Capítulo 55

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Después de una ducha caliente, Macarena pensaba que estaba lista para cualquier cosa que no fuera el rechazo de Barbara. Se acostaron juntas en la cama, pero la morena no le ofreció acostarla en su pecho, ni en sus brazos ni nada. No le ofrecía ni cariño ni consuelo. Macarena tuvo que buscarla al otro lado de la cama y sintió que se resistía para venir a su lado. Frunció el ceño y apoyó la barbilla en el pecho de Barbara.

- ¿Que pasa ?

- ¿De que?

Incluso su tono era diferente. Frío.

Estás distante.

- Necesitas dormir. Hablamos en la mañana.

- ¿Hablar acerca de qué?

Dios estaba de testigo que Bárbara estaba tratando de no entrar en estado psicótico una vez más, pero ver a Macarena borracha, no la ayudaba en absoluto. Y a pesar de que después de la ducha ya estaba casi en sus cinco sentidos, Barbara no deseaba tener esa conversación todavía.

- No me haz dicho amor en ningún momento. - comentó Macarena y se sentó en la cama. - No eres cariñosa conmigo. ¿Qué está pasando?

Bárbara se recargó hacia atrás hasta que se sentó contra la cabecera.

- ¿Podemos hablar de eso mañana? Primero quiero que descanses.

- Quiero hablar ahora.

Bárbara resopló y puso los ojos en blanco. Macarena la miró llena de curiosidad.

- Tú me dijiste que nunca hablaríamos lejos una de la otra. - Macarena comenzó a hablar mientras se acercaba. - Ni siquiera me estás tocando. Apenas y me has tocado desde que entramos en la casa. - Y luego sonrió mientras se sentaba en el regazo de Barbara. - Y no entiendo por qué estás vestida. Nunca dormido con ropa

Bárbara  suspiró.

¿Cómo era posible tener una conversación racional con una Macarena desnuda y deliciosa en su regazo? La más alta le quitó la camisa a Bárbara.

- Macarena ... Basta.

- Deja de llamarme así. - Pidió y luego agarró la cara de Bárbara en sus manos. El alcohol abandonaba su cuerpo mientras crecía la desesperación por esa distancia. - Soy tu amor, no me llames Macarena.

Barbara sonrió.

Macarena aprovechó la oportunidad y le robó un beso.

El autocontrol de Barbara estaba hecho jirones mientras el anhelo gritaba en su pecho. Más grande que los celos, el dolor o cualquier otra cosa, era su amor por Macarena. Amor que explotaba en su pecho. Era obvio que no pasaba nada entre Macarena y Juan o la mujer no estaría en su regazo, en su cama, reclamando por ella. Y de eso fue de donde Barbara se agarró para olvidar el mundo.

Y concentrarse solo en Macarena.

- Dios mío, como he extrañado esto. - Macarena murmuró contra los labios de Barbara. - Parece qué hace años no te toco ni te tengo.

Las manos de Bárbara apretaron la cintura de Macarena con fuerza, con firmeza, sin delicadeza. La más alta se frotó contra su regazo, como si estuviera bailando para ella. Sus labios se buscaban ansiosamente, intercambiando besos y más besos hasta que se quedaron sin aire. Nada más importaba.

Se amaban y se tenían la una a la otra.

Cuando amaneció, Barbara se despertó primero y fue a preparar un desayuno para la resaca de Macarena. Estaba sonriendo cuando salió de la cama, para cuidar de su novia, completamente desnuda. Pero un golpe en la puerta la puso en alerta, y se vistió rápidamente para ir a abrir.

El mar de tu mirada | Barbarena I Terminada I EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora