Capítulo 44

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Sofia.

Estaba en el baño llenando la pequeña tina que se encontraba allí ya que Carter no tenia muchas fuerzas para ponerse de pie por completo y yo no era tan fuerte para aguantarlo sin que se me cayera encima.

Cuando regrese a la sala estaba con la cabeza recostada hacia atrás y se veía tan hermoso aun con su cara roja por los golpes. Nunca nadie había hecho lo que hizo por mí en la vida, siempre me he tenido que defenderme sola y solucionar mis problemas de la misma manera y se sentía tan bien que alguien te ayudara, que le importaras tanto a una persona para que se agarrara a golpes con cuatro tipos que lo terminarían casi matando.

Me acerque despacio a él para no asustarlo y susurre su nombre, pero no respondió, su respiración era suave y su cuerpo ya no tenia fuerza, la pastilla que se había tomado lo había relajado como había dicho el doctor.

Le quite los zapatos, la sudadera que me encantaba y que se la robaría para dormir con ella cuando no lo tuviera conmigo, le saque la camiseta, el pantalón y los calcetines para dejarlo en bóxer.

Lo tome del cuello con delicadeza y se movió despertándose un poco. -Vamos a bañarte, dijo el doctor que era importante.

- Yo creo que solo quieres verme desnudo y aprovecharte de mí- contesto sonriente mientras lo llevaba al baño.

- Me descubriste, fue todo planeado para tenerte en mi cama- bromee con él y entramos al baño.

- Yo hubiera estado desnudo en tu cama sin recurrir a la violencia- lo senté en la orilla de la tina y le quite el bóxer.

- El plan salió mal, lo siento- me reí y lo ayude a sentarse en la tina hasta que se resbalo y casi se ahoga. -Vamos Carter, pon un poquito de tu parte- le dije ya que me había mojado toda para que no se ahogara.

Él solo relajo su cuerpo y se recostó en la tina dejando que yo pasara la esponja por su cuerpo amoratado, el doctor había dicho que esto pasaría y que él recordaría poco después de la pastilla, ya que lo pondría dormir y le calmaría el dolor.

Cuando termine de enjuagar su cuerpo tan bello y apetecible, mis hormonas estaban por las nubes y la idea de violarlo en la tina me daba un escenario tan hermoso y apetecible que... ya no se ni lo que estoy pensando, me regañe a mí misma y me coloque shampoo en las manos para masajear su cabello con delicadeza, verlo de esa forma, tan inocente, con los ojos cerrados y la respiración calmada me entraron unas ganas por besarlo y no me reprimí de hacerlo. Con mis manos en su cabello uní mis labios a los suyos y él correspondió de manera suave.

Termine de bañarlo y lo obligue a que se pusiera de pie para secarlo y llevarlo a la cama. Le coloque un albornoz y lo deje en la cama para ir por un poco de su ropa a su apartamento con sus llaves, cuando volví estaba profundamente dormido así que me fue más difícil vestirlo, pero logre ponerle el bóxer, volteando la mirada por que mis ganas estabas mas grandes que la torre Eiffel y terminaría violándolo. Le coloque un pantalón de pijama y una camiseta de algodón para que durmiera cómodamente.

Me bañe y tome un té para calmar un poco mis nervios y deje que mis pensamientos llegaran mientras lo miraba dormir en la cama. Se movió algo incomodo como si buscara algo inconscientemente y me acerqué para preguntarle si le dolía algo y su única respuesta fue abrazarme contra él y susúrrame -Me hacías falta tú- le di un beso en su barbilla y caí rendida en un sueño profundo.

Me desperté antes por culpa del despertador para salir a trabajar en sábado, solo que llame para decir que no iría y fui a la cocina para preparar el desayuno y por la pastilla de Cárter.

Regresé con todo listo y aún seguía profundamente dormido, así que lo desperté como le gustaba, con besos en la cara, cuello y cabello y susurrando su nombre en su oído. Le di un ultimo beso en la comisura de sus labios y abrió su ojo ya que el otro no podía por la inflamación que tenía.

- Buenos días. Te toca la pastilla y tu desayuno- bese su frente mientras trataba de estirarse y se contraía del dolor, le di la pastilla con el agua cuando se sentó en la cama y acerque la bandeja con la comida.

- ¿Y el tuyo? - me cuestiono notando que solo había un plato.

- Ya tomé un té.

- No voy a comer sino comes tú- contesto serio y me pare de la cama para ir por un plato de fruta para mí. -Yo te acompaño y desayunamos en la cocina.

- Esta bien, contigo no se puede intentar consentir- me lleve la bandeja y regrese por él para ayudarlo a llegar a la cocina, pero lo senté en el sillón con la bandeja y fui por mi plato de comida.

Desayunamos en silencio viendo una película infantil, hasta que volvió a quedarse dormido y me puse de pie para arroparlo con una manta e ir al supermercado por comida.

- ¿A dónde vas? - me cuestiono cuando tome las cosas para irme.

- Voy a comprar comida, ya regreso- abrí la puerta para salir hasta que escuché un golpe y me devolví enseguida pensando que se había caído, pero no era así.

- No me dejes solo- hizo un puchero tan tierno que solo rodé los ojos para no sonreír con la ternura que me causaba este hombre.

Pedí el super por una aplicación y volví a sentarme a su lado a lo que Cárter aprovecho para recostar su cabeza en mi regazo e instintivamente mis manos fueron a su cabello acariciándolo despacio mientras me miraba a los ojos.

- Me dejas entrar por que casi me matan a golpes, ¿cierto? - le di un beso en la frente.

- No quiero lastimarte.

- Quiero correr el riesgo de salir herido, quiero que me rompas en mil pedazos si con eso me permites estar a tu lado. Porque siento que si no estoy contigo no podre estar con nadie mas porque te amo- sus palabras alimentaron los latidos de mi corazón y me estremecieron por sentirlas tan reales, que por un momento quise mandarlo todo por el desagüe y amar a Cárter sin importarme nada.

Estaba a punto de decir lo que ambos queríamos escuchar, hasta que tocaron la puerta y me puse de pie para abrir al chico que venía con las compras.

Le prepare de comer y vimos una película mientras le daba de comer helado en la boca, de un momento a otro el helado desapareció y solo existíamos él y yo besándonos apasionadamente en ese pequeño y cómodo sillón de mi apartamento.

Lo extrañaba, extrañaba su cuerpo, sus caricias, todo lo que me hacia sentir y que por mas que me empeñara no podía ocultar. No fuimos a la habitación entre besos y caricias subidas de tono, pero tan divinas que me hacían necesitarlo cada vez más.

-Déjame demostrarte con hechos que te amo y si después de eso te quieres ir, lo aceptare- no me dejo contestar ya que volvió a unir sus labios con los míos en un beso lleno de sentimiento y emociones mutuas.

Esa noche Cárter y yo nos amamos, nos entregamos de una manera completa, no hubo miedo, tampoco inseguridad. Me demostró todo lo que sentía por mí, así como lo que yo sentía por él. Lo amé cada minuto que estuve con él, cada caricia, cada palabra de amor, cada gemido y embestida que eran certeras y divinas y demostraban todo lo que sentía por mí.

Estaba dispuesta a amarlo, a que entre los dos se construyera una relación que me ayudaría a sanar, porque sabía que no podría hacerlo sola, no quería hacerlo sola. Ya no quería alejarme de él solo quería estar en sus brazos, disfrutar de sus besos y verlo dormir con el amanecer de la ciudad reflejado en su cara.

Quiero amarte [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora