El mar de tu mirada | Barbarena I Terminada I Editando

Capítulo 84

La semana siguiente, Bárbara estaba teniendo dificultades para asimilar que era casi tan famosa como Macarena; Realmente no había pensado en las consecuencias que traería salir con alguien famoso. Pero de repente había chicas en cada rincón de su librería, preguntando por ella, por Macarena, por su relación. Queriendo tomarse fotos con ella. Era extraño, incómodo y, a veces, extraño. Invasivo. Ella no era la protagonista en la relación, suponía que las fotos y entrevistas se limitarían solo a Macarena, y lo último que quería hacer era salir de su anonimato. Pero estaba lidiando con ello lo mejor que podía.

O al menos eso pensaba.

- Nunca imaginé que Macarena saldría con alguien tan sencilla. - Bárbara escuchó el comentario de una niña que se detuvo en el mostrador de la librería. - Ella
se ve tan inquieta y tú tan tranquila. Mi nombre es Paloma.

La morena no supo responder mientras procesaba el libro del que hablaba la chica rubia de mejillas rosadas.

- Suerte la mía. No creo que deba presentarme.

- Cierto. - Y tras un breve momento de vacilación, la niña miró a Bárbara. - ¿Como puedes hacerlo?

- ¿Qué?

- ¿Cómo coordinan los horarios Macarena y tú?

- No es tan complicado... - La morena empezó a pasarle el libro a la niña. - La fuerza del deseo de estar juntas es lo más importante. Y es importante recordar que Macarena es un ser humano, además de toda esa fama, es una mujer muy pacífica.

- Me gusta una chica en la escuela. - Empezó a hablar y Bárbara comprendió exactamente a donde quería llegar la adolescente. - Ella es muy buena conmigo. Y yo ... Bueno, leí a Shakespeare.

- Si te sirve de algo, yo también lo leí.

- ¿De verdad? ¿El mismo? ¡Y wow, sales con Macarena!

- De hecho, estoy comprometida con ella. - corrigió ella suavemente. - Y según Macarena, dice que la conquisté aquí mismo, en esta librería. ¿Cómo? No tengo ni idea.

- Entonces, ¿crees que todo es posible?

Gonzalo entró por la puerta principal.

Bárbara sonrió a la chica que tenía delante.

- Bueno. Si. ¿Por qué no le pides a la chica que venga aquí y le enseñas tu libro favorito?

- ¿Eso hiciste con Macarena?

Bárbara sonrió al recordar su primer encuentro con Macarena. Cómo la voz suave y dulce la pilló desprevenida, cómo la risa fue melodiosa y el par de ojos azules ... El tono más cristalino que jamás había visto. Había sido como zambullirse en el mar.

- Le mostré el libro que estaba leyendo.

- ¿Así de simple?

- Ella era hermosa, yo sabía que aún y usando una pijama con piñas y papayas, ella seguriría igual de hermosa.

- Alexandra también es así. Tan hermosa que duele.

- Macarena me hizo sentir mariposas en la boca del estómago, ardía, era casi una acidez deliciosa. Necesitaba decirle algo, ¿sabes? Nunca había sentido nada parecido. Era como si aún fuera una adolescente, me sudaban las manos.

- Así me siento con Alexandra. Difícilmente sé qué decir.

Bárbara descubrió que se estaba divirtiendo mucho más de lo que le gustaría admitir. Era divertido estar en condiciones de dar consejos a una adolescente, sobre todo sobre un sentimiento que día tras día aún descubría con Macarena.