—Bien, ustedes saben mi nombre pero yo no se los suyos —reclamé—. Excepto el de ella... —desvié mi mirada enfocándola en una chica castaña casi rubia, delgada y algo baja de estatura, era realmente linda—. Que sé que se llama Catherine.
—Harold, te lo advertí, o te callas o te vas —dijo Tayra exasperada.
—¿Qué? No has puesto la película aún y tú me dijiste que si hablaba durante la película me iba entonces —me excusé haciendome el inocente—. Además, ¿cómo compartiré una película con cuatro chicas hermosas sin saber sus nombres? —Hablé coqueto y me fulminó con la mirada mientras que sus amigas reían.
—De acuerdo, Chelsea, Tania, Madison, y Cath que ya la conoces —dijo mientras iba señalando a cada una de sus amigas al ritmo de los nombres—. ¿Ya?
—Mucho mejor —respondí complacido y sonreí.
En mi opinión, Chelsea era la más linda de las presentes. Era más baja que yo, tenía el pelo castaño oscuro con ondas en las puntas, tenía ojos azules ni muy grandes ni muy chicos, nariz pequeña, labios rosados algo gruesos y tenía una tez de piel bien blanca.
—Chicos, ¿por qué no encargan una pizza para cenar mientras miran la película? —sugirió mi padre viniendo desde la cocina.
—Ehm, no sé, ¿quieren? —preguntó Tayra a sus amigas.
—De acuerdo —dijo Chelsea una vez que les había preguntado a las demás—. ¿Y tú, Harry?
—Pidan si quieren, yo no comeré.
—¿Por qué no, Harry? —me preguntó mi padre.
—No quiero —respondí secamente, prestando nuevamente más atención a mi celular que a él.
—Bueno, pero después comes entonces, no vas a acostarte sin comer —insistió.
—No quiero, no tengo hambre.
—¿Siempre tienes que llevarme la contraría?
—De hecho es mi pasatiempos favorito —respondí cínico.
—Eres tan infantil, y encima luego me criticas a mí con que soy una caprichosa, una malcriada y cosas así —intervino Tayra.
—Eh, disculpame, no estoy hablando contigo —anuncié arrogante aún sin despegar la vista de mi celular.
—Claro, porque ¿ahora tengo que pedir una citación para poder decir algo en mi propia casa?
—No se me había ocurrido pero es una buena idea, sería lo mejor que podrías hacer —respondí solamente para seguir molestándola.
—¡Eres un idiota! —chilló y me tiró un almohadón por la cabeza que logré esquivar.
—Si yo empiezo a hablar sobre qué eres tú, quizás termine mañana con suerte...—Chicos, basta —intervino nuestro padre—. Y Harry, no te vas a acostar sin comer, así que cuando las chicas coman tu vas a comer ¿está claro?
—Si —respondí resignado, casi inaudible.
—¿Está claro? —repitió buscando una respuesta más firme.
—¡Si! —repetí de mala manera.
—Mejor entonces —dijo por último y se fue.
—Voy a buscar el teléfono, chicas —avisó Tayra y se fue en busca de éste.
—Y dime Harry, ¿qué pasa con tú padre? —me preguntó Catherine.
—No me llevo bien con él, lo detesto.
—¿Por qué? —preguntó ésta vez Chelsea.
—Cosas del pasado... —respondí sin querer entrar en detalles.
—¿Tayra? —intervino Tania.
—En parte, pero ya no importa —dije intentando escapar del tema, el cuál me incomodaba bastante.
—Muy bien, cambiemos de tema —dijo en mi salvación, Madison—. ¿Qué edad tienes?
—Diecinueve. ¿Y ustedes?
—Dieciséis, excepto yo que tengo un año mas —respondió Chelsea por todas.
—Genial —dije sonriendo.
—¿Vas a la universidad? —preguntó Tania.
—Debería, pero estaba yendo a un internado y ahora mi querido papá decidió enviarme a otro diferente.
—Y esa es otra de las razones por las que no te llevas bien con él —adivinó la misma chica.
—Exacto —la señalé con el dedo.
—Cuéntanos, Harry, ¿tienes novia? —preguntó Chelsea y las otras chicas me miraron atentamente esperando mi respuesta.
—Ehm... —vacilé unos instantes.
Por una extraña razón se me vino Amber a la cabeza, obviamente no era mi novia, pero me pregunto... ¿Qué diablos somos ella y yo? Amigos no somos, novios tampoco, así que... no lo sé.
—¿Y bien? —insistió Tania con interés.
—Lo siento —me disculpé por tardar—. No, no tengo —sonreí de costado al igual que ellas.
—Y ehm... Volviendo al tema anterior, ¿por qué tu padre quiere enviarte a otro internado? —preguntó Chelsea curiosa.
—Porqué es un estúpido rebelde sin causa —contestó por mí Tayra acercándose a nosotros.
—Ay sí, soy muy rebelde, soy un chico rudo —bromeé y las chicas rieron.
—¿Podrías dejar de coquetear con mis amigas?
—Oh, ¡estas celosa! Ven con tu hermanito querido y dale un abrazoAbrí los brazos esperando que Tayra viniera a mi, cosa que obviamente no pasaría.
—¡Ay, cállate! —dijo y rió.
—Espera, ¿en serio reíste? —pregunté fingiendo incredulidad—. Al fin me convencí de que eres una persona.
—Harold —me llamó en tono de advertencia—. Si sigues así, te vas a ir y no me importa si es durante la película o no —amenazó.
—De acuerdo, lo siento —me disculpé—. Ya vengo —avisé antes de retirarme.
—Yo igual, voy al baño —dijo Chelsea cinco segundos después.
Me dirigí a la cocina a tomar agua, y allí estaba de nuevo Margaret, esta vez lavando los platos, supuse que mi padre y ella ya habían cenado.
Sonó el timbre, lo que significaba que la pizza ya había llegado.
—Yo voy —dije y me dieron el dinero para pagar.
Una vez que ya tenía la pizza en mis manos, mientras que yo la pagaba, las chicas habían puesto la mesa en el living, en la mesa ratona.
Llegué allí y me senté entre medio de Catherine y Chelsea, ya que era el único espacio que quedaba libre y además era el que había ocupado desde hacía rato.
Una vez ya mirando la película, Chelsea me miró, la miré y me entrego mi celular con una sonrisa pícara. Ví la pantalla de éste y estaba su número escrito en un mensaje de texto sin destinatario obviamente. Le miré, sonreí de costado y guardé el número.
ESTÁS LEYENDO
Confía en mi || h.s - Original - (En edición)
Fanfic«Ahora la pregunta es... ¿Por qué me odias? ¿Qué he hecho?» FanFic total y originalmente propia comenzada a principios del 2012 y finalizada en setiembre del 2013. Cualquier otra publicación del mismo contenido en este sitio es una copia. Actualment...