LAS VEGAS "ANNA" (veintisiete)

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ANNA


          Noto como tocan la puerta de la habitación y consigo despertarme, vuelvo a escuchar otra vez el golpeteo y salgo corriendo de la cama.

          _Si, si, ya voy.

          Me pongo la bata rápidamente para abrir la puerta y ver a un camarero con un carro de desayuno, le abro completamente la puerta para que pase y mientras coloca los platos en la mesa cojo mi bolso para poder darle una propina.

          Son la nueve y diez de la mañana y he quedado a las doce con Clara para ir a una galería de arte y luego comer en un restaurante de moda. Antes de ponerme a desayunar me dirijo al baño para darme una ducha tranquilamente, no sé qué ha cambiado pero me siento mejor que hace unos días, saber que Clara está aquí me decidió para venir con Ted de viaje, su fuerza y su carisma me hacen bien, es capaz de ver las cosas desde otro punto de vista distinto al mío y me gusta aunque no siempre esté de acuerdo con ella. Me siento frente a mi desayuno y me sirvo un café bien cargado pensando en que me voy a poner, me fijo en las tres rosas blancas que han puesto sobre una bandeja de cristal, sé que Ted ha pedido que las traigan, no son mis flores favoritas pero he de reconocer que me encanta, sujeto una por el tallo y aspiro su olor, por desgracias no es muy intenso, pero no dejan de ser preciosas. Cuando termino de desayunar me dirijo a la habitación para empezar a arreglarme, decido ponerme cómoda con unos pantalones negros de vestir y una camisa blanca sin mangas, las sandalias de tacón pero bajo y el pelo recogido en un moño bajo en la nuca, no voy a maquillarme, hoy es un día de chicas, para chicas y no quiero llegar hecha polvo y sin ganas de salir esta noche.

         Estoy cogiendo el móvil de la mesilla de noche cuando veo una nota doblada.




 Estas preciosa durmiendo, por favor resérvame esta noche, quiero llevarte a cenar y después a bailar, hace mucho que no lo hacemos, tenemos que desempolvar las clases de salsa que dimos hace dos años y que mejor momento que hoy.

                                                                                                                                             Te quiero

                                                                                                                                                Ted




          No puedo evitar emocionarme con su nota, hacia tanto que no recibía una, es como volver a tener una cita, sé que es inevitable que en las relaciones de pareja tan largas como la nuestra las muestras de afecto disminuyan, lo más triste no es que dejas de hacerlas es que dejas de necesitarlas, el tiempo y las responsabilidades e imagino que la cotidianidad sustituyen al romanticismo por la practicad.

          A través de la ventana del Taxi veo a Clara esperándome, esta mujer es increíble, no se relaja nunca, va con un traje de Chanel blanco y negro, peinada como recién salida de la peluquería y gafas de sol negras, parece una estrella de cine. Le saludo con la mano mientras salgo del coche.

          _Nena, no soporta la impuntualidad.

          _ Por favor Clara que son las doce y cinco.

APRENDIENDO A AMAR DE NUEVODonde viven las historias. Descúbrelo ahora