『ƒιηαℓ』Pt.¹

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TRES AÑO DESPUÉS.

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—¡Sal de ahí, demonio con patas! —
gritaba el de cabellos negros mientras intentaba sacar al niño de la refrigeradora.

—Ño puedo —chilló con los ojos aguadados.

—Eso te pasa por andar de revoltoso —suspiró cansado—. Eres igual que tu padre.

Jimin hizo otro intento por sacar al chiquillo de ese aparato, pero no sabía cómo ese pequeño demonio se había podido quedar trabado. Sus tres intentos fallaron, lo único que logró es que el mocoso comenzará a llorar.

—Shh, no llores —comenzó a desesperarse—.
Jungkook me hará sufrir si te encuentra llorando.

El alfa intentó taparle la boca al niño mientrascon la otra jalaba la pierna de este para que pudiese salir.

—¿Como diablos te puedes quedar atorado en un refrigerador? —gruñó molesto— No tiene lógica.

Jimin estaba a punto de rendirse e irse en busca de ayuda, todo eso sin que Jungkook se enterase, más todo se fue a la mierda cuando escucho un carraspeo proveniente de la puerta de la cocina. Jimin volteó asustado hacia el lugar del que venía el sonido, su cuerpo se heló.

Jungkook estaba arrecostado en el marco de la puerta, con su ceño fruncido y una ceja alzada. Si Jimin no hubiese estado en una situación algo complicada, hubiese corrido y besado a su angelical omega.

—Bebé, llegaste —dijo con una risita nerviosa.

—Sí, ya llegué —contestó seriamente—. Ahora, ¿Puedes explicarme que está sucediendo?

El alfa se rascó la nuca con nerviosismo mientras trataba de ocultar al pequeño con su cuerpo. Por otro lado, el niño se quedó mudó al escuchar a su tío, justo ahora sentía pavor porque sabía que lo iban a regañar y posiblemente a castigar.

—Seok está atrapado en el refrigerador —tragó grueso cuando vio la mirada que Jungkook le dedicaba.

El omega camino lentamente hacia el alfa mientras esté último se ponía más pálido de lo normal, pero contrario a todo lo que Jimin pensaba, el ahora Pelirrojo solo soltó un pequeño suspiro y se dirigió hasta el pequeño Seok. Jungkook muy fácilmente logró sacarlo de donde estaba.

—Cariño, ve donde tu padre, está en la sala —le dijo acariciándole la mejilla dulcemente.

Jungkook espero unos segundos hasta que el pequeño desapareció de su vista.

—Y tú, como castigo te comerás el muslo del pollo —le amenazó con una mirada retadora.

Era Navidad, y siempre para esas fechas, Jungkook, Yoongi y Seokjin siempre preparaban un rico pollo ya que Namjoon era alérgico al pavo. Y Jimin odiaba cualquier parte del pollo menos la pechuga. Eso sí era delicioso.

—Prefiero comerme los tuyos —susurro roncamente acercándose al menor posando sus dos manos en la cintura de este mientras lo pegaba a su cuerpo.

Jimin comenzó a rozar su nariz sobre la piel del pelirrojo, comenzando a bajar lentamente hasta el cuello del menor donde una gran y reluciente marca se encontraba posada allí. El alfa comenzó a oler profundamente el delicioso y dulce aroma del omega, porque sí, desde que marcó a Jungkook hace un año, extrañamente sus olores se habían intercambiado.

Ahora el que olía a chocolatesy fresas era Jungkook, y a Jimin le fascinaba. El alfa dejó libre la cintura de Jungkook para luego bajar sus manos hasta llegar al trasero del chico, y sonrió enormemente cuando escuchó un suspiro combinado con un dulce gemido de la boca del menor. Oh, como le encantaba escuchar los agudos gemidos de su omega.

—No, ni creas que con esto vas a arreglar las cosas
mintió descaradamente, porque Jungkook sabía que Jimin siempre se salía con la suya—, pero tampoco me voy a negar a la idea de que me hagas el amor.

