Chapter II: ¿Por qué?

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Pov Dabi

Me quemaba, me dolía, el fuego era más que intenso ¿Por qué pasaba esto? ¿Moriría en mi propia casa?

¡¿Mamá?! ¡¿Papá?! ¡¿Por qué no vienen por mí?! ¡¿Por qué no me salvan de este lugar?! ¡¿Por qué?!

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-Sédenlo antes de que despierte, no resistirá el dolor- fue lo último que escuche antes de caer en una profunda oscuridad.

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¿Dónde estaba? ¿Por qué no me podía mover?

-Parece que despertaste ¿Cómo te sientes? - no respondí, no quería, lo único que quería era ver a mi madre ¿Por qué no estaba conmigo?

-Ma...má- fue todo lo que pude decirle, pero aquella persona frente a mí no dijo nada, solo se quedó callada.

-Ciertamente no sabemos nada de tu familia, te trajeron aquí, pero nadie se ha presentado, todo se incendió así que no sabemos nada de ti- y de nuevo me quede callado.

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- ¿Te sientes bien? -

-Sí, algunas veces me dan comezón las heridas-

-Eso es normal, solo dime para colocarte una pomada y que pasé el malestar- asentí, el doctor Keigo era una persona amable, durante este par de meses me había estado cuidando, me visitaba, pero además de él...nadie más venia por mí. Ahora mi aspecto era muy diferente, tenía quemaduras en ambos brazos y piernas y gran parte de mi cara que abarcaba hasta mi pecho, ya no parecía yo, tenía un aspecto aterrador, no me gustaba...si mi madre venía a verme ¿Le daría miedo?

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¿Por qué? Ya estaba bien, me había curado de todo, quizás ya no me veía igual, pero ¿Por qué no habían ido por mí? El doctor Keigo me había dado de alta, quería ir a casa, pero...no había nadie esperándome.

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-Vamos a comer-

-Si- al final el único que se quedó conmigo y me dio un techo y una cama fue la persona que no me abandono en el hospital y cuido cada una de mis heridas ¿Por qué? Yo no lo conocía antes del accidente ¿Por qué el doctor era tan amable conmigo?

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Hoy era mi cumpleaños número 13, quería buscar a mis padres, mis hermanos quizás aún están preocupados, quizás...no saben dónde estuve todos esos años.

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¿Por qué? ¿Por qué se ven tan felices? ¿Por qué...fingen que yo nunca existí?

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Caminaba por ese lugar solitario, daba miedo los lugares así, al menos para los demás, miedo era lo que menos tenía y si alguien debía tener miedo eras las personas que se cruzaban conmigo, pero...Ah...nada interesante, todo era aburrido quizás debía ir a otro lugar a divertirme un rato, después de todo lo único divertido es estar donde hay acción, quizás solo debía ir a buscar a alguien para pasar la noche, necesitaba un poco de diversión.

-Detente, creo que ya tuvo suficiente de eso, debemos irnos, recoge al chico y vámonos, este tampoco es un sitio seguro para nosotros- escuche unas voces en el callejón, me acerque a revisar, pero sin hacer una aparición frente a ellos, solo quería observar.

-Tienes razón- no los conocía, este lugar era mío, me había encargado del jefe del lugar y ahora me pertenecía ¿Qué hacían ellos en un lugar ciertamente de mi propiedad?

-Agh...no te cansas de luchar-

-Dale un golpe en la cabeza y vámonos-

-Este no es un lugar para ninguno de ustedes- Hice acto de presencia frente a ellos, no me gustaba el hecho de que se pasearan tan libremente en mi territorio.

-Tu...-

-Dabi...- sus ojos expresaban el miedo, me causaba gracia el cómo algunas personas ya me conocían sin yo querer presentarme.

-Este territorio es mío- dije comenzando a caminar a paso lento- Les haré conocer el infierno- les dije con mi típica sonrisa, lo que no me esperaba fue el hecho de que el chico más joven cayera al suelo por un golpe de uno de esos dos, creí que había llegado junto los tres. –Diviértanme un rato-

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Aburrido...creí que eran para más –Ah...- suspiré, nada me podía divertir, nada se me hacía interesante. Saque una cajetilla de cigarrillos, pero para mi suerte comenzó a llover, mentiría al decir que no estaba un poco enfadado, me habían hecho perder el tiempo pensando que sería divertido deshacerme de aquellos tipos, pero no lo fue; comencé a caminar ciertamente fastidiado hasta que escuche un leve quejido. –Mmm...creí que estaría muerto- dije y me acerque al chico que estaba en el suelo, no tenía mal aspecto, solo estaba algo maltratado, si lo ayudaba... ¿Me daría un rato de diversión a cambio? Sonreí ante eso, lo levante del suelo y lo coloque en mi hombro comenzando a caminar. Una vez en mi departamento solo lo deje en el sofá de la sala, no me interesaba si se encontraba bien o no, solo quería que se despertara. Me quede observándolo un momento, era joven, de aspecto curioso debido al color del cabello, pero lo que más me llamo la atención fue la cicatriz de su ojo, era debido a una quemadura, lo sabía...era un experto en eso aunque realmente no me importaba el porqué de ese hecho; me aleje de él y fui a cambiarme, estaba mojado por culpa de la lluvia, cuando regrese el chico ya estaba despierto mirando el lugar con curiosidad.

- ¿Dónde estoy? - me pregunto de manera seria.

-En mi casa- fue lo único que respondí antes de sentarme frente a él.

- ¿Cómo llegue aquí? –

-Es obvio que yo te traje-

- ¿Razón? - ese chico no dejaba de hacer preguntas.

-Parecías un lindo gatito abandonado- sonreí con burla.

-No soy un animal- su rostro no cambiaba de expresión, seguía igual de inexpresivo. –Me tengo que ir- dijo levantándose del sofá, pero se volvió a sentar debido al dolor de los golpes.

-No eres de estos rumbos ¿No es así niño? -

- ¿Qué tiene eso que ver? -

-Veras...este es mi territorio y lo que hay en mi territorio es mío, absolutamente todo- me miro con duda para después levantarse rápidamente, aunque le doliera el cuerpo y dirigirse a la entrada, solo me levante del lugar y me coloque en la puerta. –Te recogí de la calle-

-No soy un animal al que recoges y proclamas como tuyo- sonreí, estaba haciendo que se enfadara, al menos un poco.

-Salve tu vida-

- ¿Y eso que? Si quieres dinero te lo daré, no me interesa...debo irme-

-Tu vida ahora es mía-

- ¿Qué? –

-En el momento que salve tu vida ahora me pertenece, niño- lo tome del rostro presionando sus mejillas haciendo que me viera a los ojos, eran extraños...tenía heterocromia, realmente parecía un gato ya que solo había visto gatos con ese curioso aspecto. Aparto mi mano de su rostro y me vio con claro enfado, quizás parecía un gato, pero no un gato asustado, el niño tenía carácter, sonreí, era divertido. 

OBSESSION [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora