Capítulo 18: Empezar de cero.

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Zoey:

*En el hospital*

     Soy una estúpida, estoy en un hospital, no soy millonaria, mi vida es una farsa, soy adoptada... Me odio a mi misma. Ésta habitación de 4 paredes blancas me está sofocando. Me muero poco a poco...

*Se abre la puerta de la habitación*

—¡Zoey! —exclamó mi padre mientras entraba. Detrás de él venía mi abuelo.

—Hola... Sergio.

     Él se sentó en una esquina de la cama y mi abuelo en una silla que estaba al final de la habitación.

—¿'Sergio'? —miró a mi abuelo con frialdad— ¿¡Le dijiste!?

—¡No!... Sí —respondió mi abuelo con decepción.

—¿Por qué? ¡Tú sabías que no estaba lista! —gritó mi padre.

—¡De una u otra forma ella se iba a enterar, Sergio!

—¡Basta! ¡Cálmense! ¿Sí? —interrumpí— ¡Me voy a morir a causa de su enemistad! ¡No puedo moverme! ¿Les gusta verme en éste estado? —continué.

     Ellos se calmaron y se sentaron cada uno en su lugar con la cabeza hacia abajo.

—Tienes el mismo carácter de tu madre, Zoey —dijo papá.

—Lo sé, mamá tenía un carácter fuerte y sus gritos me encantaban. A pesar de tener tal carácter; Trinidad fué una gran mujer —dije.

—Él habla de Melody, hija —dijo el abuelo.

—¡Ella no es mi madre! ¡Primero muerta que aceptarla! —grité furiosa.

—¡Respeta, Zoey Glassmarn! —gritó papá.

—Y quieras o no, tu madre es Melody y está allá afuera porque quiere hablar contigo. ¡Y quieras o no, vas a hablar con ella! ¡Fin de la conversación! La voy a traer —exclamó mi abuelo mientras se levantaba de su asiento y salía de la habitación.

—¡Agh! —fue lo único que salió de mi boca.

—Tranquila, hija... Verás que Melody te caerá muy bien. Te pareces tanto a ella... —papá iba a terminar de hablar pero lo interrumpí.

—¡No, no, no, no! —grité—. ¡No vuelvas a decir eso, yo no me parezco a ella! ¡Nunca me pareceré!

*Se abre la puerta de la habitación*

—Zoey, ella es Melody, tu madre —dijo papá mientras se levantaba de su asiento.

—Sé quien es Melody; ¡no hace falta que me la presenten! ¿Saben por qué? Porque es la muerta de hambre de la secretaria. Y antes era la señora de limpieza. ¡Qué bajo! —no miré a nadie a los ojos, sólo estaba viendo una silla vacía.

—Vámonos, Sergio. Hay que darles un tiempo a solas —dijo mi abuelo.

     Papá lo siguió y, antes de salir, ambos me hicieron señas; algo como 'compórtate'.

     Melody se sentó en aquella silla vacía que yo estaba mirando. Así que desvié la mirada hacia otro lugar.

—Hola, Zoey.

     Yo no dije nada, sólo la miré de reojo y volví a desviar la mirada.

—Sé que estás confundida. Pero, hagamos un intento, si me dejaras explic...

—¿Explicarme? ¿Qué me vas a explicar? Seguramente tú no tenías los recursos para mantenerme, ¡no, ya sé! Fui un accidente y tú no estabas lista para criar a tu hija, Melody.

—Sé que por más que trate de explicarte no me vas a escuchar... —dijo decepcionada.

—Porque todos usan esas mismas excusas, y esas personas que usan esas excusas; son las peores...

—¡No! —interrumpió—. ¡El único monstruo es tu padre, Zoey! —continuó desesperada.

—¿Q-qué quieres decir? —pregunté confundida, muy confundida.

—Cuando naciste, obviamente estábamos en el hospital. Cuando nos dieron de alta, era de noche, yo iba a casa contigo en mis brazos... Hasta que un hombre salió de repente y te agarró, no pude ver bien quien era, hasta que volteó: era Sergio.

     »A la mañana siguiente, iba camino a la comisaría, para poner una denuncia, pero, después vi a tus padres frente a una tienda comprándote ropa, juguetes y todo lo que, sinceramente, yo no podía darte.

     »Vi la alegría de tus padres y, pues, te dejé con ellos. No pude hacer más nada.

     »Unos dias después me crucé con tu padre y tu abuelo, así que hablé con ellos para poder estar cerca de tí y verte crecer, así que me contrataron como tu niñera, luego como la señora de limpieza de la casa, unos años después fui de visita como 'amiga de la familia' y ahora soy la secretaria de la universidad. 

     »Siempre te vi de lejos... Eres tan bella, Zoey. Me duele que me trates de esa manera, podemos empezar de cero, pero veo que tú no quieres. Así que, en éste papel —dijo mientras me lo enseñaba—, está mi número de teléfono y mi dirección, por si quieres ir y hablar conmigo. Estaré esperándote, Zoey —continuó con algunas lágrimas corriendo por sus mejillas mientras se iba de la habitación.

     Ella se fue y me puse a pensar, luego de unos 10 minutos, entró ese chico raro que estaba a mi lado hace rato... Ben.

—¿No te cansas? —pregunté.

—No tanto, es que quería ver cómo estabas.

—¡Pues ya viste, estoy bien, te puedes ir! —exclamé.

—No lo creo.

—No fué una sugerencia, fue una orden. ¡Vete! ¡No me veas! —grité

—Y yo te repito que no lo creo. Veo que estabas llorando... ¿Puedes decirme? —preguntó.

—No lo creo, no te conozco. No confío en desconocidos.

—No me copies, nena —dijo mientras se me acercaba.

—¡Entonces cállate y vete por donde viniste! —exclamé.

—No me iré hasta que me digas qué tienes... ¿Ok?

—¿Quién te crees que eres? ¿Mi padre? No, hombre —pregunté asombrada por su carácter.

—No, no me creo tu padre, pero igual —respondió

—¡Vete, antes de que llame a las enfermeras, doctores o a seguridad! —exclamé.

—¡Calma! Empecemos de cero, ¿sí? —dijo tratando de calmarme.

—¿Empezar de cero? ¡No! ¡No tenemos nada de qué hablar! Eres un desconocido y yo soy una mujer de clase alta, en un hospital de quinta, casi muriéndose. ¿Tengo que aguantarte? ¡NO LO CREO! ¡VETEEEE! —dije alterada.

     Él se levantó de la cama y llamó a las enfermeras, las cuales, me dieron un calmante. Todo empeoraba cada vez más, me sentía aun peor.

     Tenía más ganas de suicidarme, nada me salía como quería, todo era lo contrario a felicidad. Mi vida es un desastre que no se puede arreglar...

Víctimas ✅ [TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora