Leyenda ➳ ᴋ.ᴛᴀᴇʜʏᴜɴɢ ✓

veintidós.

— Deja de besarme Taehyung.— lo alejo de mi empujándolo por su pecho.

— Pero si eres tu la que me está besando.

— Fuiste tú quien empezó— miré los cristales en el suelo y pensé que era una buena excusa para escapar.— Tengo que limpiar esto.

— Ni creas que escaparás— me jala por el brazo— Quiero que lo digas.

— ¿Decir qué?— muerde su labio inferior, con algo de molestia.

— ¿Acaso esto para ti es un juego?— aprieta mi brazo, lo veo enfadado— ¿Por qué lo haces?

— Lo lamento— me zafo de su agarre, sintiendo un nudo colarse en mi garganta— Yo sé porqué lo hago.

— ¿A qué le temes?

— A ti— vi como cambió su expresión a una de decepción.

— Yo no soy ningún monstruo ¿por qué me tienes miedo?

— Porque estás logrando que me enamoré de ti, y no estoy preparada ni segura de volver a entregar mi corazón.

—Tampoco estoy preparado para esto SunHye, me enamoré de una mujer que no me pertenecía, ella fue mi primer amor y la ví morir por mi causa ¿crees que después de eso tengo ganas de volverme a enamorar?— vi sus ojos cristalizarse un poco— Pero sucedió, nadie controla al corazón— es verdad, por mucho que he intentado controlar lo que siento, no lo he podido lograr— Y no sabes cuánto miedo siento, miedo a que te suceda algo por mi causa y no poderte defender, sin embargo, quiero intentarlo.— otra vez se acerca a mi, poniéndome de nervios— Si me entregas tu corazón, te prometo que cuidaré de él y de ti, no dejaré que se repita la misma historia.— me emocioné tanto que terminé abrazándolo con todas mis fuerzas, sus palabras me habían llegado al corazón.

— Creo que esto era lo que quería escuchar— me separo y lo miro a los ojos— Sé que eres un poco torpe, pero te lo doy, procura cuidarlo.

— Lo prometo.

— No lo puedo creer— solté una risita— Para que me resistí tanto, si al final... terminé aceptándote en mi vida.

— Tonta— sentí un beso en mi cabeza.

— Tu eres más tonto— separo el abrazo —Tengo que irme a dormir, ya pasan de las dos y mañana tengo que trabajar.

— ¿Puedo acompañarte?— me sonrojo un poco.

—¿A-a dormir?— niega con una risita.

— A tu trabajo— Dios, que mal pensada soy.

— Está bien— rasco mi cabeza— Después, tengo que ir al centro comercial.

— De acuerdo...

— Bueno, hasta horita— muerdo la uña de mi dedo anular, estaba nerviosa.

— Si quieres te acompaño a dormir también.

— ¿Qué? No ¿estás loco?— suelta una risita.

— Sólo bromeaba.

— Eres un idiota— rodé mis ojos y caminé hasta mi puerta.

— Pero te gusto.— me detuve sorprendida por su respuesta.

— ¿Eras así de sinvergüenza antes?— mueve su cabeza en forma de negación.

— No, aprendí por tu culpa.

— Vaya, ahora resulta que soy la culpable— me cruzo de brazos.

— Fuiste tú quien me prestó la televisión, con eso se aprende mucho— pues tiene razón, ojalá y nunca tenga en sus manos un teléfono móvil.