35.

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Harry Styles.


Me encontraba entre sueños y escuchaba varias voces hablar, hasta que las mismas me despertaron. Abrí los ojos y los cerré inmediatamente ya que la claridad proveniente de la ventaba me cegó. Giré la cabeza con una mueca hacia el lado contrario de la ventana y gemí.
—Despertó —dijo alguien con entusiasmo.
Abrí los ojos y no entendía nada. Me senté en la cama y observé todo: desde las sábanas que me cubrían hasta el último rincón de aquella sala. Hacía calor y lo único que olía era el típico olor a de un hospital. Amber se encontraba en otra camilla a mi derecha y a su lado Mandy, Niall y Drew.
<<¿Cómo llegué aquí?>> pensé.
De la nada un flash se cruzó por mi mente. Amber, beso, auto, accidente, araña.
—Harry, ¿cómo te sientes? —preguntó Niall.
Pero no le di importancia. Estaba mirando el mismo punto fijo desde hacía unos minutos mientras pensaba y analizaba todo.
—Harry —me llamó Drew—, ¿estás bien?
—¿Qué día es hoy? —pregunte.
—Martes —respondió Niall algo confundido.
—Lunes 24 de Julio... —analicé.
El día anterior Amber y yo habíamos ido a dar un paseo. En el mismo le dije que la amaba y la besé impulsivamente. Ella se enojó, se alejó de mi y accidentalmente un auto la atropelló. Fue entonces cuando sentí algo en mi pierna y cuando bajé mi vista vi una araña encima de mi. La aparté con mi mano y recuerdo que me empezó a faltar el aire, tenía ganas de vomitar, me sentía pésimo. Supe que en cualquier momento caería al piso.
Miré a Amber y supe que estaba allí en esa camilla por mi culpa. Me levanté de la cama con intenciones de acercarme a Amber pero me mareé y de no ser por mis amigos hubiese caído al piso.
—¿A dónde crees que vas?
Hice a Niall a un lado, me acerqué a Amber y la abracé.
—Lo siento, Amber, perdóname, lo siento mucho —me disculpé una y otra vez.
Amber me devolvió el abrazo algo dudosa y me respondió tranquilamente:
—Esta bien, Harry, estoy bien.
—No, no lo estás. Es mi culpa, perdóname —insistí y me separé—. ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
—Harry —me tomó de los hombros—, no te preocupes por mi, estoy bien. Ahora regresa a tu cama, estás débil como para estar de pie.
—Pero.. —comencé pero no pude finalizar.
—Nada, hazme caso —esbozó una sonrisa que me tranquilizó.
Le hice caso y volví a mi cama.

Los demás chicos vinieron a vernos al correr del día. Un doctor vino y me dijo que evolucioné bien pero que aún no me podía ir. Lo mismo con Amber.
No había comido mucho en todo el día ya que no tenía ganas. Lo que comí apenas fue gracias a Amber que me hacía sentir un niño pequeño cuando no quiere comer sus vegetales.
Por la noche Louis vino, ya que pasaría la noche con su hermana. Liam insistió en quedarse a cuidarme a mi, pero luego de una larga discusión logré que no lo hiciera. No quería arruinar más sus vacaciones.
Hablé con mi padre, mi madre, que me llamó cientos de veces, y con Caroline. Todos insistían en venir, incluso mi madre estaba dispuesta a tomarse el primer avión a Inglaterra, pero ni loco lo permitiría.
El sueño presente, así que no demoré en dormirme.


