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Amber Tomlinson.

La penumbra de la noche y el frío desgarrador eran más razones por las que no quería acampar. Una mala vibra me invadía, como el acto de presencia de la luna llena en lo alto. Aquel sábado por la noche nos encontrábamos en el Parque St. Franklin , alrededor de una fogata y rodeados de la sobrepoblación de flora y fauna.

Mi novio, Zayn, había conseguido que accediera a irnos de campamento solo porque su cumpleaños era el día siguiente y decidió festejarlo de una manera particular. Por lo tanto, la única razón por la cual me encontraba allí, con la paranoia a flor de piel debido a mi fobia a los insectos (además del mal presentimiento en general), era por él y su felicidad. A su lado me sentía protegida y eso era lo que me tenía un poco más tranquila.


—Diablos, estoy congelándome —maldijo mi mejor amiga, Cally, mientras se abrazaba a sí misma.
Niall apareció con una frazada peluda azul y roja a cuadros y se la colocó por encima de sus hombros. Ella alzó la vista y sus ojos grisáceos lucieron más brillantes que nunca con el reflejo del fuego.
—Gracias. ¿Quieres sentarte? —preguntó viéndolo, quien permanecía de pie junto a ella.

—¡Claro! —accedió Niall, sonriendo de oreja a oreja sin molestarse por ocultar su entusiasmo y se sentó a su lado.
La escena me generó ternura. Tanto que hasta casi olvidé mi estado histérico.
—Terminarán juntos —le dije a Zayn por lo bajo en cuanto aparte la vista de ellos.
—Esos dos nacieron para estar juntos —pausó y me miró directo a los ojos con dulzura—. Igual que nosotros dos.
Sonreí encantada por instinto. Encontré sus labios en un beso cargado de las chispas que sentía dentro en ese momento. Además de poseer una belleza física de otro planeta, con ese rostro que parecía estar construido en base a la proporción áurea y un físico de película, sumándole su personalidad noble y encantadora, Zayn Malik me tenía en la palma de su mano.

—¡Chicos! —Nos interrumpió mi hermano—.La cena está lista, vamos—continuó Louis y aplaudió reiteradas veces tratando de captar nuestra atención.
Zayn y yo, nos separamos apenas unos pocos centímetros, sonreímos y volteamos a verlo, quién trataba de apartarnos a nosotros dos y también a Niall y Cally. Le había tocado ser el solitario de turno.

Cuando eran aproximadamente las once y media de la noche, ya habíamos cenado todos.
—Hey —me llamó Zayn y me acarició el pelo con delicadeza—. ¿Qué tal si vamos a caminar un rato?
—¿Caminar? —Me estremecí y vacilé unos instantes.
No era fan de la idea de salir a caminar casi a media noche por aquellos caminos oscuros Mi mente se convirtió en mi enemiga cuando aparecieron visiones de:
Zayn y yo siendo atacados por una víbora.
Zayn y yo siendo atacados por una rana.
Zayn y yo siendo atacados por un ejército de arañas.
Incluso, Zayn y yo siendo atacados por un fantasma.
Entre otras aún más ridículas.
—Tienes miedo —afirmó mi novio con una sonrisa burlona a punto de escapársele.
—Cállate —espeté y golpeé su hombro.
Se rió y me abrazó mientras yo intentaba continuar con el papel de ofendida, pero se me dificultaba cada vez más.
—Vamos, nada va a pasar. Lo prometo.
—¿Lo prometes?
Asintió y no pude decirle que no a la expresión inocente en su cara.
—Bueno, pero ya, antes de que me arrepienta.
Se río, se puso de pie y me ayudo a levantar. No tardamos en avisarle a los chicos nuestro plan y partimos del campamento con nuestros dedos entrelazados.

Levanté la vista del piso y miré a mi novio. Desde mi punto de vista más bajo, debido a la diferencia de altura entre nosotros, admiré la forma en que su mandíbula se marcaba y me relajé al ver su mirada despreocupada al frente.
—Zayn —le llamé con un tono de pregunta.
—¿Si?
—¿Crees que Louis ya supero a Annie?
—No lo sé, tú sabes cómo Annie marcó su vida, se querían mucho.
—Me da rabia de solo pensar de nuevo en la situación...
—Amor, no pienses en eso, no hay nada que podamos hacer.
—¿Y si mi padre hiciera lo mismo con nosotros?
Zayn se detuvo y tomó mi cara entre sus manos.
—Amber, nadie logrará separarnos.

Cuando estaba a punto de responder, escuché ruidos provenientes de lo más profundo del parque. Ay, no. ¿Sería la víbora, la rana, el ejército de arañas o el fantasma?

—¿Qué fue eso? —Pregunté aferrándome al torso de Zayn.
—Deben de sean los chicos bromeando, ya los conoces —respondió con serenidad.
—¿Tú crees?
Miré hacia todos lados sin despegarme de él y un escalofrío intenso recorrió mi cuerpo cálido. Zayn sonrió ante mi accionar.
—Ya verás que sí, vayamos a ver.
Avanzó unos pasos, pero no lo seguí, me quedé parada en el lugar y se frenó a verme. Ni loca me iba a sumergir en aquella oscuridad. De tan solo pensarlo, me picaba el cuerpo de pies a cabeza.
—Yo... yo te esperaré aquí.
—Amber, relájate, estoy seguro de que se están riéndose de ti ahora mismo —habló mientras sonreía.
—Juro que, si son ellos, los mataré —hablé entre dientes—. Igual, insisto en que me quedaré aquí.
—¿Segura? —Consultó y se acercó a mi mientras yo asentía—. Ya regreso —me dio beso corto y me dejó allí.

Mientras lo veía alejarse, quise correr a alcanzarlo y rogarle que volviera. El mal presentimiento me carcomía la mente. Iba más allá de un animal salvaje o un fantasma atacándonos. Pero estuve tan ocupada tratando de engañarme a mí misma de que estaba siendo absurda que, cuando volví a mirar en la dirección en la que se había, ya no lo distinguía. Solo quedamos la luna y yo en ese entonces.

Confía en mi || h.s - Original - (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora