29.

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Domingo. Había llegado la hora de salir con Caroline.
—Voy a salir —anuncié buscando mi abrigo.
—Bueno, no vengas tarde porque mañana tienes clases.
—Lo sé —respondí y me puse mi campera—. Papá... —lo llamé.
—¿Qué?
—¿Me... prestarías el auto?
Odiaba pedirle cosas, pero después de todo yo me beneficiaría.
—Ya es de noche, Harry, no me gusta que andes a estas horas en auto.
—Pero no voy a hacer nada malo... —insistí
—¿A dónde vas?
—Tengo una cita. 
Luego de unos segundos en silencio accedió.
—Bien, pero ten cuidado.
—Gracias.
Tomé las llaves del auto y salí de la casa. La noche estaba bastante agradable. Habían aproximadamente unos veintitrés grados de temperatura y el cielo estaba estrellado. Llamé a Caroline y segundos después atendió.
—¿Hola?
—Hola, preciosa.
—¿Qué sucede? 
—¿Ya está lista?
—Sí, ¿ya viene por mi? 
—Ya voy por usted 
—Bien, lo espero.
Colgué y subí al auto. Conduje varios minutos y lo único que me acompañó en el viaje fue una agradable balada proveniente de la radio. Hice varias paradas debido a los semáforos, para mi mala suerte, justo llegaba cuando tocaba la luz roja a todos. Igualmente no me importó; estaba de buen humor.
Llegué a mi destino, me baje sin apagar el auto y toqué timbre. Una vez que salió de su casa pude disfrutar bastante la vista. La miré de arriba a abajo y me mordí el labio inferior. Lucía muy bien su cuerpo vestida de esa manera: llevaba un top blanco con lunares que hacían juego con su pollera coral y unos tacones que le permitían estar casi a mi altura. Tenía el pelo suelto con leves ondas en las puntas y olía infinitamente rico. Pero quién iba a decir que una profesora que ves todos los días por los pasillos de la escuela vestida totalmente sobria y formal podría tener tan buen gusto y encajar bien en ese tipo de ropa... Debería vestir todos los días así, tal vez de esa manera les caiga bien a todos, sobretodo a los chicos. Nos saludamos con un beso “accidentalmente” en la comisura de los labios.
—Que bien se ve —alagué.
—Gracias, Styles, igualmente.
—¿Vamos?
—Claro.
Cerró la puerta con llave y caminó detrás de mi. Abrí la puerta del lado del copiloto y esperé que subiera. Era algo muy raro en mi que tuviera ese gesto de típico caballero, es decir, yo no soy así, nunca le abro la puerta a una chica porque me parece estúpido a pesar de que las chicas se mueren cuando un chico hace eso, pero eso sumaba puntos.
Una vez que me subí al auto, comenzamos a hablar y más adelante noté que estaba cortante.
—¿Pasa algo? —decidí preguntar.
—¿Tiene novia? —preguntó directa.
—No, creí que ya se lo había dicho antes.
—Lo hizo, pero la pregunta es: ¿me está mintiendo?
—No —respondí y volteé a verla—. Es en serio, ¿por qué duda tanto?
—Porque el viernes lo llamé para avisarle mi dirección y me atendió una chica diciéndome que usted estaba muy ocupado como para atenderme y me habló de una manera grosera —narró algo molesta.
<<Amber>>. Pensé instantáneamente.
—¿Y bien? —preguntó tras no contestar.
—Eh... fue mi hermanastra, estoy seguro. Fue mientras me bañaba.
—¿Seguro?
—Sí, supongo que estaría bromeando, le encanta molestar.
—Me di cuenta.
—No volverá a suceder.
—Espero...

Minutos después llegamos y nos sentamos en una mesa. No era algo formal porque es otra de las cosas que no me gusta hacer. No es lo mío ser “el hombre perfecto” sumamente caballero que reserva una mesa, se viste de traje y ordena comida fina. Soy alguien más relajado.

Estuvimos un rato hablando de cualquier cosa y luego decidimos por fin ordenar, así que le hicimos seña a un mesero. Pero al parecer éste no nos atendería; habló con una mesera.
—Deberíamos dejar de tratarnos de “usted” —propuse mientras.
—Pienso igual.
—Entonces dejemos de hacerlo.
—De acuerdo —sonrió.
Estaba tomando agua y justo se acercó la mesera.
—Creo que ya han pasado mucho tiempo viendo el menú, así que... ¿Qué van a pedir? —habló como con molestia.
Esa voz... No, no era cierto. Levanté la vista y me atraganté con el agua al verla. Comencé a toser hasta recomponerme.
—Harry, ¿estas bien? —me preguntó Caroline apoyando su mano en mi hombro.
—Sí —dije como pude ya que se me dificultaba hablar.
—Creo que deberías dejar ese vaso —dijo “la mesera” y tomó el vaso por encima de mi mano para quitármelo, pero en vez de hacer esto, “sin querer” me volcó el resto de agua que quedaba en el vaso encima.
—Ay, lo siento mucho, no fue mi intención —dijo ella de manera hipócrita—. ¿En qué estábamos? —preguntó superando el tema—. Oh, si, ¿qué van a ordenar entonces?
—Aún no hemos decidido, necesitamos un minuto más —respondió Caroline.
—Si me voy de esta mesa sin una orden no volveré dentro de otros veinte minutos.
La miré sin poder creerlo.
—Voy al baño —anuncie.
—Pero íbamos a ordenar...
—Ordena por mi —pedí.
Me levanté de la silla fulminado a Amber con la mirada y mientras pasaba por en frente de ella le hice señas con los ojos para que viniera conmigo.
Caroline no conocía a Amber porque no la tenía en ninguna de sus clases, en cambio, Amber sí la conocía a ella de verla en el internado.
Caminé hacia el baño y unos minutos después, Amber llegó a mi lado y la tomé por ambos brazos.
—¿Qué crees que haces? —pregunté con fastidio.
—Hey, relájate. Todo está bien.
—¿Cómo quieres que me relaje? ¿Que diablos haces aquí? —pregunté y la solté.
—¿Acaso no es obvio? —preguntó ella mirando sus uñas.
—¿Por qué estás trabajando aquí?
—Porque necesito dinero.
—¿Es broma? —pregunté incrédulo—. Eres una Tomlinson, te sobra dinero.
—Me refiero a que necesito mi propio dinero. Este restaurante es de mi tío y ya he trabajado antes.
—¿Por qué no esperas a cumplir los dieciocho y consigues un trabajo decente?
—Porque quiero dinero ahora, no en unos meses.
—Como digas. ¿No podía venir otra persona a atendernos?
—Lo siento, los demás meseros están hasta la cabeza atendiendo mesas —dijo y sonrió placentera.
Suspiré y cerré los ojos unos segundos.
—Debo volver —avisé.
Di un paso pero me frené y volteé a verla.
—Y no hagas nada malo.
—Claro que no —dijo. Por alguna razón, aquello me olía a sarcasmo.
—Amber... —le llamé en tono de advertencia.
—En serio.
Sonrió inocente.
Sin estar convencido, volví a la mesa y me disculpé por irme así. Ni siquiera me había importado estar mojado, no podía parar de pensar en que Amber haría algo más. Lo sabía, la conocía demasiado.

Un rato después, Amber trajo la comida.
—Disculpa, esto no es lo que ordené... Soy vegetariana —se quejó Caroline.
—¿Acaso te vas a morir por comer un día carne?
—No, pero simplemente no es lo que ordené.
Apoyé mi codo en la mesa y mi frente en la mano. Cerré los ojos por un momento y suspiré.
—Si no te gusta, ahí esta la puerta —dijo de manera grosera—. Pueden irse usted —continuó y la señaló—, y su hijo —terminó y me señaló a mi.
—¿Crees que así conseguirás dinero? De diez clientes, seguro los diez se van —intervine.
—No estoy hablando contigo —respondió ella.
—Es increíble como cualquier persona sin los modales básicos de una casa de familia puede llegar a ser contratada —dije indirectamente.
—Eh, ¿disculpa? Estás equivocado. Yo tuve a mis dos padres para educarme, ¿y tú? —echó en cara sacada de si misma.
La miré sin poder creerlo, totalmente desilusionado. Cuando iba a responderle, decidí mejor no decir nada. Me levanté de la mesa y tomé el plato de Caroline.
—Ya regreso —avisé y me dirigí al mostrador.
“Y no hagas nada malo” le había dicho. ¿Para qué? Para que fuera e hiciera lo que le dije que no hiciera. Encima, sus celos y su orgullo pasaron el límite a lastimarme a mi. 

Volví a la mesa y me encontré con una Caroline que nadie quería ver.
—Quiero irme —dijo al borde de su furia.
—No encontraremos otro lugar a esta hora —respondí y desvié la mirada.
Soltó un largo suspiro y se produjo un silencio.
—¿Para qué es mesera si ni sabe tratar con la gente? 
—Hey... —la llamé, volví mi mirada a ella y coloqué mi mano encima de la suya—. No dejes que una estupidez arruine nuestra salida.
Puse mi mejor cara de niño inocente y logré convencerla.
—Bien.

Amber regresó y colocó nuevamente un plato de comida en frente de Caroline.
—Aquí tiene, mi reina —dijo ella sarcástica.
Caroline le sonrió falsamente antes de que se fuera.
Una vez que estábamos comiendo, poco a poco ella se fue tranquilizando y reanudamos nuestra charla.
En un momento a otro miré a Amber y vi que estaba riéndose con otra mesera mientras miraban a Caroline que estaba a punto de tomar la bebida de su vaso.
En el momento que iba a llevarse el vaso a la boca la interrumpí.
—¡No! —exclamé captando miradas al rededor, y por supuesto, la de Caroline, y tomé el vaso—. Digo que no, no tomes aún así brindamos antes.
—De acuerdo —dijo ella confundida por mi reacción tan impulsiva.
Disimuladamente había cambiado los vasos. Ahora yo tenía el suyo y lo que sea que contuviera lo iba a ingerir yo. Genial.
Brindamos y tenía que tomar sí o sí del vaso. Con inseguridad me lo llevé a la boca y tomé apenas. Me alcanzó y me sobró para darme cuenta de que contenía aproximadamente tres kilos de sal. Tosí y me tapé la boca con la mano.
—¿Está todo bien?
—Sí, claro —dije forzosamente.
Decidí comer algo rápidamente para intentar sacarme el gusto de la boca y luego de varios intentos lo logré.
Más tarde, no tuve más remedio que llamar a Amber. Necesitaba agua.
—¿Qué? —preguntó ella.
—¿Podrías traerme agua?
—¿Eres ciego o no ves que en frente tienes un vaso servido?
—Prefiero agua —insistí.
—¿Cómo te dejan trabajar aquí con esa actitud? —preguntó Caroline.
—No te interesa —contestó seca y se fue.
Suspiré y apreté la mandíbula.
Regresó y me sirvió agua. Mientras apoyaba el vaso en la mesa, a propósito empujó con su mano el vaso de Caroline e hizo que éste se volcara encima de su ropa. Lo mismo que me había hecho a mi, lo diferente era que a Caroline le molestaría mil veces más.
—¡Eres una inútil! —exclamó molesta—. ¡Voy a hacer que te despidan! ¡Buena para nada!
Se puso de pie y se dirigió al baño hecha una furia.
Me tapé la cara con ambas manos sin saber qué más hacer y pensando en cuántas posibilidades tendría de que la tierra me tragara en ese mismo momento.
—Juro que voy a matarte, Amber Tomlinson. Deja de arruinar todo.
—No fue mi intensión, Harold.
—Te ví haciéndolo a propósito.
—Claro que no.
—Por favor, ya no hagas nada.
—¿Que no haga nada de qué? —se hizo la inocente.
—Lárgate y hazme el favor de traer la maldita cuenta —hablé entre dientes.
—¿Ya se van tan temprano? Hmm, qué lástima.
—¡Ve! —ordené.

Pagué y cuando Caroline regresó le dije que nos íbamos.
Ya en el auto, estábamos en completo silencio. Estaba cruzada de brazos, una señal que indicaba que estaba molesta, obviamente,
—Lo siento —me disculpe y apoyé mi mano en su pierna.
—Tú no tienes la culpa —me dijo más tranquila.
—Pero igual, lo siento.
—Esta bien, Harold —dijo. Me miró y sonrió.
Me había dado cuenta que Caroline no era una mala persona. Me agradaba y eso no era bueno. Tal vez cambiara de opinión y echara mi plan a la basura...

Llegamos a su casa y ambos volteamos a vernos.
—¿Quieres entrar? —preguntó.
—Es tarde, mañana es Lunes.
—Bien.
—Pero igual te acompaño hasta la puerta.
Sonrió y bajamos del auto.
Llegamos a la puerta y ambos nos miramos nuevamente. Me acerqué a ella cada vez más, tomé su cara con mi mano derecha y nuestros labios rozaron. Cerró los ojos esperando a que la besara y tal como quería así fue. El beso pasó de ser uno suave y lento, a uno salvaje y agresivo. Abrió la puerta de su casa como pudo mientras yo besaba su cuello. Su piel se erizó y rió de forma traviesa haciéndome reír a mi también. La puerta se cerró y ella se apoyó detrás de esta para retomar el beso. Comenzó a desprender mi camisa y deslizar sus cálidas manos por mi cuerpo. Me estremecí al sentir su delicado tacto.
Subimos las escaleras enredados intentando no caernos y llegamos a su cuarto. Chocamos contra la cama a causa de la oscuridad, y caímos sobre esta.
Unos minutos más tarde, la ropa dejaba de ser un estorbo para nosotros y ahora permanecía desparramada por la habitación.

Holaaaaaaaa, como están? Bueno, como dije, les traigo drama :OoOooOoOo ahxd. He notado que los leídos han aumentado desde que retomé la ffic al igual que los votos, pero para lo que son los leídos los votos y comentarios me parecen pocos :( No sean lectoras fantasma, no saben cuanto me alegra ver sus votos u opiniones sobre la historia, please<3

Confía en mi || h.s - Original - (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora