Capítulo 21

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Sofia

La noche anterior después de ver la película para distraerme me fui a dormir y ni Sam ni Melissa habían llegado.

Me empecé a preocupar cuando me desperté y ellas no estaban ni contestaban el teléfono, prepare el desayuno solo para Karen y para mí y les volví a llamar pero ninguna contestó.

—Buenos días— me saludo Karen llegando a la cocina mientras se estiraba.

—Buenos días— le contesté mientras le daba un trago a mi taza de café.

—¿Aún no se han levantado?— preguntó mientras tomaba una taza y se servía café.

—Aun no han llegado— le respondí sin mirarla porque le estaba contestando a Daniel.

—¿Sabes a dónde se fueron o con quiénes?— me pregunto mientras se sentaba a mi lado.

—No me dijeron nada ni mandaron mensaje— bebí un trago de café y baje el teléfono.

Tocaron la puerta y Karen se levantó para abrir, las risas femeninas se escucharon mientras que alguien las intentaba callar y se reía aún más fuerte.

—Apestan a alcohol— comento Karen regresando a mi lado con una mueca de asco.

De pie frente a nosotros estaban Melissa con sus tacones en mano abrazada a William quien tenía una gran sonrisa en la cara, a su lado estaba Sam  casi cayéndose y detrás de ella estaba Cárter con las mejillas un poco sonrojadas y una sonrisa de idiota.

—Su departamento es el de abajo— comento Karen mirándolos mal.

—Lo sabemos— contestó William con un tono de burla que hacía notar que estaba ebrio. —Solo que en nuestro departamento no hay nada para preparar el desayuno y aquí si— abrazo de lado a Karen dejándose caer un poco en ella a lo que Karen le dió un codazo para que se alejara.

Todos se veían demasiado mal, como si hubieran estado tomando toda la noche hasta amanecerse y vomitar. Melissa y William se veían demasiado cariñosos, lo que me hacía creer que a ellos se refería William con la palabra nuestro.

—Si creen que esto es un restaurante donde pueden aliviar la borrachera que traen encima están muy equivocados— los amenazó Karen y William alzó la manos como si se rindiera en tono de burla.

Yo solo los miraba disfrazando una sonrisa detrás de la taza de café que tenía en las manos, los evaluaba a todos discretamente para averiguar en dónde habían estado toda la noche y me di cuenta de que Melissa tenía el vestido rojo entallado un poco arrugado de la cintura como si lo hubieran subido y el sostén un poco chueco, Sam se veía muy borracha y algo desorientada y Cárter estaba apunto de caerse.

—En primer lugar, está también es mi casa y yo puedo disponer de mi comida cuando quiera— objeto Melissa levantando un dedo.

—Así es— deje la taza de café en la encimera de la cocina y me puse de pie para llevar mi plato y la taza vacía al fregadero. —Es nuestra casa y nuestra comida, así que no se le puede negar a nadie. Disfruten preparando su desayuno para aliviar su resaca— comenté pasando entre ellos para dirigirme a mi cuarto, no me iba a poner a pelear con nadie y mucho menos por comida así como Karen.

Tenía muchas cosas que hacer y resolver en vez de hacerles caso a esas pobres almas que no pueden con su cuerpo intoxicado por el alcohol.

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Había pasado una semana desde que Daniel se había ido y para ser honesta conmigo misma lo extrañaba, había estado algo distante de las chicas y distraída en las clases; pero, no era solamente por lo de Daniel también por otros problemas que tenía en México y que estaba tratando de solucionar desde aquí.

Cuando llegue a casa después de trabajar el viernes en la noche, Karen, Melissa y Sam se estaban arreglando para salir de fiesta.

Yo las salude desde la puerta y fui a la cocina por algo de comer y por agua.

—¿Quieres venir con nosotras?— me pregunto Melissa entrando en la cocina con su vestido azul marino ajustado a su cuerpo y que le llegaba a la mitad de los muslos.

—No, prefiero quedarme a descansar, hoy fue un día difícil— le di una sonrisa y ella solo asintió entendiendo que ni aunque me pagará iría a un antro con ellas.

No me gustaba salir de fiesta y mucho menos emborracharme hasta vomitar, eso lo había echo algunas veces en México y me traía muchas malas anécdotas, a parte de que me chocaban los hombres estúpidos que con sus ligues de tres pesos creían que ya te podían llevar a la cama. No sabía cómo eran los canadienses borrachos y calientes, pero tampoco lo quería averiguar.

Tocaron la puerta y Melissa salió de la cocina para abrirla, yo llevé mi comida a la sala y encendí la televisión para ver una serie o una película.

—Hola— saludo Meli emocionada dándole un beso en la boca a William y detrás de él entro Cárter con un suéter de lana y unos pantalones de pijama.

—Hola chicas, ¿Ya están listas?— cuestionó William cuando se separó de Meli y la abrazo por la cintura.

—Ya— respondió Sam saliendo del pasillo de los cuartos seguida de Karen quien tecleaba rápidamente en su teléfono. —¿Cárter se puede quedar contigo, Sofi?— me pidió Sam acomodando algo en su pequeño bolso de mano.

Cárter se veía algo pálido y tenía la nariz roja, eso me daba a entender que estaba enfermo y que no iría con ellos.

—¿Por qué?— pregunté sin querer y todos me miraron.

—Lo que pasa es que Cárter tiene un fuerte resfriado y se le tapan las vías respiratorias con regularidad, lo que no lo permite dormir solo sin alguien que lo vigilé para que no muera ahogado— explico Sam mientras acariciaba la espalda de Cárter en círculos.

—¿Lo tengo que vigilar toda la noche?

—Nop, solo hasta que volvamos— Sam me miró con súplica y yo solo asentí con la cabeza. —¡Gracias! Estos son los medicamentos que debe tomar, suele ser más tranquilo de lo normal porque está como anestesiado y el resfriado no le permite terminar oraciones largas sin que se ahogue en el intento, así que no hay ningún problema— me tendió una lista y unas medicinas mientras Cárter se sentaba en el sofá de a lado.

Cuando todos se fueron decidimos que veríamos una película de terror para matar el tiempo, eran alrededor de las nueve de la noche, así que ellos tardarían en regresar.

Está sería una larga noche en dónde mi papel de enfermera que intérprete en una obra escolar de salud de la secundaria por fin tendría frutos.

Quiero amarte [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora