Capítulo 7

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Daniel.

Llegar a la casa de mi novia y ver a William y otro chico que no conozco, no ayuda con la molestia que tengo en estos momentos. Mas porque Sofia se ve un poco incómoda y evita que la toque, como sino lo hubiera hecho antes.

El chico que no conozco no para de mirarla y eso me hace enojar aun más, así que la agarro de las caderas y la siento sobre mi regazo en el sillón individual, indicando que es mi novia.

Se que Sofia me reclamara por mi comportamiento mas tarde cuando hablemos, pero no me importa, solo quiero dejarle claro a ese chico que ella esta comprometida.

Me había costado demasiado trabajo que ella aceptara salir conmigo como para que un chico nuevo viniera y me la quitara así nada mas.

Y se que estoy siendo un poco machista, pero Sofia me encanta, me fascina, me vuelve loco y ahora que la tengo no pienso soltarla con facilidad.

Nos conocimos en la universidad gracias a que a mi me asignaron darle un tour por la escuela a los chicos de nuevo ingreso y entre ellas estaba ella, tan hermosa y reservada como siempre. Me intente acercar ese día para conocerla mejor; sin embargo, ella me rechazo amablemente diciendo que no salia con extraños.

Cuando comenzaron las clases me intente acercar a ella para darle confianza y que me concediera una cita, pero ella me seguía rechazando, lo cual hizo que me cautivará aun más.

Quería saber que era lo que me faltaba para que ella saliera conmigo; soy el capitán del equipo de fútbol de la escuela, soy algo guapo según mi madre y algunas chicas, tengo estabilidad económica gracias a mi padre y soy muy gracioso. Era el sueño de cualquier chica.

<<Claro menos de Sofia Mendoza>>.

Me toco conseguir su número con ayuda de Karen quien se había echo novia de mi mejor amigo Tayler y por lo tanto siempre estaba con nosotros.

Le escribía todos los días, solo que ella me ignoraba y evitaba toparse conmigo en la escuela. Así que decidido a hacer algo diferente le dejaba cartas, le daba flores, chocolates, le escribía poemas e incluso la llegue a pintar gracias a mi maestro de arte que la reprendió para que colaborara conmigo.

Pero nada parecía funcionar, ella me encantaba y varios de mis amigos me dijeron que me diera por vencido que ella no me iba a hacer caso nunca y que no lo valía que habían más mujeres en el mundo como para desgastarse con ella.

<<Ella si lo valía, claro que lo valía>> me convencía a mi mismo.

Así estuve todo el año, tratando de que saliera conmigo aunque sea a una cita, con eso me conformaba, hasta que ella acepto salir conmigo esa última semana de clases.

Estaba emocionado cuando llegue a mi casa y le conté a mi madre, quien se había convertido en mi cómplice para los detalles que le entregaba cada día. Ensaye la cita con mi hermana ya que ella también había colaborado en esto.

Ese día fue genial, ella y yo charlamos de diferentes temas, nos reímos y supe mucho de ella, de como veía las cosas y me enamoré.

Me enamore como un idiota de ella y supe que esto no podía llegar solo a una cita.

Me es forcé para que ella saliera conmigo a otras citas y parece que mi insistencia surtió frutos porque siguió aceptando.

Una noche cuando la invite a mi casa a una cena que yo mismo le había preparado me di cuenta de que haría lo que fuera por estar con ella aunque ella no me quisiera ver como novio.

—Bienvenida— le abrí la puerta de la casa y la deje pasar siento mucho no haber podido ir por ti— me sentía apenado porque no pude ir a recogerla a su casa.

Quiero amarte [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora