Reunirse con Bárbara mientras Graziela trabajaba se volvió casi tan rutinario que Macarena incluso se olvidaba de la situación en la que estaba; apenas, durante el día, recordaba el infierno que vivía al tener que huir de Graziela por la noche. Lo bueno es que habían disminuido los abusos, al menos los físicos; porque los psicológicos todavía la estaban afectando por el simple hecho de estar a merced de esa mujer. Después de la última violencia física, Macarena había aprendido dos lecciones valiosas: La primera, era lo suficientemente fuerte como para devolverle el golpe a Graziela, y la segunda, simplemente no escapaba de ella porque sabía lo que le podía pasar a Bárbara.
Necesitaba proteger a la mujer que amaba, aquella que la había salvado tantas veces; necesitaba demostrar que podía superar sus miedos y traumas. Tenía a Bárbara a su lado, pero independientemente de Bárbara, todavía seguía viva. Como la primera vez. Sobrevivió a Graziela, antes de Bárbara, así que, que podía hacerlo de nuevo. Por mucho que la ansiedad y el pánico lo consumieran, Macarena sabía, que en el fondo, había una parte de ella que si creía en su propia fuerza.
Bárbara también creía en ella.
Lo cual era el combustible que necesitaba para no rendirse.
Solo necesitaba concentrarse en su fuerza mientras luchaba por no ceder a la ansiedad. Gabriela entró a la habitación en medio de sus ensoñaciones y Macarena miró fijamente a la pelirroja, esperando a que hablara.
- Graziela me pidió que hoy me quedara en la empresa con ella. Le dije que era mejor quedarme contigo, después de todo, estabas confiando en mí. Entonces podrías decirme cualquier cosa. Graziela estuvo de acuerdo y dijo que no regresaba a casa hasta después del anochecer. - Dijo la última frase con dudoso énfasis. - Algo en mi no le cree, así que será mejor que Bárbara y tú tengan mucho más cuidado hoy. No queremos que se repita el último incidente.
Macarena sonrió al recordarlo.
Ella y Bárbara casi fueron atrapadas por Graziela; estaban acostadas en la cama, disfrutando de los segundos de silencio cuando la otra morena llegó a casa sin previo aviso. Bárbara tuvo que salir saltando por la ventana como una adolescente de los sesenta, atrapada por los padres de su novia. Pero las dos terminaron riendo después del susto, cuando Graziela salió de la casa y Bárbara pudo regresar al dormitorio. En el momento fue desesperante, pero después les pareció divertido.
- Nos vamos a comportar. Lo prometo.
- Yo seré más cuidadosa hoy, voy a gritar menos para evitar que Bárbara tenga que saltar por la ventana.
- Le voy a decir a Graziela.
- No, era broma, por el amor de Dios. Si ella se entera ...
- ¿Enterarse de qué?
La tercera voz hizo que las dos abrieran los ojos, y luego se rieran juntas cuando vieron a Bárbara entrar por la ventana. La morena tardó unos segundos en invadir la habitación y en cuestión de nada se dio la vuelta para pararse y abrazar a Macarena por la cintura.
- ¿No es gracioso que tu hermana sea rica y todavía tenga un sistema de seguridad tan absurdo? Quiero decir, ¿para qué sirven los guardias de seguridad?
- Para asustar. Yo soy la guardiana de Macarena, así que es una preocupación menos.
- ¿Es eso de lo que estaban hablando?
Macarena hundió la cara en el cuello de Bárbara.
- Sí. - respondió Gabriela. - Tienen que tener cuidado esta vez, las últimas veces ya asustaron bastante. No podemos seguir arriesgándonos así. Catarina está cerca de poder salir.
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El mar de tu mirada | Barbarena I Terminada I Editando
RomansaBárbara Lopez vive una vida tranquila y pacífica. Trabaja en una conocida librería en el centro de Monterrey; La mayoría de las personas son clientes antiguos que la conocen desde que era una adolescente cuando solo era la hija del dueño del lugar...