—Desde hace mucho que no renovamos la marca
habló sobre el oído del pelirrojo. Jungkook sonrió suavemente.

—La renovamos hace dos días.

—¿Dos días? Eso es mucho para mí.

Sin dejar que el otro respondiera, Jimin atrapó salvajemente la boca de Jungkook en un beso apasionado y lleno de necesidad. El omega subió lentamente sus dos brazos hasta posarlos alrededor de los hombros del mayor, para así unir sus cuerpos aún más. Jimin comenzó a amasar el trasero del pelirrojo mientras continuaba en una batalla con la boca de Jungkook.

El sonido de sus labios chocando fue tan gratificante, que Jimin quizo grabarselos en su mente y poder reproducirlos como una canción repetitiva. Sus lenguas comenzaron a querés abrirse paso en sus bocas y así comenzar una batalla nueva, la cual no tardo mucho en hacer acto de presencia. Jungkook estaba perdido en los labios de su alfa, siempre era lo mismo, Jimin hacia alguna travesura y cuando Jungkook lo descubría, terminaban en su cama haciendo el amor.

Aunque el omega no se quejaba, puesto que Jimin era todo un Dios en la cama; era rudo y sexy, pero a la misma vez le dedicaba palabras dulcemente sucias, y eso al omega le encantaba. Las cosas comenzaron a ponerse cada vez más intensas y calientes, pero bien dicen que la felicidad no dura para siempre. Alguien tenía que arruinar la suya y Jungkook en ese momento quiso matar al intruso.

—Tengan un poco más de respeto, aún estamos aquí
dijo con una mueca de asco el ahora peli gris. Jimin automáticamente se separó de Jungkook.

—Min Yoongi, estábamos en un asunto muy importante —Gruñó el omega. El peli gris rió divertido.

—Oh si, muy importante —se burló—. Pero... ¿Pueden ir a atender sus asuntos importantes a otro lugar en el que no este yo ni mi hijo?

Fue hasta entonces en el que Jungkook se dio cuenta que el pequeño Seok estaba pegado como garrapata en la pierna de su padre mientras en su rostro había una mueca de asco. El omega se sonrojo inmediatamente.

—Los podemos resolver después — Carraspeó arreglándose la camisa.

—Hey, hey, hey —interrumpió Namjoon en lacocina acompañado por Taehyung y Seokjin—.Miren lo que conseguí —dijo con una gran sonrisa mientras enseñaba un objeto más parecido a una pequeña caja—. Es el nuevo juego de Mario Bros.

Jimin miró con una ceja alzada a su primo.

—¿Y por qué traes un moretón en tu mejilla?

Taehyung rió quedito, pero calló cuando recibió un golpe en su costilla izquierda por parte de Seokjin. El ahora pelirubio traía una cara de los mil demonios, como si no hubiese comido en días.

—Oh, un regalo por parte de Jin —Murmuró avergonzado. Seokjin estaba que explotaba.

—Namjoon, repite conmigo —ordenó de manera amenazante—. Seokjin hyung, SEOK-JIN HY-UNG —dijo mientras lo remarcaba de manera exagerada con sus labios.

—Te harás viejo muy rápido, Jin —respondió burlesco el alfa, para luego voltear a ver a Jimin, dejando a Seokjin con unas inmensas ganas de cometer homicidio—. Era el único que quedaba y Seokjin también lo quería. El chico de la tienda no dejaba de ver a Seokjin, así que se me ocurrió que el primero que logrará conquistar al chico, se llevaría el juego.

—¿Y por qué ganaste tú? —preguntó esta vez Taehyung— Dices que el chico veía a Seokjin.

—Exacto, y Taehyung estaba que se moría de celos cuando se dio cuenta e incluso comenzó a gruñir como loco —carcajeó cuando los recuerdos llegaron a su mente—. Seokjin no pudo ni acercarse al chico.


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Un Alfa de Mentira «JIKOOK»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora