𝘊𝘭𝘢𝘴𝘦 𝘱𝘰𝘳𝘰𝘳𝘰 ᴹᵒⁿˢᵗᵃ ˣ

🍭 Prólogo 🍭

Durante mucho tiempo, los padres solían enseñar a sus hijos cosas básicas además de jugar. Para los pequeños, aprender su propio nombre era una gran hazaña con la cual poder enorgullecer a sus progenitores, pero para los mayores sólo era una mínima demostración de lo que vendría después.

Con el fin de las vacaciones llegaba el nuevo ciclo escolar. A oídos de los menores esto era confuso pero sabían que incluía un lugar en el que les enseñarían y jugarían cómo en casa, que harían amigos y que también pasarían un buen rato, por lo que a todos o la mayoría le emocionaba la idea.

Claro que también habían niños que reaccionaban diferente, con llantos o rabieta, repitiendo que no querían ir pero estos eran un caso de entre varios. Al menos el primer día era así.

Para los padres el cambio significaba que sus bebés estaban creciendo, por lo que algunos recibían esas fechas entre melancolía y algunas lágrimas.

El jardín de niños era un cambio grande, gigantesco, y el temor de los padres no sólo estaba en el lugar, sino también en cómo se llevaría con los demás y cuál sería su comportamiento. El temor era otro gran sentimiento que todos los padres compartían.

Pero allí estaban, a unas horas de empezar un nuevo capítulo en sus vidas.

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La señora Son luego de preparar el desayuno fue a la habitación de su hijo. HyunWoo era un pequeño cariñoso y un tanto reservado, amaba jugar a toda hora y llegaba a ser tan bueno que su mamá temía que saliese herido.

Con sólo 4 años de edad, el pequeño despertó emocionado y algo nervioso por su primer día, pero sin dudas estaba felíz de poder usar su nueva mochila y los accesorios que tenía en ella.

Algunas horas antes de salir, su madre le explicó que llevaba en su mochila y le recordó que comiese completa su comida, no porque fuese egoísta, sino porque el pequeño no había almorzado casi nada de los nervios y sabía que si alguien tenía hambre, él le daría lo que tuviera aunque él se quedara sin comer.

-Si, mami.- respondió por tercera vez a la mayor, la cual lo miraba algo triste al ver lo mucho que había crecido en tan sólo unos añitos.

-Recuerda, debes portarte bien y divertirte.

-¡Y hacer amigos!

-Eso es.- concluyó si madre besando su mejilla.

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HoSeok despertó antes de las siete de la mañana, corriendo a la habitación de sus padres para recordarles por décima vez en la semana que debía ir al jardín, sólo que esta vez si era el día.

Su madre le preparó el desayuno cómo cada mañana viendo que el niño estaba más ansioso que de costumbre, pero eso no quitaba su apetito.

-Llevas tu comida, cuaderno y colores. Recuerda que tienes un vaso y un plato además de una servilleta.- explicó.

Su hijo olvidaba las cosas con facilidad por lo que tuvo que repetirlo dos veces más. HoSeok tenía ya 4 años, amaba jugar a la pelota o los autitos y podía incluso pasar horas dibujando, pero lo que su madre temía era que comenzara a llorar en cuanto llegaran, por lo que no dudó en repetirle hasta el cansancio que en unas horas iría por él.