Alguien abrió la puerta de la habitación repentinamente haciéndome saltar de la cama.
—¡Fuego! —exclamó un hombre, al parecer un bombero, al entrar a la habitación—. ¡Rápido, salgan de aquí!
Hizo que me levantara rápidamente y me hizo caminar hasta la salida. Miré a la pasada la hora y el reloj digital situado en la mesa nocturna marcaba las cuatro y cincuenta de la madrugada.
Amber no estaba acostada, solo Louis se encontraba allí sentado en el mismo estado de confusión que yo. El hombre también hizo que se pusiera de pie y saliera de allí. Nos dio un tapabocas para el humo y nos lo colocamos.
—¡Pero mi hermana está allí, adentro del baño! —exclamó Louis intentando volver a la sala.
—De acuerdo, ya se encargará otro de nosotros de ella.
—Pero--
—Tranquilo, muchacho —dijo—. Ahora caminen.
Llegamos a la salida y nos hicieron permanecer detrás de una cinta de nailon amarilla. Nos quitamos ambos el tapabocas y luego de unos minutos me senté en un escalón que había allí y pude observar la situación a mi al rededor. Había mucha gente en pánico y médicos o personal tranquilizándolos. Habían otros doctores intentando atender a algunos pacientes que no estaban capacitados para estar desconectados a máquinas.
Louis estaba en una “crisis” nerviosa, caminaba de lado a lado ya que Amber no venía.
Los chicos llegaron ya que estaban cerca y escucharon muchas sirenas, que en el medio de la nada no es nada normal.
—¿Louis? —Lo llamó Annie al verlo tan nervioso—. ¿Qué pasa?
Louis se petrificó creo que al darse cuenta de que Annie le había hablado. La miró por unos segundos y le respondió:
—Mi hermana —hizo una pausa—. No vienen con ella.
Era hora de hacer algo. Miré al bombero que estaba de “guardia” y calculé las posibilidades que tenía de pasar por su lado sin que me viera pero eran nulas.
Tomé mi tapabocas, me puse de pie y me acerqué a la cinta.
—¿Qué haces? —Me preguntó Liam.
En un ágil movimiento pasé por debajo de la cinta y me escabullí de las manos del bombero. Comencé a correr ignorando todo lo demás a mis espaldas.
—¡Hey! —Me gritó el bombero—. ¿Qué crees que haces?
Continué con lo mío sin detenerme. Una vez dentro del hospital usé el tapabocas sin colocármelo, simplemente lo sostuve con una mano cubriendo mi boca y nariz. Obviamente el fuego se había expandido y resultaba más difícil andar allí adentro.
No estaba seguro del numero de la sala, solo recordaba que empezaba con “dos”. Subí varios pisos hasta que encontré las salas que comenzaban con doscientos. Tuve que revisar cada una de ellas hasta que escuché la voz de Amber pidiendo ayuda. Provenía de la sala doscientos seis. Abrí la puerta y vi que la puerta del baño estaba abierta también.
—¡Amber! —grité al verla.
—¡Harry! —Me imitó—. ¡Ayúdame por favor! —me pidió entre lágrimas. 
Había un palo ardiendo en llamas que había caído del techo que impedía que ella pudiese salir de allí adentro.
—Tienes que saltar, es la única manera.
—No, Harry, no —dijo enseguida—. Tengo miedo.
—¡Vamos, Amber! —dije—. ¡No queda otra! ¡Las salidas se están acabando en todo el edificio!
—¡No puedo! —continuó llorando—. ¡Tengo miedo!
Quedé allí sin saber que hacer por unos segundos hasta que se me ocurrió algo loco.
—Apártate.
—¿Qué? —preguntó confundida—. ¿Para qué?
—Solo hazlo.
Se apartó tal como lo pedí, tomé una bocanada de aire y salté atravesando el fuego para llegar a su lado.
—¿Estás loco? —Exclamó y me abrazó fuertemente como yo a ella.
Nos separamos y la tomé de la cara.
—¿Estás bien?
—Me duele la pierna, el palo me golpeó —dijo y bajó su vista hasta la pierna derecha.
—Tenemos que salir de aquí.
—¿Cómo?
—Tienes que saltar, Amber. Yo lo hice y no me pasó nada —la animé. 
—Harry —me llamó.
—¿Qué?
—¿Recuerdas que me dijiste que me amabas el otro día? 
—Sí —admití.
—Quiero decirte que si no salimos de aquí... —comenzó pero la interrumpí.
—Vamos a salir de aquí —afirme.
—Déjame terminar —pidió—. Solo quiero decirte que yo también te amo. 
Nos miramos por unos segundos e inesperadamente me tomó del rostro y me besó. Fue un beso deseado por ambos pero a la vez apasionado. Hacía tiempo que no saboreaba sus labios y moría por saborearlos mil veces, pero desgraciadamente estábamos en medio de un incendio. Nos separamos y volvió a abrazarme. No quería romper ese momento pero mis nervios aumentaban en cada segundo. Un gran estruendo se escuchó anunciando que otro palo acababa de caer en la habitación o cerca. 
—Debemos salir de aquí, por favor, salta.
—Pero...
—Confía en mi, Amber —dije y la miré a los ojos.
—Bien, pero salta tú primero.
Sin más tiempo que perder salté y atravesé exitosamente de nuevo el fuego.
—Vamos, tú puedes —la animé una vez más.
Respiró hondo dos o tres veces, cerró los ojos y saltó finalmente. 
Casi cae al piso debido a su pierna adolorida pero la sostuve justo a tiempo. Besé su mejilla con aprecio, le coloqué el tapabocas, tomé su mano y salimos de la sala.
—Espera —se detuvo.
—¿Qué pasa?
—No puedo seguir, me duele la pierna. 
Sin pensarlo la cargue en brazos y continué. 
Maldije los momentos en que debí haber comido, ya que mi estado en el momento era débil y sumándole que no había comido casi nada no me sentía nada bien. Además el humo me estaba intoxicando cada vez más. 
Cuando finalmente salimos no aguanté más. Bajé a Amber, me incliné y comencé a toser. Caí al piso y escuché a Amber gritar en el mismo instante. La vista se me nubló y ella comenzó a sacudirme llamándome por mi nombre. Varios médicos se me acercaron y los chicos también. Hasta ahí recuerdo antes de que todo se volviera negro.

Holaaaaaaaaa, disculpen la demora de nuevo dsgndsjgn. Vieron que lindo Harry? :3 Lloremos todas ah xd. En fin, no olviden votar y comentar! <3

Confía en mi || h.s - Original - (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora