Stefan
Por fin he vuelto a casa, joder un viaje que solo tenía que haber durado quince días se ha alargado casi un mes, quien dice que los artistas del lienzo no son unos engreídos y unos caprichosos, menudo imbécil ha resultado Onel Pretroc, le damos la oportunidad de ser conocido en los estados unidos y no ha hecho más que poner pegas por todo, desde la forma de trasladar los cuadros hasta el hotel donde pretende alojarse, este tipo se cree que es Picasso, me ha faltado un pelo para plantarme y parar la negociación, estos europeos se creen el ombligo del mundo y la verdad yo lo que quería era volver lo antes posible para estar con Anna, así que cuando he visto que Clara estaba instalada en su apartamento para vivir definitivamente con ella me he quedado un poco chafado pues lo que yo quería era invitarla a cenar y tener una velada solos los dos y quizás comenzar muy sutilmente a conquistarla, lo que menos me imaginaba es que la única mujer que tiene la capacidad de sacarme de quicio se instalaría en el mismo piso de la mujer que quiero para mí, tan siquiera soy capaz de comprender como pueden haberse hecho tan amigas, son como la noche y el día, mientras que a Anna le importa poco o muy poco la opinión que puedan tener los demás de ella y disfruta de las cosas más sencillas, Clara vive para estar a la última moda y dejarse ver en los lugares más de moda o en los círculos más selectos de la ciudad donde se encuentre, no he conocido nunca a una mujer con más capas que Clara es imposible conocerla, no me extraña que su matrimonio se haya roto, aguantarla debe ser un suplicio, jamás, una mala palabra, ni un comentario fuera de lugar, siempre maquillada con perfección, nunca hace nada que pueda manchar su imagen perfecta siempre parece que va de vuelta de todo, lo contrario que Anna que se asombra por las cosas más sencillas y lo vive como si fuera lo mejor que estuviera viendo o viviendo en ese momento.
__ ¿Otra vez tú aquí?__ me dice Clara al abrirme la puerta con una ceja levantada
__ Clara eres la mejor para hacer que uno se sienta bienvenido
__ Anna está en su habitación arreglándose, pasa al salón y sírvete algo
__ Gracias
__ Entonces no quieres venir al teatro con nosotros__ Clara sabe que es una pregunta que le hago para quedar bien, otra cosa no pero es lista y me sonríe cínicamente
__ No, gracias, justo esa obra la vi cuando la estrenaron
__ Estupendo, quizás Anna llegue un poco tarde, después quiero llevarla a cenar y puede que demos un paseo __La oigo como se ríe y bajito dice los llevas claro
__ ¿Decías algo?__ últimamente no para de lanzarme pullas sobre mis intenciones con Anna
__ Que disfrutéis mucho__ Menuda víbora lo ha soltado con recochineo
En ese momento entra Anna espectacular y sonriendo le pregunta a Clara
__ Seguro que no te quieres venir, siempre hay sitio para uno más
__ No, tengo cosas que hacer, y no me apetece volver a ver el mismo musical
__ de acuerdo, pero al salir te escribo por si te quieres unir a la cena
En ese momento Clara me lanza una mirada soberbia y con una mueca que asemeja a una sonrisa contesta.
__ No te preocupes por mí, nuestros vecinos me han invitado a tomar un vino en su casa
Para que no se alargue la conversación coloco el abrigo sobre los hombros de Anna y le entrego el bolso mientras la empujo sutilmente hacia la puerta y con la misma sonrisa cínica le digo
__ Ya sabes Clara si te arrepientes danos un toque y te veníamos a buscar
Creo que la animadversión es mutua, yo no la soporto a ella y ella no me aguanta a mí y no habría ningún problema si no fuera porque los dos apreciamos mucho a Anna y queremos tenerla cerca.
La velada está siendo fantástica, la obra de teatro sin pretensiones, divertida, nada como un musical para alegrar el ambiente, la cena en un restaurante pequeño conocido solo por aquellos que les gusta la comida casera y se conforman con un lugar íntimo y bien atendido, nada de restaurantes donde tienes que pedir reserva con meses de antelación. Anna es encantadora, no puedo dejar de mirarla, han pasado casi cinco meses desde que se instaló en Nueva York y ya se puede decir que ha dejado de ser esa mujer desvalida a la que había que llevar de la mano para casi todo, ha ganado en seguridad y en madurez sin perder la espontaneidad que la caracteriza, también se aprecia un cambio en su físico, ha perdido ese aire de mujer formal que da el matrimonio para empezar a convertirse en una mujer independiente que empieza a tomar sus propias decisiones y parece que le gusta su nuevo rol, es como si se hubiera quitado años de encima, viste con unos vaqueros ajustados y unos tacones de infarto con un jersey de cuello alto blanco, se por fotos que he visto anteriores a su separación que era pelirroja y la he sugerido que volviera a ponerse su color de pelo, pero sonriendo tímidamente me ha dicho que todavía no era el momento, no he querido insistir pero estoy seguro que estaría espectacular con su color de pelo, entiendo que veinte años de matrimonio no se borran de un plumazo y que debo tener paciencia otra cosa es que me esté costando no besarla y respetar su espacio pues lo que más quiero es invadirlo. La conversación gira en todos los proyecto en los que se está embarcando y en como los vive, desde su experiencia en el Gimnasio hasta la búsqueda de trabajo porque aunque no le hace falta quiere trabajar y no quiere que la recomiende, siempre dice que por suerte tiene respaldo económico y que necesita darse de bruces con la realidad, que no quiere que la protejamos pero quien se puede resistir a ello, así que he movido mis contactos para que la metan de becaria en la biblioteca nacional para la restauración y clasificación de libros, creo que el trabajo le va a encantar y sinceramente no me apetece verla despachando bebidas alcohólicas a las dos de la madrugada en alguna tienducha expuesta a cualquier cosa.
Aprovechamos que su apartamento está muy cerca del Central Park y la convenzo para ir dando un paseo a su casa, mantenemos un silencio agradable, le agarro la mano para entrelazar nuestros dedos y noto como se tensa.
__ No te sientas incomoda, solo te estoy dando la mano
__ No lo puedo evitar, seguro que te parece una tontería pero entrelazar nuestros dedos me parece un acto íntimo, no sé cómo explicarlo.
__ Quiero que sea un acto íntimo, no suelo darle la mano a cualquiera__ Ella solo me mira por un instante como si intentara saber qué es lo que estoy pensando__ Anna, sé que para ti es muy reciente tu separación y que todavía sientes algo por tu exmarido__ La paro en medio de la calle para mirarla a los ojos__ y que debería tener paciencia, pero no va en mi carácter, me gustas, me gustas mucho no solo porque eres una mujer muy atractiva es que tu manera de ser me cautiva, ya me gustabas cuando estábamos en Las Vegas, pero desde que te has mudado a esta ciudad es como si todos tus encantas se estuvieran triplicando, no puedo evitar sentir lo que siento por ti y tampoco quiero__ Antes de que empiece a hablar sujeto su cara con las manos y la beso muy despacio sin invadir su boca solo saboreando sus labios que me saben a gloria, cuando me retiro ella está con los ojos cerrados y las mejillas encendidas, no puedo evitar sonreír esta mujer es increíble, despierta mi lado más protector, vuelvo a coger su mano para seguir caminando hacia su casa.
__ Quieres subir a tomar una copa o un café.
__ Mejor no Anna, no quiero que las cosas se me vallan de las manos.
__ Claro, ehh bueno pues nos vemos otro día__ me dice con un brillo especial en los ojos, creo que quiere que vuelva a besarla.
__ Quieres que te bese otra vez__ solo sonríe y es lo único que necesito para volver a inclinar mi cabeza y volver a besar sus labios pero esta vez soy mucho más audaz y la estrecho a mi cuerpo mientras me acerco para iniciar el beso, tres segundos después noto como abre la boca y no puedo evitar rozar su lengua con la mía sin invadir, sutilmente, es un beso que no pretende avanzar más, solo quiere saborear, nos separamos despacio y nos miramos, lentamente se separa de mi y veo como se mete dentro del recibidor para coger el ascensor, cuando las puestas se abren me mira y me sonríe, joder que bien me siento, diez puntos para mí, muerte súbita para Clara me encantaría ver la cara que pondrá cuando Anna se lo cuente, porque sé que se lo va a contar, paro un taxi y me marcho a mi casa sabedor que he ganado un batalla pero no la guerra.
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APRENDIENDO A AMAR DE NUEVO
RomanceTras la infidelidad de Ted su matrimonio entra en crisis, para todos los implicados serán momento muy duros por los que tendrán que pasar y que les hará darse cuenta que se conocen bastante menos de lo que creían. Ted descubre que se puede amar much...