XX

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Mike

El despertador suena a mi lado con la canción Holiday, de Green Day y me dispongo a revolverme en la cama unas doscientas veces antes de poder levantarme. No quiero ir a la maldita escuela, no quiero ensayar con la banda y más que nada, no quiero ver a Alena. Pasar el tiempo con Brook no está mal, ella de hecho me agrada tanto que he llegado a considerarla una hermana aunque por supuesto, nunca se lo diría. Esa tontería del sentimentalismo no va conmigo y si quiere que seamos amigos, debe conformarse con recibir un “Gracias” o un “Por favor” cada tanto, nada más.

Pero Alena, Ashton. Ashton, Alena. Ellos dos juntos terminarán por matarme un día de estos y no es que considere que mi vida vale oro o algo por el estilo, pero realmente me doy cuenta que la manera más humillante de decirle adiós a este mundo sería desvaneciéndome de a poco por envidiar la felicidad de mi mejor amigo y la chica a la que… NO. Nada, Michael, solo levántate y ve a vestirte para pasar otro día de mierda.

Como era de esperarse llego tarde a la primer clase y ocupo un asiento al fondo del salón, donde nadie pueda verme. En cuanto saco mi cuaderno para fingir estar prestando atención a algo de todo lo que dice el profesor, las imágenes de posibles acontecimientos entre Ash y Alena se me vienen a la mente. Ellos abrazados, ellos riendo, ellos besándose, ellos felices.

“Feliz”, pienso. ¿Qué será la felicidad para mí? ¿La alcanzaré algún día? ¿O estaré siempre deambulando por el mundo con esta terrible expresión de amargura en mi rostro? Ya no tengo mucha idea de nada. Solo sé que me encuentro aquí, apreciando al resto de mis compañeros mientras toman nota y luchan por un mejor futuro, futuro que por cierto no tendré.

Ashton ha terminado la secundaria y hasta planea ser profesor de música un día. Claro, ahora mismo trabaja en una tienda de videos mediocre pero sé que, si lo intenta, llegará lo suficientemente lejos como para podes sustentar una familia. Y eso es exactamente lo que busca Ally, alguien que le dé seguridad, alguien que le garantice bases para un futuro, no un fracasado que sueña con vivir el resto de su vida mantenido por la música y su humilde guitarra. ¿Quién demonios querría eso?

La observo mientras alza la mano y comenta brevemente algo sobre el tema que estamos tratando y me doy cuenta de que ella y Brook llevan casi un mes aquí. Su primer mes en Australia, el primero de los seis que les han concedido y el que marca con claridad la velocidad con la que pasa el tiempo. Porque es cierto, las cosas han cambiado desde que ellas llegaron. Calum parece más animado de venir día a día a la escuela solo porque ha conseguido dos nuevas amigas (una que es tan atrevida como él y otra a la que ambos pueden perturbar sin demasiado esfuerzo), Lexi por fin ha experimentado lo que es tener un par de amigas de su mismo sexo y por lo que he visto, les va excelente en eso. Luke está perdido en el cabello, los ojos, la voz y hasta las manos de Brooklyn. Realmente no he podido encontrar una razón por la cual ella le daría siquiera la hora a un chico que prefiere quedarse en casa estudiando a salir a romper cosas pero he de admitir que con el tiempo las cosas comienzan a notarse y ella definitivamente siente algo por él. Ashton y yo, por otro lado, nos hemos fijado por primera vez en la vida, un objetivo común. La cosa es, que él va muy por delante de mí. Al principio creí que Ally me vería como alguien diferente al chico que lleva la etiqueta de “raro” y “punk”, pero ahora comienzo a tener mis dudas y aunque me esfuerzo para que me importe una mierda (como la opinión del resto de las personas), por algún maldito motivo no ocurre así con ella. Necesito saber que le agrado, necesito que me sonría cuando volteé y sus ojos se crucen accidentalmente con los míos, la necesito a ella.

Un día, pienso entonces, estaré despidiéndolas a ella y a Brook en el aeropuerto. Lexi llorará a mares, Cal hará algún chiste para volver menos tensa la situación, Luke estará pálido y ojeroso por las horas sin dormir, Ash bajará la cabeza y fijará sus ojos llenos de odio en el suelo y yo me quedaré a un lado y aunque abrazaré a Brook, con suerte le diré un inaudible “Adiós” a Alena, todo para no perforarme el pecho ahí mismo. En cuanto levante la vista ella se habrá ido y aunque hará un calor insoportable, me daré cuenta de que, con cada uno de sus pasos fuera de mi vida, se va cada grado de temperatura de mi pecho. Con ella, se van mis últimos 5 segundos de verano.

The WEIRD KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora