—¿Qué estas haciendo? —La mujer se encontraba curiosa por las acciones de su hijo.
Jimin estaba en la pequeña cocina de la casa, preparando Mochis. Aunque no sabía si las cosas estaban saliendo bien. Hace mucho que no los preparaba y parecía que había perdido la práctica.
—Nada.
La mujer suspiró.
—¿Cómo que nada?, mira nada más todo el desorden que tienes aquí. Estás todo embarrado de quien sabe que cosas y la harina hace que te veas más blanco, incluso cuando te vi pensé que entes malignos habían invadido mi cocina.
Jimin siguió sin prestar a los que decía su madre, estaba más preocupado por el aceite que había derramado.
—¿Seguro que eres estudiante de gastronomía? —se burlo la omega—. Esas son las consecuencias de enamorarse.
—No estoy enamorado. —Por primera vez había prestado atención a su madre— Solo me gusta mucho. Tal vez en un futuro pueda decir que lo amo.
JiHee carcajeo ruidosamente como si su hijo le hubiese contado un chiste.
—¿Es por eso que anoche te escuche gemir el nombre de ese chico en medio de tus interesantes sueños? —
Alzó una ceja.Ella ya estaba vieja y sabía exactamente lo que se sentía estar enamorado, y todas las cosas que haces solo por esa persona. La melancolía invadió el corazón de la omega.Como quisiera que las cosas hubiesen sido diferentes.
—No imagines cosas raras, mamá. —Gruñó, con su cara enrojecida.
—Tú eres raro.
—Soy tu hijo. —le recriminó.
—Es por eso que lo digo.
—¿Puedes dejar de distraerme? —pidió el alfa ya cansado. Nada estaba saliendo bien.
—Está bien, pero no lo hago por qué tu me lo órdenes, lo hago porque ya casi es la hora de ver mi drama favorito.
La omega le dio una última mirada a su hijo, y al ver que este volvía a ignorarla, optó por irse del lugar. Al parecer hoy era el día de interrumpir a Jimin, ya que el teléfono de la casa comenzó a sonar insistentemente.
“¡Jimin, contesta el teléfono!”
se escuchó desde el segundo piso. El mencionado bufo molesto y aventó la mezcla que tenía en sus manos, haciendo que esta fuera a parar al suelo. De todas formas no servía. El alfa recorrió la pequeña distancia entre la isla y la mesa en la cual se encontraba el teléfono plateado. Limpio sus manos en el mandil enrollado en su pequeña cintura y atendió.
—Aló? —habló intentando que su voz no sonara pesada.
~¿Jimin?
Se escucho una voz femenina y con preocupación al otro lado.
—¿Tía? —No era común que esa señora se comunicara con ellos.
~Sí, quería pedirte que le digas al vago de Nam que vuelva a casa ahora mismo. No ha venido desde hace dos días y ya le he dicho que no debe de quedarse a dormir en casa ajena.
Jimin fruncio el ceño. Namjoon tenía casi un años desde la última vez que se quedó a dormir en su casa.
—Namjoon no está aquí.
~¡Yah! Deja de encubrirlo, se lleva quedando en tu casa frecuentemente desde hace dos meses. Ese hombre cada vez está haciéndose más libertino.
La preocupación comenzó a hacer acto de presencia en el interior de Jimin, ¿Namjoon le estaba mintiendo a su madre?, ¿Por qué?.
—Nam- Namjoon no se ha quedado en mi casa—le dolía no poder mentirle a su tía y decirle que su primo estaba ahí con él, pero podría pasarle algo malo al alfa y el no quería tener remordimiento después— ¿Solo ayer no llegó?
~¿Estás bromeando? Esto no es gracioso. Necesito que me preste dinero. Y respondiendo lo segundo, hace dos días que no viene.
Jimin sentía que su corazón estaba a punto de salir por su boca.
—¿Solo para eso quiere a su hijo? —Soltó una risa sarcástica— ¿Se da cuenta que él podría estar en peligro?
~No me hagas reír, ¿por qué podría estar en peligro? Él es un buen muchacho.
—Sí, pero eso no le importa a los que les gusta hacer el mal.
~No me vengas con cuentos, ¿sabes qué? Si se aparece por allí, le dices que venga rápidamente a casa.
Jimin le iba a decir que se jodiera, pero el pitido que anunciaba el fin de la llamada le interrumpió. Jimin aventó el teléfono hacia algún lugar. Cuando encontrara a Namjoon le daría un buen sermón y un buen abrazo. No podía creer que su primo lo metiera en esta preocupación.
—¡Mamááá! —Gritó, tal vez estaba siendo demasiado exagerado, pero Namjoon no confiaba mucho en las personas, por eso casi no tenía amigos e incluso él se sorprendió cuando su primo hizo amistad rápidamente con los amigos de su omega.
JiHee apareció unos segundos después.
—¿Por qué estás gritando? ¿Acaso estás perdido o que?
—Namjoon no ha llegado a dormir a casa, mamá. —La voz de Jimin se quebró— ¿Y si le pasó algo?
—Ya bebé, no digas eso. —Abrió los brazos para recibir delicadamente a su hijo— Seguramente se quedó en casa de algún amigo. Ya sabes que Namjoon es un obsesionado por los juegos, tal vez alguien lo invitó a jugar.
Jimin negó varias veces.
—Dos días... dos días en los que no ha llegado a su casa. JiHee está vez si comenzó a preocuparse.
—Además, su madre dice que desde hace meses que falta a casa. —Siguió.
—Vamos a llamar a todos sus amigos, ¿está bien? —Intentó tranquilizar al alfa—.¿Quieres que llame a Jungkook?
El alfa negó.
—No, no quiero preocuparle y tampoco quiero que me vea así. Tal vez solo estoy actuando exagerado, pero es que... Yo lo trate mal, mamá.
JiHee comenzó a acariciar suavemente la espalda de su hijo. No recordaba a ver visto a Jimin así antes. Jimin cada vez buscaba más el calor de su madre.
Sabía que estaba exagerando mucho las cosas, pero realmente se sentía muy culpable, porque tal vez si el le hubiera dicho a Namjoon que lo quería, tal vez habría ido a dormir a su casa y ahora mismo estuviera sintiéndose avergonzando por haberle dicho esas palabras a él. Esperaba que su primo ahora mismo estuviese riéndose en casa de su único amigo.
Tenía la esperanza de que Namjoon estuviesecon Jackson. Sí, así debía de ser, después deir a casa de Jackson se reiría cuando encontrase a Namjoon allí y se burlaría de sí mismo por preocuparse por una estupidez.
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Un Alfa de Mentira «JIKOOK»
Romance➳Después de que su último acosador, lo intentará besar a la fuerza, Jeon Jungkook decide que debe de poner un alto a todos sus malditos acosadores, y por ello, está dispuesto a acercarse al alfa más temido, rudo y dominante que sus ojos han visto: P...