Capítulo 65

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Macarena se sentó en el sofá cama de la habitación del hotel que compartía con Santiago y su esposo mientras el departamento que habían alquilado estaba listo; había pasado otra semana y en lo único que podía pensar era en lo idiota que era, impulsada por sus inseguridades estúpidas y sin fundamento. Pero a la vez conectaba todos los posibles puntos de su historia; cada inseguridad creada en su cabeza no era su culpa, fue puesta allí por algún factor externo. Y todos esos factores externos, curiosamente, habían sido creados por Graziela.

Era tan estúpida y Bárbara no la merecía.

- No puedo creer que vayas a dejar que tu psicópata ex novia gane. - dijo Santiago al enfrentarse a una Macarena demasiado melancólica. - Realmente no lo puedo creer.

- ¿Y qué quieres que haga, Santi?

- Lucha por tu mujer. Cómo ella siempre ha luchado por ti.

- Ella no querrá verme. Ha pasado casi un mes.

- No lo sabrás si no lo intentas, Maca.

- Soy ridículo.

- Tú error. Estás asumiendo el error. Ve tras ella.

- Estaba gravemente herida la última vez que nos vimos.

- Razón de más para que busques, ¿no?

Macarena estaba decidida. Fue con esta determinación que salió del hotel hacía el departamento que solía ser suyo; tocó el timbre varias veces y no se oía ningún ruido en el departamento. Miró su celular, por la hora, Bárbara ya debería estar en casa. A menos que estuviera en Lucho otra vez.

Llamó de nuevo a la puerta y llamó a la morena.

Estaba lista para irse cuando escuchó sonidos dentro del departamento; algo rompiendo, algunos gruñidos, luego, la morena abrió la puerta para encontrar a Macarena. La dueña de los ojos azules los abrió de par en par. La cara de Bárbara estaba destrozada, más destrozada que la última vez, tenía sangre fresca corriendo por su nariz y boca, una nariz que parecía estar rota. No vaciló al entrar.

- Oh, genial. - murmuró Barbara mientras caminaba hacia el sofá con una botella de vidrio en los dedos. - Ahora mis sueños son aún más reales. Se convirtieron en pesadillas.

Macarena cerró la puerta detrás de ella.

Nunca pensó que vería a Bárbara borracha, pero allí estaba la morena tropezando hacia el sofá; Tomó otro sorbo de lo que debería haber sido un poco de alcohol fuerte, solo por el olor, y cerró los ojos.

- ¿Mal sueño? Preguntó Macarena mientras se acercaba.

- Sí. Estás aquí, pero no eres mía. Solo puede ser una pesadilla.

El dolor en las palabras de Bárbara no pasó desapercibido para Macarena, pero lamentablemente esa conversación tendría que esperar para otro momento; necesitaba cuidar a su morena. Su morena que fue golpeada, y estaba sangrando y aparte borracha. Y todo era completamente su culpa. Se arrodilló frente a ella y le tomó las manos delicadamente, estaban llenas de moretones, sangre fresca y sangre seca.

- Voy a cuidar de ti.

Bárbara sonrió y sus ojos estaban completamente desenfocados mientras se inclinaba hacia Macarena.

- Ahora sé que estoy soñando.

- ¿Por qué?

- Por que tu estas aquí. Ella murmuró, su voz quebrada y vacilante. - Porque todavía pareces mía.

Macarena se mordió el labio con fuerza para no responder.

Llevó a la morena al baño, quien empezó a vomitar y a llorar a mitad de camino. Macarena sintió que se desmoronaba allí mismo, por completo, en todos los pedazos posibles. Bárbara estaba más vulnerable que nunca antes. Nunca hubiera pensado que la vería así. La morena cayó de rodillas en el suelo del baño y se desanimó, metafóricamente, por vomitar. Macarena estaba a su lado, sujetándole el cabello.

El mar de tu mirada | Barbarena I Terminada I EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora