🥀 Capítulo 29🥀

1.8K 201 16
                                    

BARR
Entrenar día y noche me mantenían ocupado para no pensar en ella. ¿Por qué se marchó? ¿Qué fue lo que hice mal para que se largara sin siquiera darme una razón? Dolía como el infierno porque a esa mujer yo le había dado todo de mí, dejé que se metiera en mi piel, me enamoré como un estúpido y era nuevamente desechado.

—¡Maldición! —grité mientras batía mi espada contra el tronco. Estaba tan lleno de furia, cólera, porque aun después de su abandono seguía amándola, lo que sentía por Dasha no había logrado matarlo en lo largo de estos meses.

—¡Pss milord! ¡Milord! —llamó mi atención un muchacho que nunca había visto.

—¿Quién eres?

—Sígame. Lady Dasha lo necesita —mi cuerpo se tensó y me puse en alerta.

Seguí al muchacho hasta una cabaña oculta en el bosque.

—Entre Sir…

—Si es una trampa, te encontraré y te matare muchacho —amenacé.

—Solo entre, ella lo espera. —mi mano fue directamente al mango de mi espada y entré a la cabaña, había una chimenea encendida y comida en la mesa, mientras más me adentraba me encontré con una cuna y veía como se agitaban pequeñas manos y piernas, ahí vi un bebé que me miraba con esos ojazos violetas, tan parecidos a los de Dasha.

—¿Quién eres tu pequeña? —pregunté como un tonto, embelesado por la bebita.

—Es tu hija.

DASHA
Barr se volteó de inmediato y la tensión que se formó en nosotros era tan fuerte.

—¡Escapaste con nuestra en tu vientre, ni siquiera me dijiste de su existencia! —gritó enfurecido.

—Debía volver con mi hermana.

—¡Sin importarte lo que yo sintiera por tu abandono! ¡Por alejarme de mi hija!

—¿Ibas a dejarme ir? ¿Hubieras dejado a tu rey desprotegido?

—Ya nunca sabremos eso ¿verdad Dasha?

—Perdóname… —él se comenzó acercar y fue a mí encuentro, envolviéndome en sus brazos.

—Mi Dasha. Me sentí tan furioso, traicionado, te marchaste…—lo abracé y llené su rostro de besos.

—Bésame con mi me hubieras extrañado Barr. —dije con un sonrisa y su beso me robaba el aliento, nos detuvimos cuando escuchamos a nuestra hija llorar.

Corrí a sostenerla en mis brazos, Barr la admiraba y Alanna solo lo miraba con sus grandes ojos violetas llenos de curiosidad.

—Su nombre es Alanna.

—Es bellísima, se parece a ti. —sonreí.

—Tiene tu nariz. —Barr por primera vez sostuvo a su hija en sus brazos. —él es tu padre, Alanna. —mi hija sonrió hacia su padre. Jaló con sus pequeñas manos los risos castaños de Barr y se reía mientras lo hacía.

SELINA
—Miladi, no creo que se buena idea alejarnos tanto del castillo. —dijo el hombre que hacía de mi guardia este día.

—Estaremos bien milord, no tardaremos mucho, solo necesito unas setas para la medicina del rey. —me bajé del caballo para poner de cuclillas en el piso buscando entre  musgos las setas y flores que necesitaba para Aitor, ya se estaba recuperando completamente y dentro de poco no necesitaría más el brebaje que le preparaba.

—¡Miladi! —gritó mi guardia cuando se vio sorprendido por varios hombres desconocidos, vi como lo acorralaban y lo atravesaban con sus espadas.

©𝕯𝖆𝖘𝖍𝖆. PARTE I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora