XXXI

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Ashton

Luego de haber sido testigo de una de las situaciones más embarazosas que había contemplado en mi vida y tras haber sido sorprendentemente ignorado por mi novia, caminé con el resto de los alumnos y mi amiga Marcie hacia el comedor que aún permanecía cerrado. Por la poca información que me habían dado, unas ayudantes de cocina llegarían en breves y prepararían rápidamente litros de licuado acompañados por varios paquetes de tostadas y muchas, muchísimas barras energizantes. Era lo más similar al paraíso pero por algún motivo, algo dentro de mí me decía que las cosas no saldrían exactamente como esperaba, algo en mi interior intuía que más de una sorpresa aguardaba.
Hice a un lado mis tontos pensamientos paranoicos y saqué de mi bolsillo la llave del comedor puesto que cuanto antes terminásemos el desayuno, mejor saldrían las cosas. Marcie y yo habíamos planificado una caminata a través del bosque y para ello necesitaríamos toda la mañana y tal vez algo de la tarde. Así que en resumen, no había tiempo que perder.

Llego con paso acelerado a la puerta del comedor, destrabo la cerradura e ingreso al interior, chequeando las ventanas y las mesas e ignorando completamente la oleada de risas que acaba de desatarse a mis espaldas.

-Ash, deberías quitar eso- murmura Marcie a mi lado y al principio no entiendo un carajo acerca de lo que habla hasta que apunta al centro del lugar y más específicamente, a lo que cuelga de la lámpara que allí se encuentra.

En nuestra increíble cita juntos, aquella en la que creí sentir que volaba a su lado, Ally me obsequió un peluche de Animal, el Muppet baterista quien se dice, está tan endemoniado y loco que solo obtiene libertad para tocar antes de ser encadenado nuevamente. Fue el mejor regalo que alguien pudo hacerme y que hubiese llegado de parte de ella lo hizo el doble de especial. Lo que no lograba entender era qué demonios hacía el jodido peluche (medio ahorcado), en el comedor y a la vista de todos.
Me acerqué a él con paso lento pero decidido, lo arranqué de la soga en la que estaba colgado y leí la nota que habían pegado a su pecho.

“Favor de entregar al masculino y viril Ashton Irwin”

Había visto a Mike y Calum riéndose a carcajadas tras obtener el placer de ver las consecuencias de su broma hacia Luke, me habían llegado comentarios de que al imbécil de Bruce le habían puesto pimienta en la ropa interior pero aquella nota parecía demasiado personal y estaba demasiado bien escrita como para provenir de alguno de mis dos amigos. La caligrafía era prolija y decidida, como si hubiese salido de un demonio contenido en cuerpo de muñeca. Y había una sola muñeca que me odiaba a muerte.
Giré sobre mis talones y me enfrenté con la mirada maliciosa y divertida de Brooklyn que parecía estar disfrutando sin límites de las consecuencias de su broma. Caminé hacia ella con el rostro enrojecido y humo saliéndome de las orejas y me detuve unos centímetros antes de alcanzarla.

-¿Te parece gracioso?- pregunté, levantando el peluche y la nota con una mano

-¿Honestamente? Sí, muy gracioso- sonrió

-Eres una perra, ¿lo sabes?- solté una cantidad increíble de aire caliente por la nariz

-Sí, pero al menos no pretendo ser alguien agradable y simpático solo para agradarle a las personas y luego ignorarlas o destrozarlas- frunció el ceño- Así que fíjate, Irwin. Eres exactamente la misma mierda pero escondida bajo un manto de flores

-Pues qué bueno que lo notes, Brooklyn. Porque esto que ves aquí fue un regalo de tu amiga y no creo que esté muy feliz de saber que lo has expuesto a toda su generación

-Qué cómico de tu parte, Ashton- sube una ceja- Juraría que en este preciso instante Alena no quiere ni verte a ti o a tu querida amiguita- suelta y sube una de las comisuras de su boca, sabiendo que ha triunfado. A continuación, paso de ella y me dirijo al exterior sin ánimo alguno de desayunar una mierda. Calum y Mike me miran mientras me marcho a la cabaña y cuando ingreso me encuentro a Luke poniéndose un par de pantalones deportivos mientras niega con la cabeza, aún horrorizado por la broma de mal gusto que le han gastado.

The WEIRD KidsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora