥀 Capítulo 26🥀

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TIERRAS NORUEGAS.

DASHA.
Después de días de viaje que no fueron los más agradables, regresaba a estas tierras, los recuerdos volvían tan vividos y el dolor con ellos reaparecía. El muchacho me guió hasta la aldea, mucho había cambiado desde la última vez que estuve aquí; no pase desapercibida todos me miraron, supe que me reconocían por la mirada de desagrado y odio que me lanzaban.

—¡Dasha! —gritaron entre la multitud y cuando la vi mis ojos se llenaron de lágrimas.

—¡Gemma!  —corrí hacia ella y la abracé, olía su cabello queria asegurarme de que no era una mentira, de que en verdad era mi hermanita quien me estaba abrazando.

—¡De verdad eres tú, no era una mentira! —sollozó mi pequeña. Me alejé un poco y al observarla mejor me di cuenta de la enorme tripa que tenía.

—Gemma, tu…

—Estoy embarazada hermana. —miles de escenas de donde ella era violada se aparecían en mi cabeza.

—¡¿Quién fue el malnacido que abusó de ti, Gemma?!

—Dasha por favor escúchame, nada sucedió como te lo imaginas. Sígueme y te explicaré todo —dije con un tono de voz calmando, ella me llevó hasta una casa muy bien cuidada, apenas entré y lo vi ahí sentado a la mesa, supe en ese momento de quien era el hijo que mi hermana gestaba.

—Dasha…

—¡Tu, malnacido! —quise lanzarme contra él pero Gemma me detuvo. —Gemma, apártate.

—No permitiré que pelees con mi esposo, hermana.

—¡Esposo! —mire con furia a Gorkan —No conforme con destruir nuestro hogar, también secuestraste y violaste a mi hermana.

—No violé a nadie Dasha. Amo a Gemma y por eso me casé con ella.

—No puedo creerlo. Quiero que me expliques ahora mismo Gemma, porque se me hace incompresible que estés enamorada de él.

—¿Por qué? Lo mismo pasó contigo y con Drakk.

—¡No compares Gemma! Drakk jamás hubiera atacado nuestro hogar, ni incendiado hasta dejarlo en cenizas.

—Hermana puede que estés molestas y no lo aceptes aun pero estoy casada con Gorkan y voy a darle un hijo. —mi pequeña Gemma se veía más madura, había tenido que crecer demasiado rápido todo por culpa de los errores de los demás, incluso de los míos.

Gemma se mostró cansada y Gorkan rápidamente la sostuvo para ayudarle a sentarse.

—Supuse que esta seria tu reacción a enterarte —dijo el vikingo sosteniendo la mano de Gemma.

—¡¿Y qué esperabas?! ¿Qué aplaudiera el cómo te aprovechaste de mi hermana?

—Me salvó de ser violada Dasha.

—¡Violada por sus propios hombres! Los que él considera sus hermanos. Dioses, estoy recurriendo a la más pequeña parte de mí ser para no matarlo Gemma y no estas ayudando. No cuando lo veo tan cerca de ti. Tú, mi hermana, mi hermanita.

—Gorkan déjanos solas —pidió Gemma y el vikingo obedeció saliendo de la casa. —Dasha…

—Dioses Gemma, él… tendrás un hijo de él.

—Sí y lo amo hermana, eso debería ser suficiente para ti. Siempre quisiste que fuera feliz con un hombre que yo eligiera.

—No te dio muchas opciones, era él o la esclavitud y violaciones. —cubrí mi rostro con mis manos buscando tranquilizarme, debía estar serena por mi hijo. Inconscientemente mi mano fue a mi vientre, acariciándolo. —¿Estas embarazada, Dasha?

Miré a mi hermana con mis aguados de lágrimas contenidas.

—Sí y abandone al padre de mi hijo. Debe estar odiándome en este momento. —confesé para comenzar a sollozar en el hombro de mi hermana.

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La mujer joven y el hombre se encontraban en un rincón escondido del castillo del rey.

—¡Lo que estas a punto de hacer es una locura!

—No me importa. —él la agarró del ante brazo.

—¡No entiendes que corremos peligro de ser decapitados y nuestras cabezas adornarían las picas afuera del castillo!

—¿Deseas seguir sirviéndole? ¡Eres un cobarde!

—No harás esta locura, en este momento te iras de vuelta a casa.

—¡No!

—No era una petición.

SELINA
—¡Aura no te comas mis tartas! —reclamó Alexander a su hermana.

Era muy gracioso ver a los hermanos pelear, nos encontrábamos en el comedor disfrutando de una apacible cena. Aitor no paraba de mirarme de reojo, trataba de actuar con tranquilidad pero tener esos penetrantes ojos verdes me alteraban.

—¡Pero no te las comes Alex! —chilló la princesa.

—Alexander deja a tu… hmm.

—¿Majestad? —mire al rey y supe por la expresión en su rostro que algo andaba mal—¡AITOR!

—¡PADRE! —gritó el príncipe.

El rey comenzó a ponerse morado y se desplomó en suelo. Me levanté de la silla con apuro, había visto estos síntomas mas antes, abrí su boca e introduje mis dedos para hacerlo vomitar, debía sacar la toxina de su sistema antes de que fuera demasiado tarde. Aitor vomitó y le pedí a los guardias que me ayudaran a trasladarlo, mandé que fueran de inmediato por lo que necesitaba para hacer un antídoto.

—Sir Barr necesitaré que sea rápido o el rey no sobrevirará la noche. —había estudiado suficiente el uso de yerbas y botánica para saber lo que debía hacer. —Alguien intentó envenenarlo.

—¿Pero quién miladi?

—Hay que estar alerta sir Barr, no me despegaré del rey Aitor.

—Usted lo quiere. —no era un pregunta, era una afirmación —Sabrá cuidarlo y no se preocupe miladi, conseguiré lo que necesite y los que han envenado al rey pagaran las consecuencias. 

©𝕯𝖆𝖘𝖍𝖆. PARTE I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora